domingo, 28 de noviembre de 2010

Silencio español. Pertinaz

La Ministra Trinidad Jiménez, en un cambio de postura camaleónico, pedía, a derecha e izquierda, tiempo por poder analizar los hechos que habían ocurrido en el Sáhara ocupado por Marruecos. El Gobierno, decía, no podía actuar sin tener informaciones fiables.

Ya ha pasado casi un mes, y ¿todavía no tienen información? Su respuesta continúa siendo la misma: el silencio frente al genocidio que todo el mundo ve.
El Gobierno español calla ante de las torturas, las violaciones de los derechos humanos, los secuestros, la brutalidad policial... O calla y, además, colabora. Por ejemplo en la censura informativa –“facilitando” la entrada de, sólo, dos periodistas españoles al Sáhara controlado por Marruecos.

Aunque, además, hay ciudadanos españoles entre las víctimas de la represión... continúa callado, dando por buenas las mentiras marroquíes.
Organismos dignos de crédito para el ejecutivo de ZP, como HRW, han denunciado las atrocidades cometidos por el Marruecos al campamento de Gdeym Izik y en El Aaiún. El mismo Parlamento europeo (¿digno de crédito?) ha mostrado su preocupación por los hechos, igual como el Consejo de Seguridad (¿digno de crédito?) de la ONU.

Por otro lado, las mentiras orquestadas por el Marruecos caen por su propio peso; la actitud del censor marroquí denota que hay cosas a esconder. No hace falta ser un espía por saberlo. Por cierto, ¿y los espías españoles? ¿Qué dicen? ¿Qué hace el gobierno español con sus informes? Si estos dieran crédito a la tesis marroquí, seguro que ya los tendríamos en todas las primeras portadas de los diarios, sin embargo, no...

La postura de la Fiscalía española, (¿digna de crédito?) considera que hay delitos de lesa humanidad y no se acaba de fiar de las investigaciones marroquíes.

Por cierto, en un país, Marruecos, donde no existe la separación de poderes, confiar en la independencia de la justicia, confiar en que ésta investigará los crímenes de que se acusa el ejército y la policía marroquí es poco menos que una quimera.

Y, para acabar, ¿qué hace la MINURSO? ¿Emitir un informe sobre los hechos que ocurrieron mientras estaba encerrada en su cuartel? ¿Por qué no denuncia al ejército marroquí por haber actuado en la represión del campamento?
La situación en el Sáhara es de alto el fuego. En estás condiciones, los ejércitos no pueden realizar maniobras. Se trató, pues, de una violación (más) del alto el fuego. Pero después será muy fácil endosar a los saharauis la ruptura de laso hostilidades. ¡El gobierno español, sin fuentes fiables, callará!


Salvador Pallarès-Garí; Presidente de ACAPS la Safor

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