El expresidente José L. Rodríguez Zapatero
acudió este pasado mes de mayo a un festival organizado por Marruecos en
Tan-Tan, el "Moussem de Tan-Tan", festival que pretende ensalzar la
marroquineidad del Sáhara Occidental, en su vano intento de legitimar su
presencia en este territorio, violando las resoluciones de la ONU y desoyendo
los consejos del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, que el 16 de
octubre de 1975 ya había confirmado que el Sáhara Occidental nunca había tenido
ningún tipo de relación territorial con el Reino de Marruecos.
Ya el pasado marzo, Zapatero acudió a un
foro, el "Crans Montana", que se desarrolló en la ciudad
"ocupada" saharaui de Dajla, antigua Villa Cisneros. Dicho foro fue
vetado por multitud de organismos internacionales como la Unión Africana (que
llegó a solicitar la cancelación del mismo), Parlamento Panafricano, la ONU,
Unión Europea y Unesco, y varios países que declinaron enviar delegaciones a
este foro. El propio gobierno español mostró su malestar por medio de su
ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ya que esta visita
en palabras del propio ministro "suponía de apartarse de la estricta
neutralidad de España en el conflicto del Sáhara".
Zapatero con su asistencia a estos actos no
hace otra cosa que convertirse en cómplice de la ilegal ocupación del Sáhara
Occidental por Marruecos, y en consecuencia cómplice de las numerosas
violaciones de los Derechos Humanos que a diario sufre la población civil
saharaui en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Ha conseguido el
deshonroso récord de convertirse en el expresidente que más veces ha viajado a
Marruecos, tan solo en los últimos cinco meses ha sido invitado en tres
ocasiones a eventos controvertidos.
El expresidente, incluso, ha llegado a
declararse públicamente amigo "amigo" de Marruecos, país que acaba de
sufrir un fuerte varapalo con el último informe sobre derechos humanos
presentado recientemente por Amnistía internacional, en el que denuncia 173
casos de torturas y malos tratos cometidos en el propio país y en el Sáhara
Occidental en los últimos cuatro años.
Mientras Zapatero se entretiene con sus
visitas a las pantomimas organizadas por el régimen marroquí, TakbarHaddi,
madre coraje saharaui, se consume en su huelga de hambre pidiendo justicia para
su hijo asesinado por colonos marroquíes, con la complicidad de las fuerzas de
ocupación y decenas de presos políticos saharauis sufren las inhumanas
condiciones de vida de las cárceles marroquíes, culpables del "delito"
de pedir la libertad de su pueblo.
No se puede uno llenar la boca con
declaraciones a favor de la "alianza de civilizaciones" y luego dar
la espalda a miles y miles de ciudadanos saharauis expulsados de su tierra o
sobreviviendo bajo la ocupación.
La necesidad de seguir sintiéndose
influyente ha hecho a José Luis Rodríguez Zapatero buscar cobijo bajo la capa
de la dinastía alauita, experta en dar aliento a personalidades venidas a menos
y con ansias de notoriedad.
El hombre por naturaleza necesita relacionarse
con los demás, pero la desesperación de algunos hace que esta necesidad se
convierta en una obsesión, perdiendo con ello toda capacidad para saber escoger
con quien te relacionas y no sabiendo valorar las consecuencias que esto
conlleva.
Dicen que "el tiempo da y quita
razones", algún día José Luis Rodríguez Zapatero tendrá que explicar por
qué escogió ponerse del lado del opresor dando la espalda al oprimido.
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