lunes, 11 de enero de 2010

Respuestas al artículo “El Sáhara y la razón de Estado” de Máximo Cajal




El último artículo en El País del ex diplomático Máximo Cajal, Asesor personal de José Luis Rodríguez Zapatero en la Alianza de Civilizaciones, han causado indignación y repulsa entre los saharauis y el movimiento solidario. Reproducimos algunos de los primeros artículos en respuesta a las graves afirmaciones de Cajal, que se muestra contrario a la creación de un estado saharaui, contra los principios de la legalidad internacional que reconoce a los saharauis el derecho a expresarse libremente para decidir su futuro. El lobby promarroquí vuelve a la carga desde las páginas del diario El País. Se puede leer el artículo aquí



No me representa, señor embajador

Hoy, EL PAÍS publica una tribuna de un tal Máximo Cajal –que firma con el cargo de embajador de España (sic), es decir, servidor tuyo y mío- tremendamente contraria a la posibilidad de la creación de un Estado saharaui en el Sáhara Occidental. No me atreveré a esgrimir argumentos del tipo la legalidad internacional ha favorecido el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui en infinidad de ocasiones. Y no lo haré porque tengo la absoluta seguridad de que don Máximo los conoce a la perfección. Sólo traeré aquí una frase que me gusta: “Ladran, luego cabalgamos”.

Esa Tribuna preconiza unas opiniones asombrosas viniendo de un embajador de España: hay que tener cuidado de a quien le damos la libertad. Os pido que la leáis porque tal vez yo esté demasiado condicionado. Desde mi punto de vista, la tesis de ese artículo es que el pueblo saharaui es muy peligroso para dirigir su propia tierra y es más conveniente que lo haga un aliado fiel –tal vez sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta- para que podamos dormir tranquilos.

Los argumentos que utiliza para sustentar sus puntos de vista son de aurora boreal, pero hay dos que me han dejado patidifuso. Uno es el secuestro del Alakrana. Ese argumento es de la categoría “como el Pisuerga pasa por Valladolid”… así que no perderé el tiempo en refutarlo. El otro ya es harina de otro costal. Parece ser que no debemos permitir la creación de un Estado saharaui… ¡Por patriotismo! Y ahí me tocan la fibra, por no decir otra cosa.

Yo me siento español, muchas veces a mi pesar. Y estoy en esta embarcada, entre otras cosas, por patriotismo. Porque quiero que España termine de una vez por todas sus tareas y favorezca que “su colonia” deje de ser el único territorio de África pendiente de un proceso de autodeterminación. Lo siento, señor embajador, pero cuando firme sus artículos, tenga lo hombría de poner su nombre y apellidos, y no le agregue más títulos, porque –entre usted y yo- ser español es algo muy diferente a favorecer el feudalismo y la tortura. Al menos, en este siglo veintiuno.

Fran O. Campillo del blog Caminando en el desierto



Respuesta del artículo “El Sáhara y la razón de Estado” de Máximo Cajal

En mi opinión el Ministerio de Moratinos prepara el "argumentario" de la Subpresidencia española de la UE.

No vimos a Máximo Cajal echándole una mano a Aminatu Haidar. Tampoco le vimos en las manifestaciones de repulsa al comportamiento de SU Ministro en ese sucio "affaire". Como tampoco vimos las banderas del Partido de "hasta la victoria final" por las calles de Madrid, en defensa de la legalidad internacional. (Por cierto, también Van WALSUM estuvo muy calladito y muy escondido, "... ahora que ya no es nadie y su voz no importará a nadie").

El lobby marroquí y los reaccionarios ya no saben qué argumentos utilizar: ¡A buenas horas vienen con..."La razón de Estado", de un Estado de mentirosos y encapsuladores, de un Estado de sucios empresarios y políticos inmorales beneficiados por los ilegales y criminales "Acuerdos de Madrid" de 1975. Una "razón de Estado" que se pasa la Carta de la ONU, el Dictamen de Hans Corell, la existencia de la RASD, la MINURSO, el pueblo saharaui y tantas otras cosas, se las pasa por el arco del triunfo (el de "la victoria final").

Ya no sirven ni los censos legales y reconocidos como tales, ni la voluntad de los pueblos, sino los muy sacrosantos "intereses de España" (¿Se refiere usted a los Borbones, los Botines, los Armada, los Tejero, los Franco...?) Después de 35 años de política FRANQUISTA nos vienen con éstas...

Señor Máximo Cajal: ¿Cómo interpreta usted que unos pocos miles de españoles hayan podido "controlar" el Sáhara "Español" durante 100 años y ahora, los saharauis, con su propio Estado, con la RASD, con su organización, sus estructuras y sus alianzas con los países que les venga en gana no vayan a poder controlar SU PROPIO territorio? ¿Por boca de qué ganso pretende usted vendernos la moto? ¿Los González? ¿Los Cherkaoui? ¿Los Moratinos? ¿Acaso el difunto Solís Ruiz? ¿Los Mohamed VI? ¿Los Borbones? ¿Los afincados en Casablanca y/o Marraquech? ¿Los Van Walsum and Co.? ¿Los Juanes Goitysolos...?

No se preocupe. Responderemos al lobby como se merece, aunque EL PAÍS no lo publique. Pero a lo que usted llama "razón de Estado", llámele mejor "desesperadas intoxicaciones del lobby dominante", a impulso del Majzén y su Mohamed. Si a eso es a lo máximo que alcanza nuestro "cuerpo diplomático", voto a bríos que, por razones de Estado y de ajuste presupuestario, debería desaparecer todo el "cuerpo" del escalafón de burócratas acomodaticios, e irse a veranear, con beca permanente, a los palacios del sultán. Amén.

El pueblo saharaui seguro que tendrá mucho más que decirle. Y nosotros, el Movimiento Internacional de Solidaridad, también.

Personalmente, me cae mucho mejor Argelia y los argelinos que Felipe González y sus marroquinos.

Pero, de esto y mucho más, le hablaremos en EL PAÍS, que, sin la menor duda, nos abrirá sus páginas (a nosotros y a la opinión pública) exactamente igual que a los integrantes del lobby. ¿Cómo no?

Seguiremos. Un cordial saludo,

Luis Portillo



* Máximo Cajal y López ha sido director general de la Oficina de Información Diplomática (OID), Embajador en Guatemala, Suecia y Francia, Cónsul en Lisboa, Secretario General de Política Exterior y Subsecretario de Asuntos Exteriores. Es Asesor personal de José Luis Rodríguez Zapatero en la Alianza de Civilizaciones.

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