La directora de la Escuela Militar de
Mujeres del Sáhara, Nueina Djil, cuya imagen portando un fusil en una mano y a
su hijo pequeño en la otra durante la Marcha Verde se convirtió en un símbolo
del papel destacado de la mujer saharaui, ha participado en unas jornadas de
sensibilización en Elche organizadas por el IES La Foia
*Fuente: el diario.es Por Emilio J.
Martínez - Alicante. 11/05/2019
Nueina Djil conoce bien la guerra. Como
cualquiera que haya vivido los últimos cuarenta años en la que fue colonia
española y desde entonces territorio ocupado por Marruecos. La invasión
marroquí del Sáhara Occidental en noviembre de 1975 llevó a una sociedad que
esperaba la celebración de un referéndum de autodeterminación a levantarse en
armas contra el régimen de Hassan II, muy hábil en su intento de tapar con la
Marcha Verde la crisis interna que ponía en peligro su trono.
Y entonces apareció ella: Una madre joven
de mirada penetrante y rostro cubierto parcialmente por un turbante sosteniendo
un fusil en su hombro izquierdo y a su hija Suadu Uleida con su mano derecha.
Imagen inmortalizada por la fotógrafa de guerra francesa Christine Spengler y
posteriormente empleada en la portada del libro Sáhara: memoria y olvido
(editorial Ariel, 2010) de la periodista de RTVE Yolanda Sobero.
Un retrato convertido en icono de la
representación de la mujer alejada del papel subyugado que juega en países
propios de cultura árabe y que desde hace un año, el 13 de abril de 2018, ha
vuelto a cobrar actualidad cuando abrió la Escuela Militar de Mujeres del
Sáhara en Rabuni, la capital administrativa de la autoproclamada República
Árabe Saharaui Democrática (RASD), el estado de reconocimiento limitado que
sueña con la independencia del Sáhara Occidental.
El Ministerio de Defensa del RASD ha puesto
al frente de esta iniciativa a Nueina Djil, exmiembro del Comité Ejecutivo, el
órgano político de la RASD, y anterior directora de Cooperación regional o de
Cultura, entre otros cargos. Ahora ha explicado en qué consiste en las jornadas
de debate y concienciación celebradas a mediados de abril por el IES La Foia
d’Elx, centro educativo inmerso desde hace años en todo tipo de actividades con
sus estudiantes dirigidas a la ayuda al pueblo saharaui.
Cuenta Djil en conversación con este medio
que a esta escuela acuden todos los días 64 mujeres voluntarias de edades
comprendidas entre los 18 y los 30 años donde aprenden formación militar
completa, desde el manejo de armas hasta cómo utilizar las comunicaciones
militares imprescindibles en el desierto, pasando por el aprendizaje de
primeros auxilios y otras nociones básicas de salud. Pero también es una
oportunidad para que las mujeres aprendan informática, conocimientos de
administración o incluso costura.
Nueina Djil
"La formación del ser saharaui no solo
queda reducida a los hombres, sino que las mujeres también tienen la
oportunidad de formarse en todos los aspectos", dice la directora en un
tímido español con la traducción de Lehbib Alisalem, delegado del RASD en
Alicante.
"El papel de la mujer saharaui en el
Sáhara no tiene nada que ver con el que tiene en Marruecos", advierte
Djil. "Tenemos la misma religión, el islam, pero la cultura es muy
diferente", añade Alisalem. Explica con mucho orgullo esta exdirectora de
la guardería regional que la mujer saharaui "es libre" ya que puede
participar y de hecho participa en diferentes estamentos sociales,
"tenemos un prestigio que la mujer marroquí carece, a ellas les toca
quedarse en casa", asegura.
Nueina Djil conoce bien la guerra y las
miserias que depara. Su primer marido, Mohamed Uleida, murió en combate en
junio de 1976 junto con El Uali Mustafa Sayed, conocido como el Che Guevara
saharaui y otros guerrilleros. Meses antes Sayed había proclamado la creación
de la RASD y tres años antes había fundado el Frente Polisario, el movimiento
de liberación nacional del Sáhara Occidental.
Desde entonces, cada 9 de junio el pueblo
saharaui recuerda en el Día de los Mártires a "héroes nacionales"
como Sayed o Uleida. Le preguntamos a Djil si guarda rencor a Marruecos, si
cree que un conflicto bélico, cuyo alto el fuego fue sellado en 1991, podría
acelerar una solución política estancada casi 44 años y que llevó a finales de
marzo a la enésima ronda de contactos entre el Frente Polisario y Marruecos
auspiciada por la ONU.
"Esperemos que se avance, pero somos
pesimistas la verdad", avanza Lehbib Alisalem, el delegado saharaui del
RASD en Alicante. "No deseo participar en una guerra -señala Djil, madre
de cuatro hijos- pero me siento obligada a defender nuestra tierra".
"En todos estos años -añade- la mujer saharaui no se ha preparado para la
guerra, sino para mantener la paz, como vamos a seguir haciendo con la escuela
militar".
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