domingo, 20 de diciembre de 2009

El caso Haidar devuelve la voz al Sáhara Occidental




El caso Haidar devuelve la voz al Sáhara Occidental

El barrio de la activista seguía ayer sitiado por las Fuerzas de Seguridad marroquíes. Algunos gestos de Rabat determinan que la causa saharaui está experimentando un fuerte impulso

PUBLICO. - TRINIDAD DEIROS - ENVIADA ESPECIAL - 20/12/2009

(Foto: EFE)

Casa Piedra, el barrio de El Aaiún donde se encuentra la casa de Aminatou Haidar seguía ayer sitiado por la Policía marroquí, que mantenía cortadas todas las vías para acceder a su calle. Periodistas, conocidos de la familia, saharauis de a pie e, incluso, el médico de la activista, el doctor Domingo de Guzmán, que la acompañó desde Lanzarote, vieron cómo los agentes les cerraban el paso.

La propia Haidar tuvo que salir de su casa y caminar unos 50 metros apoyada en dos familiares y con mucha dificultad por su atrofia muscular para pedir a los policías que permitieran llegar a la casa al médico, a quien finalmente se le franqueó el paso. No así a los periodistas. Las entrevistas con la defensora de derechos humanos se han acabado por orden de la autoridad.

"El caso Haidar ha evidenciado las grandes violaciones de derechos humanos que se cometen en el Sáhara ocupado", explica en su casa Ahmed Sbai, presidente del Comité de Protección de los Presos Políticos Saharauis. "Después del retorno de Aminatou, se abrirá un pequeño espacio de libertad", cree este activista. A su lado, Hassana Douichi, de otra asociación, asiente y relata que un hermano de Brahim Dahan, uno de los siete presos políticos encarcelados en la prisión de Salé, cerca de Rabat, por haber visitado los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, le comentó a su hermano que ahora "las cosas van a cambiar".

Gandhi saharaui
"La huella del caso Haidar ya se está notando, sobre todo en los jóvenes", afirma Douchi. Y pone un ejemplo: el de las dos chicas que el viernes fueron detenidas en Casa Piedra por repartir octavillas con el rostro de la Gandhi saharaui. "Cuando la Policía les presentó su declaración para que la firmaran, en sus datos personales, ponía que su nacionalidad era marroquí. Una de las chicas se negó a firmar aduciendo que su nacionalidad era la saharaui, mientras que la otra aseguró que no podía precisar cuál era su nacionalidad, dado que su pueblo no se había autodeterminado", explica Douichi. Estas dos jóvenes ya han sido liberadas.

La historiadora Claudia Barona coincide con los activistas en que "se ha abierto una puerta interesante". Esta experta en el Sáhara, autora del libro Hijos de la nube, considera que el regreso de Haidar dará paso a un "nuevo escenario protagonizado por la sociedad civil saharaui".

"Hasta 2005 (cuando empezó la Intifada saharaui), la población de los territorios ocupados había vivido bajo el silencio. La resistencia pacífica hizo entonces que se empezara a conocer la lucha de este pueblo", recalca Barona.

Un aspecto fundamental para explicar por qué la situación ha cambiado es el carácter pacífico de la lucha por la autodeterminación en el Sáhara Occidental: "Ya no estamos hablando de un enfrentamiento de Marruecos con el Ejército del Polisario, ni siquiera del Polisario en sí mismo, sino de la sociedad civil saharaui. Hay un pueblo que no está contento, como se vio anteayer (el día que volvió Haidar) en la calle", subraya Barona.

El pueblo saharaui, precisa, "tiene una tradición oral muy importante. Y si te fijas, la gente aquí tiene una enorme necesidad de ser escuchada, de que se respete su derecho a la libertad de expresión, su cultura y su autodeterminación".

"Veo un cambio. Creo que viene una nueva etapa de resistencia en el Sáhara. La vuelta de esta dama, su resistencia pacífica, su figura, han sido pasos para pasar del silencio a la palabra. Vea usted a esta señora pequeña, flaquita, y lo que logró hacer sólo con sus palabras", recalca esta estudiosa.

"Tienen miedo"
La "victoria" que, según los activistas saharauis, ha representado la vuelta Haidar ha hecho que "los marroquíes tengan miedo", se felicita Mohamed Mayara, del Comité Ejecutivo de la Asociación Saharaui de Víctimas de Graves Violaciones de los Derechos Humanos cometidas por el Estado Marroquí (ASVDH).

"Tener a Haidar aquí ha dado ánimos a los saharauis. Ella ha roto las reglas que marcó el rey en su discurso del 6 de noviembre, en el que nos amenazó", considera este activista.

Mayara y su asociación han calculado el número de víctimas de la intervención policial del jueves, la noche de la llegada de Haidar a El Aaiún. Asegura que al menos 30 personas sufrieron algún maltrato, y que diez resultaron heridas, pero que estas cifras pueden ser mayores por "la dificultad de acceso a los heridos".

La Policía ha vetado todo conato de manifestación en El Aaiún. Sin embargo, ayer hubo una celebrada sin problemas. Unas doscientas personas se concentraron frente al Palacio de Congresos en apoyo de la marroquinidad del Sáhara. Con fotos del rey Mohamed VI y enarbolando banderas marroquíes, dieron vivas al rey y al "Sáhara marroquí". Unos hombres, vestidos de negro o en chándal filmaban a los periodistas extranjeros.

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Aminetu, prisionera en su propia casa

"Pido al Gobierno que me traslade a la cárcel y acabe con esta estrategia estúpida"

EL PAIS. TOMÁS BÁRBULO (ENVIADO ESPECIAL) - El Aaiún - 20/12/2009 "Este barrio está prohibido", dice un policía. El agente, vestido de paisano, está plantado a la entrada de la calle Bir Jedid (Pozo Nuevo). Junto a él, decenas de policías -de paisano y de uniforme- sitian la casa de Aminetu Haidar. A las diez de la mañana de ayer (una hora más en la Península), impidieron el paso al doctor Domingo de Guzmán, médico de la activista saharaui. En plena discusión, apareció por la calle una mujer tambaleante, vestida con una melfa blanca a rayas marrones. Al principio no le prestaron atención. Pero cuando se acercó descubrieron que se trataba de la propia Aminetu, que avanzaba apoyada en su hija, Hayat, y en otro familiar. La mujer, que tras 32 días en huelga de hambre sólo se alimenta con agua, Acuarius y una cucharada de compota cada hora, se había visto obligada a salir de la cama. Tuvo que apoyar la cabeza sobre el capó de un coche para no desplomarse. Una vez recuperada, se encaró con los agentes hasta que logró que franquearan el paso al médico.

Haidar ha logrado volver a El Aaiún, pero las autoridades marroquíes la han sometido a un cerco que se parece mucho a un arresto domiciliario. "La policía sólo deja pasar a casa a mis familiares", denunció por teléfono a EL PAÍS. Y lanzó un desafío a Rabat. "Pido al Gobierno que me traslade a la cárcel y punto, y que termine con esta estrategia estúpida". Relató que, además de a otras muchas personas, los agentes le impiden ver a sus compañeros en la defensa de los derechos humanos. Ella adivina que lo que está viviendo estos días es una señal de lo que sucederá cuando logre recuperarse: "Creo que me impedirán salir a la calle".

La presión de la policía recuerda a los peores años del reinado de Hassan II, padre del actual monarca. Los coches azules de los antidisturbios patrullan las calles del barrio de Zemla, donde vive Haidar. En el aeropuerto, son decomisados los periódicos españoles que traen los viajeros. Y cuando un periodista toma un taxi, enseguida se acerca un policía para preguntarle al conductor adónde va a llevarle.

Mientras en torno a la casa de Haidar la policía mantenía el cerco, en el otro extremo de la ciudad cortaba el tráfico para que pudiera desarrollarse una manifestación en defensa de la marroquinidad del Sáhara. Hacia las cinco de la tarde, un centenar de personas se concentraron en la plaza Mechuar, frente al Palacio de Congresos. Enarbolaban banderas marroquíes y retratos de Mohamed VI, y coreaban consignas como: "Sáhara marroquí", "Viva Mohamed VI" y "Haidar, traidora".

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