viernes, 13 de mayo de 2011

V Jornadas Universidades. Mesa “Información y Sahara Occidental”




*Fuente: Poemario por un Sahara Libre

La mesa comenzó resaltando la vital importancia que la prensa en la actualidad en los conflictos internacionales, como es el caso en la actualidad de las revueltas del mundo árabe, o lo ocurrido en El Aaiun el pasado noviembre, sin olvidar que en los considerados países democráticos también hay represión contra la prensa.

Nicolás Castellano, periodista de la SER.
Fue en noviembre pasado uno de los periodistas expulsados de El Aaiun que llegaron a entrar con Angels Barceló. En aquel momento no se sabía qué estaba pasando, por lo que en palabras de Castellano, la obligación de los periodistas españoles era estar allí. Llegaron por Dajla y desde allí fueron a El Aaiun. Se encontraron una ciudad tomada por los policías, en un enorme despliegue militar. La gente no quería hablar por terror a acabar detenidos o torturados. También se pusieron en contacto con algunos de los españoles escondidos aquellos días pero no se atrevían tampoco a salir. Sólo estuvieron en la ciudad 48 horas.
Cuando les encontraron empezó un interrogatorio muy largo toda la noche y hasta el día siguiente. A las 2 de la tarde fueron expulsados. Entendían que era fundamental como medio de comunicación español acudir allí para intentar ofrecer la noticia. Nicolás Castellanos afirmó, como autocrítica, que el Sahara está olvidado de los medios de comunicación españoles de una manera increíble. Hasta el momento de la huelga de hambre de Aminetu Haidar parecía que el Sahara no existía. Cuando ocurrió el desmantelamiento de Gdeim Izik, aún en los primeros momentos muchos periodistas no acababan de ubicar el campamento.
El periodista de la SER se lamentó de que los corresponsales en Marruecos tienen muchos problemas para bajar al Sahara Occidental y los enviados especiales tampoco lo tienen nada fácil. Hizo además mención del acuerdo del gobierno español con el gobierno marroquí para autorizar el viaje, controlado por Marruecos, de dos medios españoles, El Mundo y El País, aceptando lo que no era más que una censura del gobierno marroquí. Como última reflexión, Castellano indicó que no debemos ocuparnos del Sahara sólo cuando hay acontecimientos violentos.

Trinidad Deiros, periodista de Público.
El diario Público también intentó entrar en el campamento, pero no lograron poder acceder. Según la periodista, el brutal desmantelamiento es paradigmático de la opacidad de Marruecos en relación al tema del Sahara. El gobierno marroquí acusó a la prensa española de mentir y de falta de objetividad, pero luego expulsó a periodistas españoles y sólo dejó entrar a dos medios con censura. Pero lo cierto es que los tiempos han cambiado. Marruecos ya no puede ejercer la férrea censura de los años anteriores. Los activistas de derechos humanos sacan con efectividad la información de los territorios ocupados para que el mundo la conozca.
En palabras de Deiros, lo ocurrido con el campamento refleja la necesidad de que la ONU se implique activamente en el conflicto. Sin embargo una vez más, tras la última resolución, la MINURSO sigue sin competencias sobre los derechos humanos en el Sahara Occidental. Se ha vuelto a dejar de lado esta posibilidad, al usar Francia su derecho a veto. El libre acceso de la prensa y el abandono de la opacidad por parte de Marruecos será un termómetro de la voluntad de Marruecos de llegar de verdad a una solución. El problema de los saharauis es el que atañe a muchas otras víctimas de conflictos, que son siempre las olvidadas por los medios. Las víctimas quedan normalmente silenciadas y excluidas. Además de que, en opinión de Deiros, en general en España la información internacional no interesa demasiado.

Mohamed Salem Labeid, director de la televisión saharaui.
Comenzó su intervención afirmando que lo primero que se intenta en situaciones de represión es silenciar los medios de comunicación. El propio territorio del Sahara está sometido a un bloqueo informativo total, la única información que sale del territorio es la versión de los medios de comunicación marroquíes. El inicio de las revueltas árabes fue Gdeim Izik, pero eso se ha silenciado. Marruecos se apoya para sus propósitos en los medios creados por ellos, como la Televisión de El Aaiun, muy bien financiada y equipada para crear opinión, siendo apoyada por otros países europeos, como Francia o España, y financiada incluso por TV3 catalana. Los flujos de información siempre son bloqueados por los que ejercen el poder.
La guerra se libra en gran medida en los medios de comunicación, quien no tiene los medios, pierde la batalla. De ahí la importancia que ha dado la RASD a la libertad de prensa. Nunca se ha impedido a la prensa los viajes a los campamentos sin restricciones. Aún así la causa saharaui no está apenas en los medios. El pueblo saharaui debe redactar su mensaje y divulgarlo. Para ello la RASD se ocupó de crear medios de comunicación, aunque para un estado sin recursos es muy difícil. La agencia de prensa saharaui, SPS, la Radio Nacional y RASD TV son fruto de la ayuda internacional, de aquellos que creen que la información también debe formar parte de la ayuda humanitaria. En los primeros años se crearon medios como el periódico Sahara Libre con distribución en los campamentos, o la radio nacional saharaui abrió una brecha fuera de los campamentos, la tradición oral para los saharauis se refleja en la importancia que durante muchos años tuvo la radio.
Sin embargo no se llegaba mucho más allá que a una pequeña porción de lectores y oyentes. Con la llegad de Internet se creó SPS, la agencia de prensa saharaui. Posteriormente se ha llegado a la creación de la televisión. Ha sido muy difícil de conseguir, porque no es fácil de entender que en unos campamentos de refugiados tengan una televisión. Se buscó la ayuda más allá de los circuitos habituales de la ayuda humanitaria. El primer choque vino por Hispasat, que tras dos meses les bajaron la señal. Ese satélite les daba cobertura para el norte de África, Europa y Mauritania. Los satélites árabes están cerrados para los saharauis. Ahora están trabajando con un satélite norteamericano, pero la orientación de la antena, contraria a la del resto de canales por satélite, es un riesgo para las familias de los territorios ocupados que quieran sintonizar la televisión saharaui. Labeid recordó que actualmente se emite cuatro horas y también se puede acceder por Internet.
El director de RASD TV quiso dejar dos reflexiones abiertas, emitir todos los días no es fácil, tiene un enorme coste, y hay escasa financiación, y se trabaja con voluntarios. Marruecos ha enviado cartas de protesta por la existencia de la televisión saharaui y tratando de impedir sus emisiones.

Iván López, periodista de Antena 3 Canarias.
La cadena de televisión Antena 3 también intentó acceder al territorio cuando el desalojo del campamento. Mandaron dos equipos, uno en avión para despistar, que fue expulsado, y otro por coche desde Dajla. Querían llegar al campamento, lo que fue imposible. Tuvieron que pasar numerosos controles de policía para llegar a la ciudad. López explicó la forma en que accedieron y prepararon la estrategia para poder grabar imágenes sin ser descubiertos, ya que supondría su expulsión. Su labor fue en todo momento, en palabras de Iván López, reflejar lo que estaba pasando en la ciudad, lograron grabar algunas imágenes de la ciudad. Posteriormente contactaron con alguno de los saharauis, a escondidas y sacar algún testimonio. Este testigo les corroboró que había visto morir a varias personas a manos de los marroquíes.
A los periodistas de Antena 3 les hackearon las cuentas de correo y el facebook, y por la noche la policía marroquí se presentó en el hotel, les tuvieron retenidos, con la fortuna de que su cadena puso rápido sobre aviso al gobierno y les recogió el depositario de la Casa de España, con lo que se evitaron el maltrato de las autoridades marroquíes.
Según el periodista fue muy complejo hacer su trabajo los días que estuvieron allí, los saharauis no querían hablar por miedo a lo que pudiera ocurrirles y no podían contactar con las autoridades marroquíes. El equipo pudo hacer varias crónicas desde allí, y comprobaron el clima de represión que se vivió en aquellos momentos.

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