domingo, 15 de julio de 2012

Concentración en Cantabria por la autodeterminación, la independencia y el respeto a los derechos humanos en el Sáhara Occidental



Comunicado
¡ACOJAMOS SU SONRISA!, ¡LUCHEMOS POR SU INDEPENDENCIA!
Una vez más nos reunimos para reivindicar la autodeterminación, la independencia y el respeto a los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental. Y un año más lo hacemos en el marco del programa Vacaciones en Paz, una iniciativa que a lo largo de más de tres décadas, y muy a nuestro pesar,  se ha consolidado como  uno de los proyectos solidarios más longevos e importantes llevados a cabo por la sociedad civil española.
Nuestras primeras palabras han de ser de agradecimiento a las familias saharauis por confiarnos a sus hijos e hijas, un gesto que no solo habla de la permanente situación de emergencia humanitaria en la que se encuentran desde hace 36 años, sino sobre todo de su generosidad y de la confianza que depositan en nosotros y nosotras. Y es que, a pesar de las diferencias culturales y del lógico recelo que pudiera despertar en ellas el abandono, las mentiras y las traiciones de los que han sido víctimas por parte de los distintos Gobiernos de nuestro país, siguen confiando plenamente en nuestra solidaridad, en la seguridad que trataremos a sus hijos e hijas como si fueran un miembro más de nuestra familia.
Desde el pasado 25 de junio tenemos entre nosotros a 60 niños y niñas saharauis. Están por toda la geografía cántabra: Desde Castro Urdiales a Unquera y desde Santander hasta Reinosa. Pero son 5 menos que el año pasado y 20 menos que el anterior. El número de acogimientos también ha descendido en el resto de España, de los 10.000 de hace cuatro años a los 5.300 de 2012. No podemos cerrar los ojos a esta realidad: el programa de acogida de niños y niñas saharauis atraviesa uno de los momentos más complicados de su larga historia. La crisis económica, los recortes en las partidas de Cooperación y Ayuda Humanitaria de las administraciones locales y autonómicas, las  debilidades que la larga permanencia en el exilio generan en la propia administración saharaui y un pesimismo creciente en la sociedad española, hacen que cada año resulte más complicado sacar adelante una iniciativa como ésta que necesita tanto de la demostrada generosidad de las familias acogedoras como del decidido apoyo de las administraciones públicas. De la primera tenemos pruebas palpables y evidentes, el segundo, salvo honrosas excepciones,  brilla por su ausencia.
Pero estamos aquí para decir alto y claro que Vacaciones en Paz no morirá por estos motivos. Las personas que formamos parte del movimiento solidario con el Sáhara somos las primeras interesadas en que Vacaciones en Paz desaparezca, pero por razones bien diferentes.
Somos conscientes de que el Pueblo Saharaui no será libre dentro de un mes, quizás tampoco dentro de un año. Pero estamos seguros que pronto, muy pronto, sus voces serán escuchadas. Es cierto que la Comunidad Internacional mira hacia otro lado y es incapaz de impulsar el referéndum de autodeterminación que daría solución al conflicto. Pero no lo es menos que la engañosa propuesta de autonomía de Marruecos tampoco es aceptada y que ningún país reconoce su soberanía sobre el territorio.
La población refugiada sobrevive en condiciones cada vez más preocupantes, y los informes de algunos organismos internacionales alertan sobre las enormes carencias a las que tienen que hacer frente. Sin embargo, a pesar de las dificultades, el movimiento solidario sigue impulsando proyectos de cooperación en los campamentos y sigue organizando viajes de sensibilización para que su situación no caiga en el olvido.
Y todo ello a pesar del secuestro de nuestros compañeros cooperantes, Ainhoa, Enric y Rossella. a los que no nos cansaremos de recordar y cuya liberación venimos exigiendo desde hace ya demasiados meses.
En los Territorios Ocupados, las fuerzas de ocupación marroquíes siguen cometiendo abusos con total impunidad: torturas, detenciones arbitrarias, manifestaciones reprimidas con extrema violencia, asesinatos y más de 60 presos políticos encarcelados de manera injusta, son la realidad cotidiana de los ciudadanos y ciudadanas saharauis; una realidad ante la que la que los distintos Gobiernos de España han permanecido callados. Sin embargo, los defensores y las defensoras de Derechos Humanos continúan de manera incansable con su trabajo, y su estrategia cada vez despierta el interés de más personas a lo largo y ancho del mundo.
Por último, las riquezas de su territorio siguen siendo explotadas de manera ilegal, sin que esa actividad económica genere beneficios a la población saharaui. Sin embargo, la Unión Europea, que históricamente ha legitimado la ocupación marroquí, fue incapaz de renovar un acuerdo pesquero que suponía una escandalosa violación del Derecho Internacional.
Son muchos los logros, pero también muchos los retos a los que hay que hay que seguir  haciendo frente.
Uno de esos retos es mantener vivo el programa Vacaciones en Paz. Hasta ahora lo hemos conseguido. Y no os quede ninguna duda: seguiremos manteniéndolo en pie hasta que felizmente desaparezca, el día en que el Pueblo Saharaui consiga su libertad y pueda regresar al Sáhara Occidental.
Ese día, disfrutaremos de unas verdaderas Vacaciones en Paz. En las avenidas de El Aaiún y en las playas de Dajla. Junto a nuestro pueblo hermano. El Pueblo Saharaui.
Cantabria por el Sáhara
Santander, 13 de julio de 2012

VACACIONES EN PAZ - REFLEXIONES
De Fernando Llorente
Desde los últimos días del mes de junio, y durante dos meses, los habitantes de muchas ciudades y pueblos de todas las comunidades autónomas de España nos encontraremos por sus calles, plazas, jardines, playas y piscinas con unos niños que, otro año más, vienen de los campos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia). Entre los 7-8 y los 13-14 años de edad son miles los niños saharauis que se benefician del programa "Vacaciones en paz", que desde el año 1992 organizan y coordinan las distintas ONGs y Asociaciones amigas del pueblo saharaui, de España y otros países, conjuntamente con las autoridades de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática) a través de sus representantes.
Este año vienen a España casi 5000 niños menos que el año pasado, la crisis económica…Como sea, para unos no será esta la primera vez y sí para otros, mientras que para algunos, por razones de edad, serán sus últimas vacaciones. Todos se libran de las temperaturas extremas -hasta 55º- que se sufren en el infierno de la hamada argelina, y todos regresan a las jaimas familiares hablando español, que el pueblo saharaui tiene por su segunda lengua, circunstancia que vienen despreciando sin rubor los sucesivos gobiernos españoles, Instituto Cervantes mediante, principales culpables -responsables hay más- de que el pueblo saharaui sufra un largo, injusto y duro refugio en tierra extraña: España no ha dejado de ser la potencia colonial administradora del Sahara Occidental, según consta en el articulado del Derecho Internacional.
Legalidad sistemáticamente transgredida. ¿Será por pereza y dejadez, después de tan contumaz incumplimiento, por lo que ningún gobierno democrático de España se ha animado a reconocer a la RASD, con las obligaciones que conlleva? ¿O será porque, a pesar de que un Sahara independiente y amigo sólo reportaría beneficios y fortaleza a España, tanto en lo estratégico como en lo político y económico, ocurre que Francia, Marruecos y EE.UU. tienen a los gobiernos de España cogidos por los huevos, sin que la ONU acierte a aligerar la presión?
Vuelvo a los niños, si bien no han dejado en ningún momento de ser el centro de atención de estas líneas. Porque es en ellos donde se concentra toda la tragedia, que un nefasto día del otoño de 1975 desencadenaron dos regímenes políticos criminales, el español de la dictadura franquista y el marroquí del tirano-rey Hassan II: el uno con complaciente omisión; con ensañada acción, el otro. Son niños que han nacido en el refugio de unos campamentos levantados y organizados por sus mayores en tierra prestada.
Que en sus primeras vacaciones conozcan el mar, cuando su tierra, invadida y expoliada, se abre al Atlántico y sus costas las adornan extensas playas y hermosos acantilados, no pasa de ser anecdótico, como lo es que descubran el agua corriente, porque nunca han visto un grifo, o se acuesten a dormir sobre la alfombra, porque nunca han dormido en una cama. Lo que eleva la anécdota a categoría es que los niños saharauis no tienen presente, porque su corto pasado no es el suyo, no es el que les corresponde como parte de un pueblo que tiene su propia tierra con sus recursos, y a una parte de su familia al otro lado de un muro de más de 2700 kms., que levantó el invasor en los años 80 del siglo pasado, en plena guerra. El presente de los niños saharauis pasa por la demolición de ese muro, que les permita recuperar, con sus mayores, su pasado, por el que reconozcan y se instalen en un tiempo y un espacio, los suyos, desde los que afrontar y construir su futuro. La solidaridad que mueve a acogerlos en verano se ve suficientemente compensada con los beneficios que la breve convivencia con ellos aporta a nuestros propios niños, como bien pueden atestiguar tantas familias.
Por ello, no es suficiente la solidaridad, que debería reforzarse con un interés, además de los humano y humanitario, siempre necesarios, también político, por el que se inste al Gobierno español de turno a cumplir con su deber, que no es otro que el de ponerse al frente de las acciones que lleven a propiciar las condiciones de posibilidad para la celebración del preceptivo referéndum de autodeterminación, por el que el pueblo saharaui decida sobre sí mismo, conforme a justicia y legalidad. La única forma de que los niños saharauis vivan, día a día, su presente en paz es garantizándoles un futuro en libertad. Aunque no tengan vacaciones.