Aminatu Haidar (El Aaiún, 1967) habló con Berria el día en que se cumplió un mes de la destrucción por Marruecos del campamento de Agdaim Izik. Respondió a las preguntas, desde su casa del barrio de Zemla del Aaiún, con tanta firmeza como sensibilidad. Quería ver con sus ojos lo que le contaban y ahora lo está difundiendo desde su país natal. Ha iniciado la investigación como presidenta del grupo de de defensores saharauis de los derechos humanos (Codesa) y dice que no se rendirá hasta que todo se aclare. Esta vez no ha tenido problemas para entrar en el Sáhara Occidental, a pesar de que en el aeropuerto se declaró saharaui. Hace un año le prohibieron la entrada por eso mismo y tuvo que hacer una huelga de hambre de 32 días en Lanzarote, acción con la que se convirtió en un símbolo de la resistencia pacífica.
Se ha cumplido un mes desde que destruyeron Agdaim Izik. ¿Cuál es la situación actual en El Aaiún?
La situación sigue igual. Hay detenciones a diario. Hoy mismo [8 de diciembre] han detenido a dos activistas y ayer [7 de diciembre] detuvieron a otros tres. La policía está registrando casas continuamente en búsqueda de activistas proderechos humanos y de jóvenes que actúan en la resistencia. El Aaiún está en estado de sitio, todavía hay muchos militares en la calle, sobre todo en los barrios saharauis, aunque muchos vayan vestidos de paisano. Los saharauis llevan un mes escondidos en casa, por miedo a salir a la calle. Los ciudadanos están atemorizados. Ahora tienen un doble temor, por un lado de la policía y, por el otro, de los colonos, que entran en las casas de los saharauis a hacer pillaje, robar bienes, amenazar, y no sólo aquí. En las ciudades marroquíes también se está acentuando el acoso contra los saharauis; han tenido que renunciar a llevar sus propias vestiduras, la melhfa y el darra, para salir a la calle. Eso está pasando en Rabat, Casablanca y Agadir. Las autoridades y la prensa marroquíes han avivado el odio en los corazones de los ciudadanos y a eso sólo se le puede llamar chauvinismo. Es una pena, porque los saharauis no tenemos nada contra los marroquíes; el problema lo tenemos con el régimen.
Ha empezado a investigar por su cuenta lo sucedido en Agdaim Izik. ¿Qué sabe hasta ahora?
Marruecos ha perpetrado una masacre y no me rendiré hasta que se sepa toda la verdad. Por eso he vuelto. Estos días he estado recopilando información e investigaré todos los detalles. En este momento no puedo decir que haya habido genocidio, puesto que no sabemos a cuánta gente han matado ―hasta el momento sabemos de cuatro casos―. No sabemos cuántos hay en cárceles negras, hospitales militares y comisarías; en muchos casos, los familiares no han podido verlos; lo que sabemos es que, los que han salido, han sufrido todo tipo de torturas, en algunos casos también ha habido violaciones en el mismo hospital. Es increíble. Los abogados han dicho que los saharauis que han sido llevados ante los jueces presentaban signos de tortura y estaban en muy mal estado. Es terrible todo, no sólo lo que sucedió en el campamento, sino también todo lo que ha venido después. Parece que estemos en los años de plomo de Hassan II.
Se dijo que había fosas comunes. ¿Sabe algo de eso?
Como activista proderechos humanos no puedo confirmarlo ni desmentirlo; no tengo información al respecto.
Marruecos prometió que realizaría una investigación. ¿Ha hecho algo?
Ya no tengo confianza alguna en eso que dice Marruecos. En caso de que haga alguna investigación, será parcial, una investigación que tape totalmente lo que ha ocurrido en realidad y que sólo diga mentiras. Si la justicia marroquí no es independiente, ¿cómo lo van a ser las demás instituciones? Todas son corruptas y, por tanto, carecen de todo crédito para nosotros.
Has iniciado la investigación. ¿Tienes libertad de movimientos?
Sí, es sorprendente, pero es así. Tengo a la policía todo el día detrás, pero a distancia, no se me acercan ni me ponen trabas, pero eso puede cambiar mañana mismo.
Esta vez no le han puesto impedimentos para entrar en el Sáhara. El año pasado, en cambio, no pudo volver al país natal y por eso realizó una huelga de hambre de 32 días. ¿Cómo está de salud?
Tras los últimos sucesos me he debilitado, ya que me han causado gran dolor y mi estómago lo ha notado. El dolor todavía es grande, las consecuencias de la huelga de hambre no se han aliviado totalmente, pero, como decimos los saharauis, estoy bien. Sé muy bien que para obtener la libertad de nuestro país, para que reconozcan nuestros derechos, tengo que luchar, aunque a veces tenga que sacrificar cosas; ésa es una convicción muy seria en mí y del mismo modo que necesito comer, debo trabajar por mis convicciones. No me puedo rendir, ya que soy una mujer con principios. Mantengo la esperanza, puesto que la firmeza del pueblo saharaui es grande y la solidaridad internacional, amplia.
Durante estos días, las proclamas de guerra han sido mayores que nunca. ¿Estallará la guerra?
Marruecos está avivando la guerra civil entre los dos pueblos y eso puede ser malo. Y, por otro lado, es verdad que los jóvenes saharauis están llamando a la guerra y a los activistas proderechos humanos nos cuesta más que nunca calmarlos; les llamamos a la resistencia pacífica, pero no lo logramos, ya que hay mucha rabia, están acosados, también en las escuelas. Denuncio todas las acciones de violencia, también las de los saharauis, porque me duelen, pero la comunidad internacional es la única responsable de lo sucedido en el pasado y de lo que ocurra en el futuro.
¿Qué opinión tiene de la posición adoptada por la comunidad internacional en esta crisis?
Los saharauis somos víctimas de la hipocresía de la política internacional; otra vez ha actuado por intereses y su silencio me ha desilusionado. Ha pasado lo que ha pasado porque no existen mecanismos para defender los derechos humanos, y es inaceptable que no se realicen investigaciones independientes para aclarar lo sucedido. No denunciar a Marruecos es pura hipocresía.
¿Y de la posición española?
Ésa no me ha cogido desprevenida. Basta con recordar lo del año pasado. Fui víctima directa de esa hipocresía.
Entrevista realizada por Kristina Berasain
Aminatu Haidar es una activista saharaui proderechos humanos que lucha por la independencia de su país
Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Escribano
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