En un día como hoy, 20 de mayo de 1973,
hace ya 42 años, el pueblo saharaui llevó a cabo la primera acción armada
contra España, gobernada por el dictador Franco, que ocupaba como potencia
colonial el territorio del Sáhara Occidental. Era la demostración inequívoca
del Frente Polisario de que de ningún modo podría ser ignorado en el futuro. Se
consumaba la ruptura política entre la sociedad saharaui y sus colonizadores.
En un día como hoy, 20 de mayo de 2005,
hace 10 años, la población saharaui de los territorios ocupados del Sáhara
Occidental se movilizaba (intifada) pacíficamente contra la potencia ocupante,
Marruecos, reivindicando libertad, independencia y el cumplimiento de las
resoluciones de Naciones Unidas, en defensa del legítimo derecho a su
autodeterminación, mediante un referéndum libre, como paso final al proceso de
descolonización inacabado.
Hoy, 20 de mayo de 2015, los que nos
gobiernan, vergonzosamente y con indiferencia, siguen mirando para otro lado
cuando la policía y el ejército de Marruecos pisotean los Derechos Humanos y
ejercen una violencia inadmisible contra la población saharaui, destruyendo
enseres y viviendas, practicando detenciones arbitrarias, torturas,
violaciones, desapariciones y asesinatos.
Los que gobiernan Europa, España, Andalucía
o Málaga anteponen los intereses económicos por encima de la justicia y la
legalidad internacional. La monarquía feudal marroquí se impone a la democracia
europea. Solo se atreven a hacer declaraciones generales, muy vagas, no
vinculantes, sobre la necesidad de que Marruecos respete los Derechos Humanos y
avance en el campo de las libertades fundamentales.
Las democracias europeas están dando un
trato privilegiado a un país pseudo-democrático como Marruecos, que viola
permanentemente los Derechos Humanos. Nunca le exigen que cumpla con la
legalidad internacional, que cese la represión contra el pueblo saharaui, que
libere a todos los presos políticos saharauis (en la actualidad están
encarcelados 56 activistas y defensores de los derechos humanos, muchos de
ellos a cadena perpetua o 25-30 años de prisión).
Los gobiernos de Europa (Ángela Merkel y
Francois Hollande), España (Mariano Rajoy), Andalucía (Susana Díaz) o Málaga
(Francisco de la Torre), a esos que votamos periódicamente, se convierten en
«colaboradores necesarios» para que el régimen marroquí continúe con la
ocupación ilegal del territorio, el expolio y la represión contra el pueblo
saharaui.
Europa (sus habitantes también) está
aceptando, cuando no beneficiándose, de la explotación, robo y expolio de los
recursos naturales saharauis por parte del gobierno de ocupación marroquí. Los
fondos europeos multimillonarios que se asignan a Marruecos le convierten en el
primer beneficiario de la región en recibir ayudas europeas, y estas grandes
sumas de dinero no han servido para mejorar las condiciones de vida de la
población saharaui de los territorios ocupados del Sáhara Occidental.
Por el contrario se esquilman los recursos
pesqueros saharauis (Marruecos y la Unión Europea firman acuerdos de los que
nuestros pescadores se benefician y nosotros consumimos), se destroza el
ecosistema, se explotan abusivamente los pozos de agua milenarios para el
desarrollo de invernaderos (sus productos, los saharauis, compiten como
marroquíes con los españoles), se vende ilegalmente arena saharaui (unas 500
mil toneladas anuales) a empresarios principalmente españoles para negocios de
la construcción, se comercia con millones de toneladas de fosfato. La Unión
Europea lo sabe pero sigue financiando sin escrúpulos la ocupación ilegal del
Sáhara Occidental por parte de Marruecos, que además hace políticas medioambientales
insostenibles y socialmente injustas.
No podemos aceptar de ningún modo amparar
una acción de gobierno de este tipo, que pone los beneficios económicos por
encima de la legalidad, la justicia y los derechos de los pueblos. Marruecos no
es un socio fiable para las democracias de Europa.
Ahora que estamos en período electoral es
un buen momento para que la ciudadanía, cuando vayamos a ejercer nuestro
derecho al voto, pensemos en que necesitamos representantes en nuestros
ayuntamientos que defiendan nuestros intereses pero que también defiendan la
legalidad en el Sáhara Occidental y el derecho del pueblo saharaui a decidir
sobre su futuro. Y así de esa manera empecemos a devolverles lo que es suyo, la
palabra y una tierra con todos sus recursos donde ejercer sus derechos.
Es una cuestión de legalidad pero también
de dignidad; hasta que no cerremos el tema del Sáhara Occidental no se cerrará
la malograda transición española a la democracia.
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