SEMANA.COM 30 Marzo 2011
La autodeterminación saharaui tiene su capítulo en Colombia. El representante Germán Navas la defiende, mientras que el embajador de Marruecos, Noureddine Khalifa, busca torpedear cualquier "estratagema" en ese sentido.
La Cancillería colombiana atendió esta semana un derecho de petición del representante Germán Navas Talero, del Polo Democrático, en el que el congresista pidió al embajador de Marruecos, Noureddine Khalifa, que no interfiera más en sus funciones ni opiniones políticas.
En la respuesta al derecho de petición, la Cancillería se comprometió a recordarle al embajador que “todas las comunicaciones” que funcionarios diplomáticos acreditados en Colombia pretendan hacer llegar a las autoridades, “deberán ser tramitadas a través del Ministerio de Relaciones Exteriores”, según lo establecen las normas internacionales.
Navas Talero se ha quejado en reiteradas ocasiones de que el embajador marroquí le ha impedido ejercer sus derechos como legislador y ciudadano.
El origen de la pelea
La historia comenzó a finales de febrero cuando el representante Navas viajó a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) para la celebración de los 35 años de independencia en la ciudad de Tifariti. Navas fue invitado junto a otros legisladores, diplomáticos y líderes políticos de diferentes partes del mundo.
En el encuentro, Navas fue escogido para ser el vocero oficial de algunos asistentes para leer unas palabras en pro de la autodeterminación y reconocimiento de la RASD.
Ese país, que también se llama Sahara Occidental, es reconocido por más de 80 estados. No obstante, ese reconocimiento le ha costado una intensa lucha diplomática y política que aún no termina.
En 1976, España abandonó el territorio en lo que se suponía era el fin de la última colonia en África. Entonces, el Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). La salida de los españoles fue impulsada por Marruecos y reconocida por sus autoridades.
No obstante, buena parte del territorio quedó a merced de Marruecos (que es un reino) y Mauritania. En 1979 Mauritania entregó el territorio y reconoció al Frente Polisario que gobierna una franja conocida como “territorios liberados”. Marruecos entró a administrar de facto el territorio “ocupado”.
Desde entonces, ante instancias internacionales, el Polisario ha buscado el reconocimiento de la autonomía y determinación de los saharauis. Marruecos, por su parte, ha intentado torpedear cualquier reconocimiento. De hecho ha logrado que países que han aceptado el Estado de la RASD se retrotraigan en su decisión.
Las dos regiones están separadas por un muro de 2.000 kilómetros , construido por Marruecos. Según versiones de prensa, a lo largo del muro hay minas antipersona. Actualmente, un grupo de saharauis está refugiado en Tinduf provincia de Argelia. Y otro grupo quedó en la zona ocupada por Marruecos. La zona es rica en fósforo y pescado, lo cual explica los intereses en esa parte del Magreb.
Desde hace décadas han sido constantes las acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos y restricciones a la libertad de prensa en las zonas ocupadas. En la ONU las posiciones al respecto han estado divididas, razón por la cual, a pesar del reconocimiento de muchas naciones de los independentistas, aún no se ha resuelto su situación jurídica internacional definitivamente.
En 1991, tras un acuerdo de cese al fuego en el que se instaló una comisión de la ONU en la zona, el organismo aprobó la celebración de un referéndum para la autodeterminación. A pesar de los acercamientos y pactos, el referendo aún no se ha celebrado. Según las organizaciones Amnistía Internacional y Human Rigths Watch esto se debe a la presión del gobierno de Marruecos.
Por esta razón, en 2001 Colombia decidió suspender el reconocimiento a la RASD a la espera de las negociaciones de las partes y la celebración del referendo.
La pelea local
El 5 de marzo, mientras Navas estaba por fuera del país, el embajador Khalifa le envió una carta al presidente de la Cámara de Representantes, Carlos Alberto Zuluaga, en la que le pedía “estar atento a cualquier iniciativa que podría presentar el representante Germán Navas Talero contra el Reino de Marruecos”. El embajador calificó de “hostil” la posición de Navas frente a Marruecos por estar a favor de los separatistas de “la pseudo rasd (sic), durante las celebraciones de aniversario de creación de este grupo”.
“Este tipo de estratagemas perjudican inmensamente las excelentes relaciones de amistad y cooperación que existen entre nuestros pueblos”, agrega la comunicación.
Navas, además de sorprendido, se declaró indignado por lo que consideró un intento de silenciar su posición política. El representante reconoció que las relaciones internacionales son de exclusiva competencia del Gobierno. No obstante, argumentó que las actuaciones de los legisladores son autónomas en las democracias. Además, en una comunicación le respondió al embajador marroquí que varias declaraciones de funcionarios de su país en el pasado respaldaron la independencia de los saharauis de las cuales le anexó una copia.
Preocupado por la situación de derechos humanos en la RASD, Navas Talero decidió hacer un foro académico en el salón Luis Guillermo Vélez del Congreso. Los legisladores regularmente hacen foros de temas de coyuntura nacional o internacional en las instalaciones. El presidente del Senado, Armando Benedetti, autorizó la celebración del foro para el 23 de marzo.
No obstante, el embajador marroquí llamó al presidente del Senado para evitar que se celebrara el foro, por ser “inconveniente para las relaciones” entre los dos países, y en consecuencia Benedetti no prestó el salón. Los legisladores y académicos invitados tuvieron que pedir permiso en el Salón de la Comisión Primera de la Cámara y allí celebraron el foro.
Ese mismo día, la plenaria de la Cámara aprobó una proposición de rechazo a la “intromisión del embajador de Marruecos”, por considerar que es un irrespeto a la “autonomía del Congreso”. Pero el embajador Khalifa llamó al presidente de la Comisión, el representante Berner Zambrano, para protestar por haber prestado el salón.
Por esta razón, Navas decidió enviar un derecho de petición en el que le preguntó a la Cancillería si eso no es “una intromisión”.
En respuesta la viceministra de asuntos multilaterales, Patti Londoño Jaramillo, encargada de las funciones de la Cancillería, explicó los parámetros que deben seguir los funcionarios de las misiones extranjeras al referirse a asuntos oficiales. Dice en su comunicación que éstos deben ser tratados directamente, según las normas internacionales, con el Ministerio de Relaciones Exteriores. No con el Legislativo.
Lo más probable es que el rifirrafe termine ahí. A excepción de que el embajador marroquí agregue un nuevo capítulo a la polémica, que, de todas maneras, ya tocó de alguna forma las tradicionales buenas relaciones entre los dos países.
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