sábado, 17 de marzo de 2018

Polisario: por tierra, mar y aire


La semana pasada visitaron Canarias Mohamed Khaddad, responsable de las relaciones internacionales del Frente Polisario, y Gilles Devers, representante ante los tribunales europeos de los intereses saharauis. Devers, conocido activista francés contra la islamofobia y en defensa de la causa palestina, es un abogado de extraordinario talento, que logró a finales de 2016 que la Corte de Justicia europea sentenciara que las ventajas comerciales concedidas a los productos marroquíes en el marco de los acuerdos euromediterráneos entre Bruselas y Rabat no eran aplicables a las exportaciones del Sahara a la Unión Europea. Devers consiguió así darle la vuelta al recurso presentado por el Consejo de Ministros de la Unión, con el apoyo del Gobierno de España, contra una sentencia previa del Tribunal de Justicia -la primera instancia europea- en la que se afirmaba que el Sahara Occidental no forma parte de Marruecos, y por lo tanto sus productos no pueden ser tratados por Europa como si fueran productos marroquíes.
En realidad, desde el Sáhara no se exporta prácticamente nada a Europa, aparte de arena, pero el objetivo perseguido por Devers era conseguir una percha para denunciar el tratado de pesca con Marruecos, dado que la flota comunitaria, integrada por 126 barcos, las tres cuartas partes de ellos españoles, pesca unas 83.000 toneladas anuales -80 millones de euros- fundamentalmente en aguas saharianas, mucho más ricas que las aguas del litoral marroquí. El pasado 27 de febrero, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, dictaminó que la "zona de pesca marroquí" a que se refiere el tratado pesquero no incluye las aguas adyacentes al territorio de la antigua colonia española, que es donde se producen el noventa por ciento de las capturas. El acuerdo sigue vigente hasta su vencimiento el 14 de julio, y podría perfectamente ser renegociado, por lo que la sentencia no satisfizo plenamente a los representantes del Polisario, que esperaban su derogación. Pero si ha dejado claro que quien faene en las aguas saharauis lo hará al margen del acuerdo con Marruecos y sin cobertura comunitaria. El Frente Polisario se ha apuntado dos tantos, uno por tierra y otro por mar, al amparo de la justicia europea.
Devers busca ahora una tercera victoria, en el aire. Y quiere lograrla denunciando ante la corte europea a la compañía Binter Canarias: el objetivo es que se prohíban los vuelos entre las Islas y el Sáhara Occidental operados por Binter, que es hoy -tras la retirada temporal de los vuelos de Transavia a Dajla- la única compañía aérea de Europa que mantiene sus destinos a Dajla y El Aaiún.
La intención de Devers es solicitar a Binter que negocie con los representantes saharauis un acuerdo. Pero es difícil que esa vía prospere: cualquier acercamiento de Binter Canarias al Polisario provocaría sin duda la suspensión de las licencias de Marruecos para que la compañía opere con Marruecos y con sus "Territorios del Sur". Es improbable que Binter asuma siquiera el riesgo de una conversación formal con el Polisario, y mucho menos que llegue a algún acuerdo que implique el reconocimiento de su representación del pueblo saharaui. Devers acabará acudiendo a los tribunales de nuevo, y es posible que vuelva a ganar.

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