lunes, 31 de mayo de 2010

¿JAQUE MATE AL “REY DE LOS POBRES”? Inicio de los movimientos finales en la larga partida saharaui - marroquí




En estos tiempos tan difíciles para la causa saharaui, justo cuando pensábamos que la partida diplomática ya estaba perdida debido principalmente a la total inoperancia de Naciones Unidas y que, como dijo hace poco Sidi Mohammed Dadach, uno de estos días los saharauis sólo pondrían “la guerra sobre la mesa de negociaciones”, un inesperado acontecimiento surge con gran potencial de equilibrar en algo la hipersensible balanza del conflicto: el jefe del Ejecutivo marroquí, el primer ministro El Fassi, ha pedido al gobierno español reconsiderar la situación de pertenencia de las ciudades “ocupadas” de Ceuta y Melilla, apelando a la necesidad de tener “una visión de futuro” que considere “los intereses comunes de ambos países y las nuevas realidades estratégicas y geopolíticas”.

Aunque es cierto que se trata de una vieja reivindicación recurrente, en el Parlamento marroquí no se había vuelto a hablar de este espinoso asunto desde noviembre de 2008. A partir de ese momento, la disputa por la territorialidad de los dos enclaves españoles en el norte de África había sido momentáneamente olvidada. Sin embargo, en la reciente toma de pulso ocurrida ante el caso Haidar, la diplomacia marroquí adquirió una enorme ventaja y se posicionó ante el tablero en actitud más fuerte y decidida. La entrada de Aminatu a territorio ocupado por Marruecos no mostró en ningún momento debilidad por parte del régimen alauí, como muchos pueden haber supuesto, sino la consecuencia de una turbia negociación con el gobierno español donde los territorios de la República Árabe Saharaui Democrática, como siempre, resultaron una inmoral moneda de cambio. Gracias a esta ventajosa posición marroquí, luego llegarían las acusaciones de traición a la patria a los siete héroes saharauis secuestrados a su vuelta de los campamentos de refugiados de Tindouf y el recrudecimiento de la violencia contra los activistas de la intifada pacífica en las ciudades saharauis de El Aaiún, Smara y Dajla. El aparato represor de la monarquía alauí estaba nuevamente engrasado y, al mismo tiempo, garantizada la pasiva inmovilidad de un gobierno débil que, en teoría, es responsable de la descolonización de un territorio actualmente en litigio y, en la práctica, resulta ser el mayor cómplice de un atroz genocidio.

Para sellar los interesados lazos de amistad, en el mes de marzo de este año se celebró la Cumbre de la Unión Europea con Marruecos nada menos que en la simbólica ciudad de Granada, bastión de arábigas reminiscencias. Una excesivamente cordial deferencia del gobierno español a su sureño colaborador. Para sorpresa de todos, a la cumbre no asistió el monarca alauí, enviando en su representación a su ministro El Fassi.

Consolidadas ya las nuevas posiciones gracias a estos favorables acontecimientos, se efectúa una de las jugadas marroquíes que iniciará la secuencia de recientes errores tácticos. El mes pasado Rabat designó como nuevo embajador en España a Ahmed Ould Souilem, ex dirigente del Frente Polisario y tránsfuga saharaui que nunca vivió en Marruecos hasta julio del año pasado. Dicha designación, evidente movimiento de presión hacia España en torno al conflicto saharaui - marroquí, muestra una vez más el poco interés que el gobierno alauí tiene hacia las principales preocupaciones de su propio pueblo, obligado a cruzar el estrecho perseguido por el hambre, la miseria y las autoridades migratorias. Ahmed Ould Souilem no conoce de estas penurias, ni de las posibles soluciones que podría brindar a este sufrido pueblo desde su nuevo cargo.

Inmediatamente después llegaría el cansino reclamo marroquí de Ceuta y Melilla, que lejos de poner contra la pared al gobierno español, lo que hace es tensar una cuerda que ya está bastante desgastada, provocando el total rechazo de la sociedad civil de la Península y Canarias. Esa misma sociedad civil que apoya la causa saharaui desde siempre, que constituye sólidas asociaciones de apoyo a los hijos e hijas de las nubes y que no deja de mostrar su desinteresada solidaridad a través de la cooperación internacional descentralizada y la acogida de niños y niñas saharauis durante el verano en los conocidos programas de “Vacaciones en Paz”.

Dos inoportunos desaciertos que muestran la desmedida ambición de la monarquía alauí y su falta de originalidad a la hora de plantear su estrategia sobre el tablero geopolítico magrebí. Mientras tanto, la República de Argelia va ubicándose en mejores posiciones frente a Estados Unidos, por su valiosa colaboración en la lucha contra la facción de Al Qaeda en el Magreb, y también frente a Francia, a través de los recientes acuerdos para el transporte de uranio desde Níger. Para los que vivimos desde hace unos años en esta parte del mundo sabemos que, hasta el momento, todo lo que beneficia a Argelia, también beneficia al Frente Polisario y su lucha por la independencia.

Existe un antiguo proverbio saharaui que nos recomienda que cuando tenemos un hermano con las manos de miel, no intentemos coger todo el dulce que nos ofrece de un solo bocado, sino que vayamos tomándolo poco a poco de acuerdo a nuestras necesidades más urgentes e importantes. No vaya ocurrir que un día realmente necesitemos de otro de sus favores y, en ese momento, ya se haya agotado la generosidad de sus manos. Para beneplácito del pueblo saharaui, el embajador Ahmed Ould Souilem no ha sabido transferir ese sabio consejo a su monarca.


José Antonio Monje
Coordinador de la delegación de Mundubat en la RASD

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