El director valenciano Pedro
Pérez Rosado estrena este viernes 'Wilaya', una película que llega a las salas
españolas para abrir una puerta a las "pequeñas realidades cotidianas"
que se viven en los campos de refugiados saharauis y acercarse, desde el punto
de vista de la mujer, al lado "mas humano" de un pueblo "encerrado"
en unos campamentos que ya han visto nacer a su tercera generación "sin
que exista la palabra reconciliación", teniendo que sobrevivir de la ayuda
solidaria.
Así lo ha manifestado este
jueves el cineasta durante la presentación en Valencia del film que llega
mañana a los cines españoles, tras su exitoso paso por la Berlinale, la Sección
Oficial del Festival de Málaga y el Festival de Abu Dhabi.
La cinta narra una sencilla
historia sobre dos hermanas que se reencuentran en los campamentos saharauis. Cuenta
cómo es la vida en ellos a través de Fatimetu, una española de origen saharaui
que se ve obligada a regresar a los campamentos tras la muerte de su madre. Allí
encontrará el amor de Said pero por encima de todo se encontrará con su hermana
Hayat, un ejemplo de superación que demuestra que si se quiere se puede salir
adelante incluso en circunstancias adversas.
Pérez Rosado, que ya se había
adentrado en el desierto del Sáhara occidental con una serie de documentales, da
ahora un paso más en esta película, --producida José María Morales con la colaboración
del IVAC y del Ministerio de Cultura-- para adentrarse en su cultura y en el
lado "más humano" de los campos de refugiados, sin dejar de contar
una historia "universal", trasladable a cualquier lugar del mundo, ha
dicho.
En ella, la "crisis"
de identidad de Fatimetu, confundida en el cruce de dos culturas, una historia
de amor y el día a día de un pueblo que sufre una "guerra constante",
ha apuntado el director.
"ESPERANZA, INQUIETUD Y
ANGUSTIA"
Durante el rodaje, marcado por
los acontecimientos de la conocida como la 'primavera árabe', Pérez Rosado ha
comentado que vivieron esos momentos con "esperanza" aunque también
con la "tristeza" de sus inicios y la muerte de un español saharaui.
En esta línea, Aziza Brahim, actriz
debutante con este film y también compositora de su galardonada banda sonora, ha
comentado que los saharauis tienen "esperanza y a la vez inquietud" viendo
que los años van pasando, que muchos de ellos se están formando en otros países
y que al volver a los campamentos "no sirve de nada todo lo que han
estudiado". Regresan a una vida sedentaria", ha lamentado.
"Esa es la angustia con
la que vive la mayoría de la juventud de la tercera generación de saharauis".
Además, para los que nunca habían salido de allí, como es su caso, al ir
creciendo han ido descubriendo que "esa no es tu tierra, sino un
campamento de refugiados", mientras que para los que se van dos meses de
verano acogidos por una familia española, volver es encontrarse "entre dos
aguas" y un "choque" pasar de tenerlo todo a no tener nada.
"Estamos desarraigados
por no tener un territorio propio, el territorio donde vivieron nuestros
antepasados y nuestros abuelos, pero sí tenemos una identidad a la que nos
aferramos y que nos mantiene al pie de la lucha", ha defendido. "Si
no tenemos territorio es porque nos lo han expropiado", ha recordado.
En este sentido, la intérprete
Memona Mohamed ha comentado que la tercera generación de saharauis, de la que
ella forma parte, nace en los campamentos y piensa que "el mundo es así, un
campo de refugiados donde se pasa hambre y sed".
Después, surge la oportunidad
de coger un avión para pasar la época estival con una familia española, con
todas las comodidades, y al volver "al sufrimiento y el calor, te
preguntas por qué te han castigado así y sientes rabia de que te haya tocado
vivir en un desierto cuanto tienes tu tierra y tus derechos como persona humana",
ha lamentado.
Memona Mohamed, que ha
valorado la experiencia de la que es su primera incursión en el cine, ha
destacado también su importancia para concienciar sobre la causa saharaui:
"siempre busco la mejor ventana para que se escuche mi voz pacíficamente",
ha concluido.