GUINGUINBALI LAURA GALLEGO
Enviada Especial a El Aaiún25/10/2010
"Antes era mi hijo, ahora lo es de todo el pueblo". La madre de Elgarhi Nayem Foidal llora a estas horas la muerte de su hijo pequeño, quien con sólo 14 años se ha convertido en mártir. Así le llaman desde que la noticia de su muerte corrió la tarde del domingo en El Aaiún como la pólvora. Soldados marroquíes ametrallaron el vehículo en el que intentaba acceder, junto a otras siete personas, al campamento de protesta Agdaym Izik.
Los ocupantes del vehículo no pararon cuando les dieron el alto y los soldados abrieron fuego. Ghari Zubeir; hermano del menor fallcido, se debate entre la vida y la muerte debido a las heridas de bala en hombro y espalda, un dolor insoportable para una madre que, no obstante, anegada por las lágrimas, aún proclama: "Esto nos va a dar mas fuerzas para luchar".
Hoy ha perdido un hijo, al pequeño de un total de siete, un niño de sólo 14 años, "muy educado y buen estudiante"; otro, está herido de gravedad y un tercero en la cárcel desde que se montó el campamento. Su llanto es desconsolado, pero esta mujer saharaui, arropada por otras mujeres, tiene las ideas muy claras: "Son víctimas de la represión marrroquí, empezaron con piedras y han llegado a las balas, son unos asesinos".
La hermana de Elgarhi también muestra esa fortaleza tan característica de la mujer saharaui. "Estamos orgullosos de que sea un mártir y pedimos a la Unión Europea y a la ONU que vengan a ayudarnos, mi hermano no es el único, cada dia hay más víctimas".
Estamos en la casa familiar, donde el dolor casi se puede palpar con las manos. El padre y el tío de Elgarhi han intentado acceder al hospital, pero sólo les dicen que ha muerto en un accidente y no les permiten entrar a ver a los demás heridos. Hay mujeres que también han intentado entrar y las han golpeado. En ese momento, la madre de Elgarhi vuelve a hablar: "No voy a permitir que mientan, lucharé hasta el final para que reconozcan que han sido ellos quienes mataron a mi hijo".
Es una familia de activistas. Otro hermano mayor de Elgarhi está en la cárcel desde el primer día que regresó del campamento de protesta, montado a las afueras de la ciudad de El Aaiún. Cuando el gobernador marroquí acude a la casa familiar para verles, no le dejan entrar. "Usted no es bienvenido", le dicen.
Los familiares y amigos de Elgarhi y de los jóvenes heridos aseguran que si ellos no pararon cuando les dieron el alto en el control militar fue porque, normalmente, cuando se detienen, les obligan a bajar del coche, les golpean y les quitan todo lo que llevan en el vehículo.
Las calles de El Aaiún se notan más vacías. Se nota que son miles los que se han ido al campamento. La Avenida Smara está desierta, cuando lo habitual es encontrar allí a decenas de saharauis paseando. Las carnicerías, las tiendas, los locutorios. Todo está vacío, es como una ciudad fantasma.
Los otros heridos en el ametrallamiento son Alaoui Lagdaf, Dawdi Ahmed, Salek Filali y Abderrahman Hummid, todos ellos con heridas de diversa consideración. Fueron llevados al hospital Hassan El Mehdi de El Aaiún, pero cuando estaban llegando una contraorden obligó a las ambulancias a dar media vuelta para llevarlos al hospital militar, donde la Policía impide el acceso a los familiares.
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