miércoles, 11 de julio de 2012

Cuba, Guinea y Sahara

ATENEA DIGITAL Jesús Argumosa es General de División. Fue Jefe de la Escuela de Altos Estudios de la Defensa (EALEDE) del CESEDEN (2005-2009).
El reciente nombramiento, el pasado 15 de junio, del nuevo Representante Especial de Naciones Unidas para el Sahara Occidental y Jefe de la MINURSO, el diplomático alemán Wolfgang Weisbrod-Webwr, nos ofrece la ocasión idónea para consolidar la posición española de apoyo al derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y al respeto de los derechos humanos en los territorios ocupados, todo ello bajo el amparo de Naciones Unidas.
Cuba, Guinea Ecuatorial y el Sahara Occidental, constituyen tres referentes de la política exterior y de seguridad española que siempre han producido en nuestro país sentimientos encontrados como consecuencia de una diversidad de razones entre las que destacamos las políticas, las históricas, las diplomáticas y las de seguridad.
Es verdad que estamos pasando unos momentos muy difíciles con la crisis económica y financiera que nos sigue acorralando contra las cuerdas, pero también es cierto que las cuestiones de Estado siempre tienen que estar en la primera línea de nuestras relaciones internacionales particularmente cuando influyen en la "marca España", en nuestra posición e imagen en el entorno internacional.
(…) En relación con el Sahara Occidental, la oposición de Marruecos tanto al nombramiento citado más arriba como a la continuidad del Enviado Personal del Secretario General al Sahara Occidental, Christopher Ross, el pasado 17 de mayo, como consecuencia de su rechazo a que se refuercen las capacidades de la MINURSO, indican que el país magrebí está perdiendo credibilidad internacional ante su actitud de obstaculizar continuamente las actividades de dicha misión de la ONU.  
(…) Con estas sólidas posiciones ante las tres cuestiones de Estado planteadas, Cuba, Guinea y el Sahara Occidental, España tiene la oportunidad de conformar un modelo de coherencia, tanto nacional como internacional, cumpliendo con su responsabilidad histórica al mismo tiempo que impulsa la democracia y la defensa de los derechos humanos, ambos consustanciales con la idiosincrasia del pueblo español.
Si así fuera, se fomentaría fuertemente la identidad de la "marca España" al mismo tiempo que se incrementaría la credibilidad internacional española, impregnándola de un significativo potencial, reforzando nuestra presencia y protagonismo mundial. Supondría una excelente apuesta de futuro como acción única del Estado.
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