LA PROVINCIA 27 de diciembre de 2009 PEDRO GUERRA
Hace poco más de una semana que la activista saharaui Aminatu Haidar llegaba a su casa de El Aaiún. Después de 32 días en huelga de hambre porque Marruecos le quitó el pasaporte y le prohibió entrar en su casa, su vuelta fue vista como una pacífica victoria de la causa saharaui contra el Rey Mohamed VI, y los medios de comunicación contaban con todo lujo de detalles los acontecimientos que se producían en la capital del Sahara Occidental.
Nueve días después de la noticia que dio la vuelta al mundo y puso el conflicto del Sahara de rabiosa actualidad, Aminatu Haidar vive "presa" en su domicilio de El Aaiún, con el acceso a su casa totalmente bloqueado por la policía marroquí y con los movimientos de sus familiares totalmente limitados. Y aún así se le puede escuchar con voz firme decir que "tengo el valor de mi convicción para seguir adelante con la defensa de la causa de la autodeterminación del pueblo saharaui. Nunca cederé pese a las amenazas de cárcel, secuestro, tortura y exilio". Lo dice una mujer que, además, estuvo 'desaparecida' en la cárcel de El Aaiún durante cerca de cuatro años, con los ojos vendados en una celda compartida con otro grupo de activistas, entre ellos su amiga Djimi El Ghalia. Pero no tiene miedo.
Que cientos de policías patrullen las calles del barrio de Casapiedras, donde Haidar vive en El Aaiún, para vigilar sus movimientos, quién la visita y para qué, nos puede parecer ya hasta normal, pero es, sin duda, un grave atentado contra los derechos humanos. Y todo ello ocurre ante la atenta mirada de los periodistas internacionales que hasta hace pocos días cubrían la noticia en la capital saharaui, que también fueron controlados en todo momento. Porque Marruecos tampoco es que se esconda a la hora de ejecutar cualquier tipo de represión contra el pueblo saharaui.
¿Por qué a día de hoy, con el año 2010 encima, Europa y Estados Unidos siguen permitiendo este tipo de barbaridades a tan sólo cien kilómetros de Canarias? ¿Por qué para que Aminatu Haidar pueda entrar en su casa y darle un abrazo a sus hijos España tiene que emitir un comunicado en el que recoge que "la Ley marroquí impera en el Sahara Occidental"? ¿Qué se está reconociendo con ello?
Nueve días después de la noticia que dio la vuelta al mundo y puso el conflicto del Sahara de rabiosa actualidad, Aminatu Haidar vive "presa" en su domicilio de El Aaiún, con el acceso a su casa totalmente bloqueado por la policía marroquí y con los movimientos de sus familiares totalmente limitados. Y aún así se le puede escuchar con voz firme decir que "tengo el valor de mi convicción para seguir adelante con la defensa de la causa de la autodeterminación del pueblo saharaui. Nunca cederé pese a las amenazas de cárcel, secuestro, tortura y exilio". Lo dice una mujer que, además, estuvo 'desaparecida' en la cárcel de El Aaiún durante cerca de cuatro años, con los ojos vendados en una celda compartida con otro grupo de activistas, entre ellos su amiga Djimi El Ghalia. Pero no tiene miedo.
Que cientos de policías patrullen las calles del barrio de Casapiedras, donde Haidar vive en El Aaiún, para vigilar sus movimientos, quién la visita y para qué, nos puede parecer ya hasta normal, pero es, sin duda, un grave atentado contra los derechos humanos. Y todo ello ocurre ante la atenta mirada de los periodistas internacionales que hasta hace pocos días cubrían la noticia en la capital saharaui, que también fueron controlados en todo momento. Porque Marruecos tampoco es que se esconda a la hora de ejecutar cualquier tipo de represión contra el pueblo saharaui.
¿Por qué a día de hoy, con el año 2010 encima, Europa y Estados Unidos siguen permitiendo este tipo de barbaridades a tan sólo cien kilómetros de Canarias? ¿Por qué para que Aminatu Haidar pueda entrar en su casa y darle un abrazo a sus hijos España tiene que emitir un comunicado en el que recoge que "la Ley marroquí impera en el Sahara Occidental"? ¿Qué se está reconociendo con ello?
Occidente teme a Marruecos. Y por eso hace la vista gorda ante las graves violaciones de los derechos humanos que se producen en el Sahara Occidental. Y por eso también el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se niega a darle competencias a la MINURSO en materia de derechos humanos. La MINURSO, la única misión de paz en todo el mundo que no puede hacer nada por evitar que se cometan barbaridades con la población civil. Nueve días después de Aminatu Haidar, todo sigue igual.
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