EL MUNDO. Ana del Barrio Madrid 19/12/2009 Ha sido la sombra, la amiga, la confidente y la abogada de Aminatu Haidar durante sus 32 días de huelga de hambre y reivindicación en Lanzarote. Inés Miranda no pudo acompañar en el avión a la activista saharaui en su regreso a El Aaiún, pero se siente satisfecha.
Desde el año 2002, es coordinadora de la Misión de Observación de Juristas en el Sáhara Occidental, creada por el Consejo General de la Abogacía, y asiste a los juicios contra activistas saharauis pro Derechos Humanos. Su voz ha sido una de las más críticas con la actuación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por permitir la entrada de Haidar en España sin su pasaporte.
P.– La peripecia de Aminatu ha terminado con un final feliz, ¿cómo fue el viaje de vuelta a El Aaiún?
R.– El avión estuvo hora y media dando vueltas en el aire, cuando lo normal es que tarde media hora. Mi sensación es que Marruecos ha tensado la cuerda hasta el último momento. Después de aterrizar en El Aaiún, la querían meter en una ambulancia marroquí, pero ella se negó porque no se fiaba. Finalmente, vinieron unos familiares y se pudo desplazar con ellos. No fue hasta el momento en que hablé por teléfono con ella, su madre y sus dos hijos, cuando tuve el convencimiento de que todo había salido bien.
P.–¿Cómo traspasó la frontera? ¿Es cierto, como dice Marruecos, que la activista cumplió con todas las formalidades?
R.– Cuando llegó al control policial, le dieron la tarjeta de desembarque. Entonces, ella dijo: "Cómo la voy a rellenar si tú sabes que no tengo pasaporte". Aminatu Haidar no cumplimentó ningún documento de entrada. Las autoridades marroquíes le dieron luego a su hermana el pasaporte que le habían requisado el 13 de noviembre. De esta forma, Aminatu consiguió la única petición que había realizado desde el primer momento y que le habían negado tanto el Gobierno de España y como el de Marruecos: volver a El Aaiún sin papeles.
P.– ¿Cómo han transcurrido las negociaciones?
R.– Ha sido un acuerdo entre Estados Unidos, Francia y Marruecos y España ha ejecutado el acuerdo poniendo el avión. Me parece lamentable que la solución haya venido por un acuerdo de terceros países y que el Gobierno no haya cumplido la ley.
P.– ¿Quién le comunica la noticia de que Haidar puede partir?
R.– Una tercera persona me comentó: ‘Tengo un mensaje del presidente. Dice que Aminatu puede volver y que ya hay un avión medicalizado’. Entonces, yo le pregunté: ‘¿Por qué el presidente no me llama a mí?’ Aminatu insistió en que yo fuese con ella, pero nos aseguraron que Marruecos no quería extranjeros en el avión.
P.– ¿Qué va a cambiar a partir de ahora en El Aaiún con el regreso de la llamada Gandhi saharaui?
R.– Creo que todo va a seguir exactamente igual que antes, pero será más visible. Aminatu continuará igual de acosada por Marruecos y seguirá habiendo saharauis detenidos, torturados y condenados. La represión es cada vez mayor y la línea dura ha aumentado en los últimos tiempos.
P.–¿Cómo valora todo lo que ha sucedido en este mes de huelga de hambre?
R.– Ha sido un trabajo de dignidad y coherencia. Estábamos convencidos de que teníamos razón y como abogada considero que el retorno es ajustado a derecho. Tanto Marruecos como España han vulnerado cuanta legislación han podido y se han saltado a la torera los Derechos Humanos de Aminatu. El espectáculo que ha dado España es lamentable.
P.–¿Cómo califica la actuación del ministro de Exteriores?
R.– Su intervención no ha sido resolutiva. Desde el momento que se impuso la entrada en España de Aminatu, el Gobierno vulneró la legislación interna y la internacional y se convirtió en cooperador necesario de la deportación realizada por Marruecos.
P.–¿Cuándo pensó usted que se solucionaba el problema?
R.– Desde el primer momento. Nunca perdí la confianza en la Justicia y siempre pensaba que era un día menos en el camino de regreso. El Gobierno español ha ninguneado a Aminatu Haidar en este proceso, pero los procedimientos judiciales que se han iniciado en España van a llegar hasta el final. Aminatu no ha dicho nada que no haya hecho y no ha hecho nada que no haya dicho.
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