El sorprendente anuncio de Mohamed VI de que va a reformar la Constitución de su país no es más que una cortina de humo para apagar el fuego que se está iniciando en Marruecos. Hasta hace dos días, Zapatero, Trinidad Jiménez y muchos tertulianos nos han vendido que Marruecos no es igual a sus vecinos, ya que ha iniciado hace tiempo las reformas.
Ahora el mismo Mohamed VI reconoce en su discurso que a partir de ahora, el poder emanará del pueblo y que habrá unas elecciones libres. ¿Qué quiere decir esto? Que lo que había hasta el momento era una farsa y sintética democracia, montada por su padre, Hassan II, con partidos al servicio del Majzen comandados por el círculo familiar y de amistades de la familia real. Debe saber Mohamed VI que la democracia, el progreso y el bienestar no los traen los discursos vacíos. Los pilares básicos de la democracia son la cultura y el bienestar y justamente es en estas áreas en las que hay problemas en el reino semifeudal marroquí, en el que el analfabetismo supera el 40% y la pobreza alcanza el 35%.
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