lunes, 26 de abril de 2010

“Una espina seguirá clavada hasta que volvamos al Sahara”



Mariem Hassam, la voz más representativa de la diáspora saharaui, acaba de estrenar su segundo disco como solista, ‘Shouka’, (la espina), un recorrido a través de las luchas olvidadas de su pueblo. Hablamos con ella de su música, de sus tradiciones y de su pueblo.

DIAGONAL Giulio Tinessa Miércoles 7 de abril de 2010. Número 123

Mariem Hassam y dos de sus músicos fueron agredidos, en octubre de 2009 en Madrid, por vestir la cantante una melfa, el traje típico de las saharauis.Los temas de Shouka son de lo más variado, aunque el hilo conductor sea siempre la lucha del pueblo saharaui. ¿Cómo ha nacido la idea de este disco?

Hace ya tiempo que en el sello Nubenegra me preguntaban si tenía canciones para grabar un nuevo disco. Yo estaba tocando con guitarristas españoles y siempre contestaba que para componer necesitaba a un guitarrista saharaui que conociera el azawan, nuestra cultura. Cuando por fin en Tenerife coincidí con Lamgaifri Brahim, un joven guitarrista que conocía el azawan, no lo dudé y lo invité a venirse para mi casa y ponernos a componer. Enseguida empezaron a venirme ideas y músicas, y las canciones fueron tomando forma rápidamente.

¿Cómo ha surgido la colaboración con el poeta saharaui Lamín Allal para este disco?

En el haul, en la música saharaui, la poesía y la música están íntimamente ligadas. Las poesías, como las canciones se rigen por las gamas saharauis (modos con escalas y afinaciones). Me gusta mucho escuchar a los poetas cuando se reúnen en una jaima y recitan sus poesías. Nacen ya con un ritmo preciso, tanto que parece que el poema se va a echar a volar en algún momento, como si fuera una canción. A Lamín Allal lo conozco desde hace mucho. La primera canción que hicimos juntos es de 1995. Se titula El Chouhada y habla de mis tres hermanos muertos en la guerra contra Marruecos. La canto en todos mis conciertos, aunque siempre es duro recordar a tus familiares muertos, tan jóvenes. Shouka es una respuesta al discurso de Felipe González en los campamentos en 1976. Han pasado 34 años y todavía la espina sigue clavada... Y seguirá clavada hasta que recuperemos nuestra tierra y nos olvidemos de ese señor y de los políticos que tanto daño nos han hecho. Porque lo que está claro es que Felipe no cambia, que sigue haciendo declaraciones contra los saharauis, diciendo que mi país no tiene riquezas ni tiene nada, pero se llevan la pesca de nuestro mar, los fosfatos de nuestra tierra, y hasta la arena de nuestro desierto. Por eso he querido responderle.

¿Se puede luchar contra una ocupación a través de la expresión artística?

Vosotros los españoles tenéis una buena experiencia de lo importante que puede ser la cultura para luchar contra la opresión. Nosotros igual. Si no, ¿por qué cada vez que damos un concierto en alguna ciudad importante de Europa los funcionarios marroquíes de los consulados tratan de boicotearlo? Nuestra música, nuestros bailes, nuestra poesía, nuestra lengua son las pruebas evidentes de que nosotros somos distintos, de que no somos marroquíes, ni lo hemos sido, ni lo seremos jamás.

¿Como te sitúas, como artista y como activista, frente la ambivalencia del mundo occidental hacia la cuestión saharaui?

Me duele que todo se mueva por intereses económicos. Que te prometan una cosa, luego hagan otra y que no respeten nuestros derechos. ¿Para qué está la ONU o la UE? ¿Por qué no se cumplen sus resoluciones? Los gobiernos europeos no nos hacen ni caso, sólo las asociaciones nos ayudan todo lo que pueden. Cuando en 1991, propiciado por la ONU, se acordó el alto el fuego con Marruecos y se decidió que había que hacer un referéndum, en los campamentos explotamos de alegría y empezamos a fabricar baúles y cajas de madera para meter en ellas todas nuestras cosas y volver a nuestra tierra para votar en el referéndum. ¡El chasco que nos llevamos cuando entendimos que nos estaban tomado el pelo fue tremendo! Han pasado casi 20 años y no se me olvida la frustración. Por eso mi trabajo es tan importante, ahora que voy de gira por Oceanía, además de conciertos hago muchos talleres, de cultura saharaui, de baile o de simple conversación con el público del festival.

¿Cómo ves el futuro de la música y de la lucha del pueblo saharaui?

Discos como Shouka, o antes con Deseos, me dan mucha fuerza. Veo que soy capaz, con la ayuda de un gran equipo, de hacer algo concreto, para el que quiera disfrutar y para el que quiera comprender. Y si alguien se lo quiere pasar aún mejor, que venga a mis conciertos. Desde el ministerio de Cultura de la República Árabe Saharaui Democrática se está trabajando muy bien en los campamentos de refugiados. En Nubenegra se ha hecho una campaña llamada “Una guitarra para el Sahara” y se han recogido cerca de 40 guitarras para que los jóvenes saharauis aprendan los fundamentos del haul, nuestra música, que es algo bastante complejo pero que no podemos perder. Con respecto a la lucha de mi pueblo, creo que está muy claro; no nos hemos sometido y no hemos hecho una guerra y aguantado 34 años en la hammada argelina para rendirnos. Seguimos viviendo en nuestras jaimas para que todos entiendan que es algo provisional, que nuestra voluntad es volver a nuestra tierra, al Sahara Occidental, pero con la cabeza alta y en libertad.

¿Qué ha supuesto para ti la lucha de Aminetu Haidar?

Aminetu, para mí, está en lo más alto. Es una luchadora que está por encima de todos. Una mujer valiente que lo ha demostrado muchas veces. Está muy preparada y se ha hecho respetar una vez más. La melfa, el traje típico de las mujeres saharuai, ha sido motivo de varias agresiones a lo largo de estos ultimos años… Sí, ya ves, otro elemento de nuestra identidad cultural. Antes pasaba menos pero ahora parece que los adoctrinan. ¡Que nos dejen en paz con nuestras melfas, que nosotros no nos metemos con sus chilabas!

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