La ministra de Asuntos Exteriores defiende que a la luz de lo que «se va sabiendo», no condenar fue «lo más inteligente»
LA VERDAD 17.11.10 - 00:44 - PAULA DE LAS HERAS | MADRID.
«El Gobierno no puede reaccionar ante opiniones, hay que contrastar los hechos»
La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, defendió ayer la postura del Gobierno frente al violento desmantelamiento del campamento del El Aaiún con el argumento de que España «no tiene responsabilidad sobre el Sáhara Occidental». La jefa de la diplomacia española alegó, durante un intenso debate en el Senado, que no cabe exigir al Ejecutivo una implicación mayor de la que ha tenido hasta ahora porque no es parte en el conflicto entre las autoridades marroquíes y el Frente Polisario y así lo reconoce, dijo, la propia Organización de Naciones Unidas.
No tenía fácil la ministra su primera intervención ante la cámara alta porque, además de tener que enfrentarse a una cuestión muy sensible para su electorado, los senadores del PP, el PNV, ICV y Na Bai tampoco le dieron tregua. Quizá por eso acabó llevando la cuestión al farragoso asunto jurídico y terminó por dejar que saliera a colación el Acuerdo de Madrid suscrito por el Gobierno franquista de Carlos Arias Navarro en 1975, con el dictador ya agonizante, y por el que España traspasó a Marruecos y Mauritania las «responsabilidades y poderes» sobre su antigua colonia.
Jiménez se aferró al llamado 'informe Corell' -emitido por el subsecretario de asuntos jurídicos de la ONU, Hans Corell, el 29 de enero de 2002- para sostener que desde febrero de 1976 se considera a España «desligada de toda responsabilidad internacional» sobre el Sáhara y que además se entiende que es Marruecos quien ejerce la administración «de facto».
El citado informe, relata en su punto siete cómo, a través de su embajador Jaime de Piniés, España trasladó por aquellas fechas a la ONU que daba por terminada su presencia en el territorio y que se consideraba «exenta» de cualquier responsabilidad de carácter internacional.
Pero también sostiene que el Acuerdo de Madrid «no transfirió la soberanía sobre el territorio» ni tampoco confirió a ninguno de los firmantes el estatus de potencia administradora porque eso era algo que «España no podía transferir unilateralmente». De hecho, Marruecos no está en la lista de potencias administradoras del organismo internacional.
Eso es lo que le espetó el senador del PP Alejandro Muñoz-Alonso, durante una larga interpelación, pero también por esa vía -la de la existencia de responsabilidades históricas- atacó en su pregunta la senadora del PNV Miren Lore Leanizbarrutia. Ni uno solo de los cinco miembros de la oposición que abordaron este asunto aplaudió la gestión de los acontecimientos realizado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Jiménez, sin embargo, tampoco se echó atrás. Tras insistir en que es fundamental mantener unas buenas relaciones con Marruecos por su necesaria cooperación en el control del terrorismo internacional de corte islámico, las rutas de la inmigración ilegal o el narcotráfico, defendió que el Ejecutivo se ha limitado a actuar con «responsabilidad» al negarse a emitir una declaración de condena. «Como vamos sabiendo por los últimos hechos -llegó a decir- era lo más inteligente».
Víctimas de ambos lados
La jefa de la diplomacia subrayó así que «hay víctimas por ambos lados». «El Gobierno no puede reaccionar ante opiniones; tenemos que esperar hasta contrastar los hechos, pero hemos hecho un llamamiento permanente al respeto de los derechos fundamentales a que se permitiera el acceso a los medios de comunicación y, al mismo tiempo -se defendió- hemos pedido una investigación del o ocurrido y desplegado protección consular».
El debate tuvo momentos de alta tensión, y uno de ellos fue llamativo por su virulencia. El senador del PP Juan Van Halen, a gritos, intentó ningunear a la ministra, de la que dijo que «le quedaba grande la chupa», en alusión a la prenda con la que posó en la campaña de las municipales de 2003, y ahora «le queda grande el poncho (boliviano), el kaftán (marroquí) y también el Ministerio». Jiménez pidió a su interlocutor «respeto a los pueblos» y «más sentido de Estado».
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