El País Por Ali Salem Iselmu, periodista y escritor 09 de enero de 2012
Los saharauis queremos la paz y el retorno a nuestra tierra en condiciones dignas. El exilio indefinido y la situación de estatu quo no es la solución. En 1991 se aceptó el cese el fuego y el despliegue de La Minurso, con el objetivo de celebrar el referéndum de autodeterminación, y Marruecos rechazó la celebración de la consulta con un cuerpo electoral de más de 80.000 personas al que costó muchos años de trabajo llevar a cabo el proceso de identificación de los votantes. En el año 2003, el Frente Polisario aceptó la resolución 1.495 que contemplaba una autonomía de cinco años y la celebración de un referéndum donde podían votar los residentes en el Sáhara Occidental hasta 1999 y Marruecos lo rechazó y siguió con su huida hacia la imposición de una autonomía que el pueblo saharaui no desea ni acepta. En 2009 y 2010 hemos visto la expulsión de la activista de derechos humanos Aminetu Haidar y el desmantelamiento del campamento de Agadyem Izik, junto a la detención de muchos saharauis que permanecen en las cárceles marroquíes, sin que la ONU intervenga para exigir su liberación.
El pueblo saharaui quiere expresar su voluntad en las urnas sin ninguna imposición y la obligación de la ONU es exigir a Marruecos que respete la legalidad internacional como base para negociar una solución que ponga fin al largo camino de desencuentros en torno a la descolonización del territorio del Sáhara Occidental. No habrá solución satisfactoria sino se respeta la voluntad del pueblo saharaui, dueño legítimo del territorio del Sáhara Occidental y que vive dividido entre un exilio forzoso y una ocupación militar que consienten las grandes potencias que inclinan la solución a favor de quien ha transgredido la ley, cambiando a la fuerza, las fronteras heredadas de las metrópolis europeas
No hay comentarios:
Publicar un comentario