sábado, 19 de diciembre de 2009

La policía marroquí acosa a Aminetu, "la madre de todos los saharauis"






Aminatu se enfrenta a los policías que han bloqueado al médico que la atiende

Texto y foto LUIS DE VEGA

ABC. LUIS DE VEGA ENVIADO ESPECIAL A EL AAIÚN 19-12-09

Lo vivido sobre las 10.30 de la mañana del sábado en El Aaiún, una hora más en Madrid, explica bien la situación de tensión que se vive en la capital del Sahara, especialmente alrededor del bario de Casa Piedras.
El doctor Domingo Guzmán-Pérez, que sigue la recuperación de Aminatu Haidar, se ha acercado en un coche a la vivienda de la activista cuando la Policía le ha impidido el paso, como ha presenciado ABC.

Una prima de Haidar, que hacía de chófer de Guzmán, ha avisado a la activista por el teléfono móvil. Impulsada por el resorte de la indignación, en unos minutos Haidar ha aparecido al fondo de la calle como un fantasma. Arrastraba los pies mientras se apoyada sobre su hija Hayat y otro familiar.

Es la primera vez que ha puesto los pies en las calles de su ciudad desde su regreso de Lanzarote hace día y medio. Lo ha hecho en contra del reposo ordenado por el doctor, pero dando a entender que hay cosas que le importan más que su recuperación física.
Haidar no ha dudado en encararse con la treintena de agentes que la han rodeado, al igual que a los dos reporteros que han presenciado la escena. Los policías, algunos especialmente violentos, se han cuidado de no poner la mano encima a Haidar, que por momentos ha apoyado su cabeza en el coche porque perdía el equilibrio.

Finalmente, los agentes han dejado pasar el coche con Haidar y el médico dentro. Guzmán-Pérez ha confirmado minutos después que la activista está más tranquila y que su recuperación marcha bien.

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Haidar niega haber cedido ante Marruecos a cambio de su regreso

La policía marroquí cerca la casa de la activista y reprime cualquier celebración

EL PAIS. TOMÁS BÁRBULO (ENVIADO ESPECIAL) - El Aaiún - 19/12/2009

La policía marroquí selló ayer todos los accesos a la casa de Aminetu Haidar en El Aaiún. Los agentes se desplegaron a las dos de la tarde (las tres en la Península) por las calles adyacentes y obligaron a dar media vuelta a las personas que pretendían acercarse a la destartalada placita en la que se halla la vivienda. Periodistas, amigos de la activista e incluso familiares encontraron prohibido el paso. Por las polvorientas arterias del barrio patrullaban furgones azules cargados de antidisturbios que se detenían para identificar a cualquiera que consideraran sospechoso. Las órdenes de los policías eran también impedir salir de la casa a sus habitantes. Los hijos de Haidar no pudieron ir a casa de una vecina.

La activista insistió en "seguir luchando hasta el final" por su causa
En el interior, Aminetu celebró su jornada de triunfo postrada en la cama y sometida a una dieta de agua y suero oral. Según su médico, el doctor De Guzmán, hasta dentro de unos diez días no podrá ingerir alimentos sólidos. Ella misma se da un plazo de "al menos dos meses" para retomar su vida habitual. Su precario estado físico no ha mermado su fortaleza anímica. A través de terceras personas, negó a EL PAÍS haber hecho concesión alguna a las autoridades marroquíes a cambio de su regreso a El Aaiún. En declaraciones realizadas a varios medios por la mañana, antes de que la policía bloqueara su casa, se mostró decidida a "seguir luchando hasta el final" por la independencia del Sáhara Occidental.

Haidar no se detuvo ahí. Dedicó duras palabras a Marruecos, y calificó de "estúpida" su decisión de expulsarla. Sus críticas alcanzaron al Gobierno español: lo acusó de tomar partido por Rabat en el conflicto del Sáhara Occidental y le instó a cambiar de política, a la vista del apoyo que la sociedad civil ha prestado a la causa saharaui durante su huelga de hambre.

Los agentes que ayer rodeaban la casa de Haidar, en el humilde barrio de Zemla, estaban muy nerviosos. Doce horas antes se habían empleado a fondo allí mismo para disolver a los saharauis que habían acudido a celebrar el regreso de la activista. Cientos de personas, la mayoría de ellas mujeres, niños y adolescentes, se echaron a la calle el jueves por la noche gritando a favor de la autodeterminación del Sáhara, dando vivas al movimiento independentista Frente Polisario y haciendo sonar las bocinas de sus coches. Varios cantaban: "¡Ya llegó nuestra madre! ¡Ya llegó la madre del Sáhara!". Expresiones de júbilo similares se vivieron en el céntrico barrio de Matal-la y en los suburbios obreros de Bucráa, Skaikima y Mesuar.

La fiesta frente a la casa de Haidar, celebrada a la luz de las escasas farolas, fue interrumpida por los policías antidisturbios, que cargaron contra la multitud. A un adolescente le rompieron el brazo por tres sitios. Otros tres fueron apaleados y abandonados en un vertedero de las afueras de El Aaiún. Y dos periodistas resultaron heridos de una pedrada.

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