Ahmed
Ettanji, Activista Saharaui
El 10 de
octubre de 2010 nació en los territorios ocupados del Sáhara Occidental un
nuevo sistema de resistencia pacífica y moderna: un éxodo masivo a las afueras
de El Aaiún, la capital del país ocupado, y la creación de Gdeim Izik
(Campamento de la Dignidad). Durante 30 días, se levantaron 8.000 jaimas que
agruparon a más de 20.000 mujeres y hombres saharauis. La población se organizó
en comisiones de conciencia, vigilancia y limpieza. Las y los participantes, de
manera voluntaria, participaban en cada una de las actividades y necesidades
que iban surgiendo.
En los
primeros días de protesta, Khalid Nassiri, ex Ministro de Comunicación marroquí,
declaró en rueda de prensa que el campamento se había organizado de forma
correcta y que las y los saharauis estaban en su pleno derecho de reivindicar
sus derechos sociales (empleo y vivienda). Aunque después de muchas
negociaciones entre los responsables del Gobierno marroquí (Gobernador de El
Aaiún, el Ministro de Interior, etc.) con las y los portavoces de Gdeim Izik,
que ahora están en la cárcel de Salé (Rabat),
sabían que las principales reivindicaciones de las y los protestantes eran: el
cese del expolio de los recursos naturales del Sáhara Occidental y el derecho a
la autodeterminación del pueblo saharaui.
Para las y
los saharauis que viven en su territorio, el Campamento de la Dignidad supuso
recordarles y sentir, por primera vez tras 36 años, el significado de la
palabra Libertad. Personalmente, me sentí igual que cuando estuve en
Territorios Liberados, controlados por el Frente Polisario, representante
legítimo del pueblo saharaui. Como dijo Erena Calvo, corresponsal de El Mundo
en Rabat, “las y los saharauis montaron un campamento en los Territorios
Ocupados parecido al campamento levantado por las y los exiliados en Tindouf
(Argelia)”.
Hubo muchos
intentos de la policía marroquí de prohibir a las y los saharauis que pudieran
entrar en el Campamento de la Dignidad, así como bloquearles los accesos a éste
con el levantamiento de un muro a su alrededor parecido al Muro de la Vergüenza
que separa en dos partes a la tierra y pueblo saharauis. Los intentos de muchos
saharauis de cruzar el muro para acceder al campamento reivindicativo produjo
muchas víctimas, uno de ellos fue Najim El Garhi, un joven de 14 años que murió
al intentar entrar en Gdeim Izik, a causa de los disparos de la policía
marroquí. Este hecho provocó el sufrimiento de las y los manifestantes, así
como de todas las personas que apoyan la causa.
Otro motivo
por el que levantaron el muro fue prohibir la entrada a activistas, periodistas
independientes, corresponsales de diferentes medios de comunicación, entre
ellos españoles, y observadores civiles internacionales. Lograron su objetivo.
Después de
muchos intentos de desmantelar el campamento, eligieron la violencia brutal e
inhumana para acabar con la protesta pacífica. A las 05:00 AM del 8 de
noviembre de 2010, las Fuerzas Armadas, el Ejercito marroquí del Muro de la
Vergüenza, la Gendarmería, la policía y las Fuerzas Auxiliares irrumpían en
Gdeim Izik armados con pistolas, gases lacrimógenos, cañones de agua, camiones
y 4x4. Atacaron a la gente mientras dormía. No respetaron el Derecho
Internacional, ni la Carta Universal de los Derechos Humanos y los pactos que
la desarrolla así como el alto el fuego firmado por el Frente Polisario y
Marruecos en 1991. Atacaron a niños, mujeres, hombres, ancianos, discapacitados
y quemaron el campamento. Saquearon todas las pertenencias de las y los
manifestantes, móviles, portátiles, etc. Detuvieron centenares de personas y
produjeron cerca de 2.000 víctimas.
La
resistencia se trasladó de nuevo a El Aaiún. Se realizaron manifestaciones que
fueron también reprimidas con nuevas armas: las y los colonos marroquís; que
los trajeron dentro de camiones militares. También contaron con la ayuda de un
helicóptero. Saquearon casas, torturaron a mucha gente, saquearon y quemaron tiendas
de saharauis. Mataron a dos saharauis (Babi Gargar y Brahim Doudi), detuvieron
a centenares de personas, dejando muchas víctimas en el camino.
Los días
posteriores, El Aaiún se convirtió en una ciudad fantasma. Nadie salía de sus
casas por miedo a las represalias y a detenciones arbitrarias. Los comandos de
fuerza marroquí aprovecharon para entrar en muchas casas, detuvieron muchas
personas y causaron muchas destrozas en las viviendas de las y los saharauis.
Algunas de las personas detenidas fueron liberadas tras sufrir torturas y
violaciones en lugares secretos. Se llevaron a 200 personas a la cárcel Negra
(El Aaiún), entre ellas hombres y mujeres. 24 de ellos fueron trasladados a la
cárcel de Salé
El llamado Grupo
de Gdeim Izik fueron juzgados por un tribunal militar marroquí en Febrero de
2013, Tribunal carente de competencia para enjuiciar a los civiles saharauis
además activistas de DDHH, por ser un Tribunal de Excepción y Extraterritorial,
prohibido por la Constitución Marroquí, por el IV Convenio de Ginebra y el
derecho internacional.
El juicio
duro 9 días en el mismo tiempo se manifestaban las familias de los héroes de Gdeim
Izik. Ciudadanos/as saharauis condenaban el juicio farsa delante del tribual
militar en Salé (Rabat), por la que el Tribunal Militar marroquí condenó a los
25 civiles saharauis con las siguientes penas: 9 de ellos a, Cadena Perpetua, 4, a 30 años de prisión, 7, a 25 años de prisión, 3, a 20 años de prisión, y a 2, a prisión por el tiempo que
han cumplido de prisión provisional (2 años y tres meses).
A pesar que
muchos medios de comunicación ubican el inicio de la llamada ‘Primavera Árabe’
en las revueltas tunecinas, empezó en el Sáhara Occidental, tal y como afirma,
entre otras personas, el filósofo y activista norteamericano Noam Chomsky. Más
tarde, el símbolo de la jaima lo hemos visto en varios países árabes y
occidentales, como el movimiento 15-M en España. Es uno de los ejemplos que
Gdeim Izik fue el referente a seguir. Hoy se cumple el tercer aniversario del
desalojo brutal de Gdeim Izik y pedimos todo el apoyo a la resistencia civil en
los Territorios Ocupados y la Liberación de las y los Presos Políticos
saharauis. Desde aquí condenamos y mostramos todo nuestro apoyo a los
compañeros secuestrados que esperemos vuelvan pronto con nosotros.
Como dijo
Pablo Neruda, “PODRÁN CORTAR TODAS LAS FLORES, PERO NUNCA TERMINARÁN CON LA
PRIMAVERA”.