martes, 5 de noviembre de 2013

Una semana con el pueblo saharaui en la UMU


El pasado lunes 21 de octubre tuvo lugar la inauguración de las jornadas de solidaridad con el pueblo saharaui ‘sobre el conflicto del Sáhara Occidental, Juristas, Mundo Intelectual y de Derechos Humanos’ en la Facultad de Trabajo Social y Ciencias del trabajo, donde diferentes representaciones políticas y educativas intervinieron en el acto de apertura y bienvenida, resaltando la importancia del respeto de los derechos humanos y el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui libre, cuyo territorio ocupa hoy Marruecos.
Los saharauis afrontan desde 1975, año de la Marcha Verde, una situación que se caracteriza por una ocupación territorial cruel y represiva contra la población por parte del Estado marroquí, bajo la indiferencia del responsable directo del conflicto, el Estado español, con la complicidad de la mayoría de países de la comunidad internacional.
En las diversas mesas redondas y conferencias realizadas durante la semana de concienciación y sensibilización, pudieron conocerse las diferentes problemáticas y situaciones que caracterizan este conflicto desde sus ámbitos social, jurídico, político y económico.
Derechos humanos y compromiso educativo
Las jornadas abarcaron diferentes temáticas de la situación saharaui, desde su comienzo hasta nuestros días. Especialistas en diversas materias y activistas pusieron en evidencia de forma muy elocuente el conflicto que se originó en el territorio del Sáhara tras la ocupación por parte de las autoridades marroquíes.
La postura del Estado marroquí es indudable. “Marruecos no es potencia administradora y, por lo tanto, no tiene derecho colonial. Es una práctica ilegal”, afirmaba Felipe Briones, fiscal y secretario general de la Asociación Internacional de Juristas por el Sáhara Occidental (IAJUWS), durante su intervención en una de las conferencias, donde aportó la perspectiva jurídica y legal para resaltar que “el derecho a la autodeterminación es decisión del Sáhara”. En último término, concluyó Briones, “la ONU es responsable de las prácticas de Marruecos”.
La aportación de la activista saharaui Aminatou Haidar, como testimonio directo de lo que ocurre día a día en el Sáhara Occidental, supuso uno de los momentos más duros de las jornadas. “Marruecos ha provocado desapariciones forzosas, independientemente de que fueran hombres, mujeres, ancianos o niños”, relataba la activista. “Además, nuestros niños son discriminados en los colegios y en la vida pública por ser hijos de saharauis. Nosotros educamos a nuestra sociedad bajo el pacifismo, pero tenemos miedo que en un futuro la violencia llame a la violencia y se produzcan nuevas confrontaciones”, manifestó Haidar.
Por su parte, María Teresa Vicente, profesora de Derecho de la Universidad de Murcia, recordó que “se trata de un territorio autónomo ocupado por Marruecos y que hay un proceso de descolonización por parte de España todavía pendiente”. La profesora afirmó que nuestro país incumple desde el año 1976 sus obligaciones de informar a la ONU sobre la situación en la que se encuentra el pueblo saharaui y que, por tanto, elude su responsabilidad como potencia administrativa del mismo, ya que todavía sigue pendiente el proceso de descolonización.
Larosi Haidar, profesor de la Universidad de Granada, realizó un llamamiento a la comunidad universitaria. “Los universitarios e investigadores deberían implicarse en proyectos que ayudasen a formar a la población saharaui. Con su ayuda se puede llegar a conclusiones interesantes y productivas de cómo solucionar el conflicto, siempre teniendo en cuenta la diplomacia, la forma y los derechos humanos”.
Un pueblo separado
El Sáhara se encuentra actualmente dividido en dos mitades, debidamente identificadas por la construcción de un muro artificial de más de 2.700 kilómetros de longitud y rodeado de minas anti persona. En su vertiente oriental encontramos el llamado Sáhara Libre, la zona de los campos de refugiados y bajo la supervisión del Frente Polisario. Al otro lado del muro, el Sáhara Occidental ocupado por el Estado marroquí, donde precisamente se encuentran los principales recursos naturales más importantes de la economía saharaui como son las minas de fosfatos.
Cada cinco kilómetros, el muro se encuentra custodiado por entre 35 o 40 soldados, convirtiendo la zona ocupada en “una enorme cárcel que aísla y divide las familias saharauis”, recordó Sidi Mohamed Omar, embajador-consejero del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), durante su ponencia sobre el conocido como muro de la vergüenza. “Es una imposición de nuevas fronteras”, afirmaba.
Esta situación ha supuesto un cambio muy importante para el ecosistema de la zona libre del Sáhara. La construcción del muro, que realiza la función de una gran barrera, ha permitido que el desierto se haya extendido hasta la nueva frontera impuesta por Marruecos, por lo que el agua no fluye con normalidad y perjudica tanto al paisaje y riqueza de la tierra como a sus habitantes por los daños colaterales.
Desde 2005 el Frente Polisario ha detectado y destruido más de diez millones de minas anti persona, culpables de la mayor parte de amputaciones de miembros y muertes de los saharauis de la zona libre.
Falta de interés
Los medios de comunicación juegan un papel muy importante en la sociedad, puesto que informan –o desinforman, dependiendo del medio– de todo lo que sucede y acontece en el mundo que nos rodea, incluyendo la ocupación del Sáhara Occidental por parte del Estado de Marruecos. Sin embargo, como afirmaba José Antonio Montesinos, director de elpajarito.es, “no nos ha llegado ni el 10% de lo que está ocurriendo en el Sáhara, cuando debería haber un flujo constante de información precisamente por haber sido una colonia española. Los medios de comunicación comparten una gran complicidad con el Gobierno español. Y si no hay violencia, no hay noticia”.
El bloqueo informativo del conflicto saharaui en nuestro país se apoya en la falta de posibilidades de poder acceder a la información en el país de origen. Ginés Serrano, periodista freelance y experto en el conflicto del Sáhara, afirmó que “cuando estás en la zona ocupada, las autoridades marroquíes saben todo lo que haces, con quién hablas y te detallan tu itinerario del día. Si no están conformes contigo, te invitan amablemente a irte del país alegando que es por tu seguridad. Si te niegas da igual, el resultado es el mismo, te extraditan fuera del Sáhara Occidental”.
Pero lo más difícil es ejercer de comunicador en un pueblo ocupado. Un periodista saharaui que dirige una radio online en el territorio que controla Marruecos aportó su testimonio personal y profesional en las jornadas. Lleva cuatro años informando a través de la radio, las redes sociales, blogs y correos electrónicos sobre el conflicto del Sáhara y la violación constante de los derechos humanos, como testigo directo de los hechos en muchas ocasiones, por parte del Gobierno marroquí. “A un periodista le pueden pasar tres cosas: te expulsan, te detienen o te matan”, afirmó en su comparecencia. Además “es muy difícil ser periodista en los territorios ocupados. Te genera una tensión constante y paranoica de que en cualquier momento pueden venir a por ti. Incluso desconfías de la camarera que te sirve el té. Además de cuidar de tu integridad física, debes cuidar tu integridad psíquica, si no, te puedes volver loco en un conflicto del que solo intentas informar y denunciar, siempre acompañado de mi pequeña cámara fotográfica” finalizaba el periodista la clausura de las jornadas.

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