Laila, una de las hermanas del joven asesinado saharaui Said Dambar, relata cómo ocurrieron los hechos que acabaron con la vida de su hermano, debido a la brutalidad de la policía marroquí y cómo, después de más de medio año, aún no se ha hecho justicia. Su cuerpo continúa en la morgue y el gobierno marroquí se niega a abrir diligencias que investiguen las causas de su muerte, así como a realizar una autopsia, algo que por otro lado, ya se sospechaba conociendo la forma de actuar de la policía marroquí contra la población saharaui indefensa. El testimonio de Laila es un claro ejemplo del valor de una familia que a pesar de su extrema humildad y las dificultades diarias para sobrevivir, les sobra honor y dignidad.
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