Madrid, 18/11/2010 (SPS).- El enviado de Human Rights Watch en el Sáhara Occidental, Peter Bouckaert exigió este miércoles el "despliegue inmediato de un contingente de la ONU que se ocupe de los derechos humanos" en el Sáhara Occidental.
Según la Cadena ser, Peter Bouckaert solicitó la presencia urgente de una misión de la ONU con competencias en materia de derechos humanos, así como el acceso a la zona para los periodistas, ya que lo contrario "crea un clima de rumores en vez de permitir que se establezca lo que realmente ocurrió".
Bouckaert destacó que la Misión de la ONU para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) es la única de ese organismo que no tiene un componente de derechos humanos debido al bloqueo de Francia y otros países, por lo que, a pesar de la presencia en el Sáhara Occidental, ese contingente no tiene ninguna información sobre los abusos cometidos.
La organización es la única que ha podido entrar a El Aaiún, capital ocupada del Sáhara Occidental, desde la escalada marroquí en los territorios ocupados que comenzó la semana pasada con el brutal desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik.
Peter Bouckaert aseguró que "a muchos saharauis detenidos en El Aaiún, los han golpeado hasta dejarles inconscientes", y advirtió que "los abusos continúan incluso en este momento".
"Estamos hablando de casos graves de tortura" y que "a la mayoría de los detenidos que hemos visto, los tuvimos que entrevistar en sus casas porque no podían moverse, ni caminar, debido a la gravedad de las lesiones", explicó.
Bouckaert afirmó que muchas víctimas ni siquiera pudieron ir a los hospitales porque la policía marroquí esperaba a las puertas para golpear a los que llegaban heridos. Denunció también que en algunos centros sanitarios rehusaron atender a los saharauis heridos.
El enviado de Human Rights Watch detalló las torturas: "Golpes hasta la inconsciencia, hombres y mujeres amenazados de violación; Les orinaban encima; A muchos no les dieron nada de comer en los dos primeros días; les tiraban agua por la noche para no dejarles dormir". (SPS)
«Todo está quemado. Sí que hay muertos del lado saharaui»
El equipo de redactores de Antena 3 que consiguió penetrar en la ciudad sitiada de El Aaiún aterrizó ayer en Madrid, después de ser expulsados por Marruecos y de constatar que el clima en la zona es «muy tenso».
El periodista Iván López estuvo retenido por la Policía marroquí durante más de tres horas, junto al resto de su equipo
LA RAZON 17 Noviembre 10 - - Violeta Jiménez
El cámara pudo grabar algo menos de dos horas de imágenes en la principal ciudad saharaui, suficiente para ser detectados por la Policía y los servicios de Inteligencia marroquíes, cuyos agentes se personaron el martes en el hotel de los periodistas.
Allí, los retuvieron durante más de tres horas sin ofrecerles explicaciones y les retiraron el pasaporte hasta en cuatro ocasiones. «Nos enseñaban una fotografía de [el reportero] Iván que habían hecho con un móvil», explica Nuria Álvarez, una de las enviadas especiales. El equipo sospecha que las autoridades alauís les siguen la pista desde el mismo día de su llegada a l país.
Pocas horas después de que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se reuniera con su homólogo marroquí, Sidi Larbi Cherkaoui, los reporteros españoles decidían refugiarse en la Casa de España. Éstos opinan que la versión de los hechos del marroquí es «totalmente mentira». «Hay cientos de desaparecidos, todo está quemado y apedreado y estamos convencidos de que sí hay muertos del lado saharaui», explica Álvarez. Una versión con la que coinciden los últimos activistas presentes en la zona, Isabel Terraza y el mexicano Antonio Velázquez, quienes aseguran que han sido testigos «de un genocidio». Terraza dijo a su llegada al aeropuerto de Gran Canaria que siente «dolor por la indiferencia del Gobierno español», informa Efe.
Ayer se supo también que otros dos periodistas de origen italiano abandonaron Marruecos después de ser expulsados del país. Los dos profesionales han asegurado que la Policía irrumpió en su habitación de hotel la semana pasada, pocos minutos después de instalarse en la misma. Ambos salieron del país al mismo tiempo que el activista español Javier Sopeña y el periodista francés Guillaume Bontoux.
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