sábado, 24 de marzo de 2012

El régimen marroquí, un mal ejemplo y un pésimo aliado


Marzo 20 - abril 20
El pasado Febrero tuve dos gratas conferencias en una prestigiosa universidad de Colombia con motivo de la conmemoración del XXXV Aniversario de la creación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), al margen de las mismas compartí café, invitado por varios profesores, estudiantes, siendo patente el interés de los académicos por el conflicto en al Sahara Occidental.
Al fragor de aquel debate franco y sincero entre un servidor, nómada y africano, llegado del más inhóspito desierto del mundo y los hijos e hijas de una hospitalaria nación latina de clima tropical como es Colombia, las mil y una similitudes no tardaron en aflorar. Empezando, por la inexistencia de barreras comunicacionales, al compartir el español como idioma materno, extremo este desconocido por algunos de mis interlocutores hasta ese momento. Aproveché para comentarles, por ejemplo, que tal como protagonizaron los Colombianos hace más de 200 años, cuando declararon su independencia, tras su rechazo de algunos al dominio colonial de la Corona Española, el pueblo Saharaui no acepta hoy, las pretensiones de corte expansionista de una monarquía feudal como la marroquí, que ocupa ilegalmente parte de nuestro territorio y que pretende, a fuerza de los hechos consumados, quedarse con un país que no es suyo en pleno siglo XXI.
Me explico: La Corte Internacional del Haya en un fallo histórico emitido el 16 de Octubre del 1975 le negó a Marruecos y a Mauritania sus pretendidas demanda soberanistas, dejando muy claro, que el legitimo titular de dicho territorio es únicamente el pueblo Saharaui y solo a él, le corresponde el ejercicio de su derecho a la autodeterminación e independencia. Desoyendo aquel veredicto, cuya violación sigue pesando en la conciencia mundial, Marruecos invade por la fuerza bruta a mi país, acto que conllevó sendas protestas del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de la ONU, que en su resolución 34/37 del 21 de noviembre del 1979, califica a Marruecos de estado ocupante, le llame a retirar sus tropas militares del territorio y a abstenerse a no entorpecer el proceso de descolonización en marcha.
El pueblo Saharaui debo decir, nunca estuvo solo en estos difíciles 36 años de resistencia anti colonial y en contra de la ocupación. Cuando nuestra población huía de sus casas y ciudades victimas del feroz bombardeo de la aviación marroquí, muchos países de la región reconocieron a la recién proclamada República Saharaui. Una respuesta política y de condena clara a la ilegal ocupación y acorde, al respeto del derecho del pueblo Saharaui a la independencia. Con la excepción de Argentina, Chile y Brasil, en su momento bajo férreos regímenes militares, el resto de los países Latinoamericanos procedieron a establecer de modo paulatino, relaciones diplomáticas con el joven estado Saharaui. En este marco el gobierno de Colombia encabezado por el Presidente Belisario Betancurt, tomó la misma decisión precisamente el 27 de febrero del 1985 saludando el Noveno Aniversario de la creación del Estado Saharaui.
¿Y Argelia?, venía a interesarse uno de los presentes en aquella grata charla. Cabe señalar que a diferencia del argumento marroquí obsesivo e insultante a la inteligencia, de que Argelia pretendiera con su ayuda a la causa saharaui una “salida al mar”; –como si el mediterráneo no bañara cientos de kilómetros de sus costas y puertos– no consta registrada ante ningún organismo internacional, demanda alguna de Marruecos a su vecina Argelia por ningún diferendo fronterizo.
Simulando entender la perversa lógica marroquí, a Argelia le habría interesado en este caso guardar silencio ante los atropellos de su monarquía a la legalidad internacional, a cambio del paso por Marruecos de su primer gaseoducto a Europa, en cuyo concepto por cierto, Marruecos embolsa cientos de millones de dólares anuales. De hecho el segundo gaseoducto inaugurado en el año 2011, ante la fuerte demanda europea por su acuciante déficit energético, conecta directamente Argelia con España.
Argelia ayudó a todos los procesos de liberación en contra de la presencia colonial y lucha contra los sistemas dictatoriales en el mundo. Basta recordar su irrestricta posición por la democracia en Sudáfrica, Chile, Argentina, o su intachable posición de principios por la independencia de Palestina, Namibia, Angola, Vietnam y Timor Este. El Sahara Occidental, no podía ser la excepción, siendo por lo demás, una nación vecina.
Otra cosa bien distinta –y es lo que inútilmente suelen ocultar los osados diplomáticos de ese país– es que el cierre de sus fronteras con Argelia haya sido motivado por la permanente amenaza a esta última, del tráfico de drogas y el apoyo al terrorismo provenientes de Marruecos, como parte de su probada obsesión en desestabilizar a sus vecinos. Las otras dos fronteras del dicho reino son, con el Sahara Occidental, que violentó militarmente y con Europa, cerradas a cal y canto, no solo porque Marruecos, no sea parte del Tratado Schengen, sino que por las mismas razones, es fuente de tráfico ilegal de personas y Hachís, del que es el primer productor y exportador mundial. Claro, no disponer de recursos naturales pero si, de tanto Hachís, ha tenido graves efectos secundarios, el primero de los cuales ha sido la constante alucinación de la monarquía feudal marroquí con quedarse manu belis, la riqueza de los demás.
Recordemos aquí, que tan solo por el pillaje de los recursos naturales y marítimos saharauis, Marruecos recibe millones de euros al año de la Unión europea. No es descabellada pues la calificación por parte de la prensa internacional al su monarca, como “el rey de la piedra fosfórica” en referencia a la suculenta cartera que embolsa por la explotación ilegal de los fosfatos del Sahara Occidental (3, 500,000 toneladas al año a 300 dólares la tonelada) y lo clasifica, en ser uno del hombres más ricos del mundo, en un país donde los niveles del analfabetismo rozan el 50 por ciento.
La República Saharaui y Marruecos después de 16 años de cruenta guerra que ha dejado un panorama humano desolador con cientos de miles de refugiados y exiliados, aceptaron la realización de un Referéndum de autodeterminación auspiciado por las Naciones Unidas y la Unión Africana, a cuyo fin se dispuso de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum de Autodeterminación en el Sahara Occidental (MINURSO). Plebiscito que la comunidad internacional nos ha prometido y que 20 años después, sigue incapaz de hacer cumplir a Marruecos.
Y Colombia preguntaba otro de los amigos presentes. El gobierno marroquí, en esa deriva de intentar falsear la realidad y si no puede, peor para la realidad, mintió al Gobierno de Colombia e intento hacerlo a otros tantos en la región. En los noventas encabezó una campaña financiada por sus lobys dólares, en cuya nómina dispuso de destacados líderes políticos de España y de otros países, aprovechando de sus excelentes contactos y relaciones en América Latina, para que intercedieran en su nombre ante dichos gobiernos, supeditando su compromiso con el Referéndum y sus resultados, a que estos “congelaran” sus relaciones con la R.A.S.D. Una vez concluido el proceso de identificación de votantes y con unos números en mano que le abocarían irremediablemente a perder dichos resultados, Marruecos se retracta de lo pactado y asumido hasta ese momento, ante la Comunidad Internacional y echa por tierra cualquier esfuerzo tendente a celebrar dicha consulta.
Deseo que con el actual Gobierno, Colombia retorne al consenso Latinoamericano y aproveche, la oportunidad histórica de estar en uno de los órganos de decisión más importantes del mundo y donde comparte membrecía con países amigos de la R.A.S.D para sumarse, enviando un claro mensaje de que, solo sobre el respeto a la legalidad internacional incluido el inalienable derecho de los pueblo a la autodeterminación e independencia, podremos construir un mundo mejor.
La anterior opinión es mayoritariamente consolidada en amplios círculos político, académicos y diplomáticos en Bogotá, a pesar de la maquinaria de presión marroquí, para la cual curiosamente suelen recurrir aquí y allá, a supuestas “plumas especializadas”, que aún a cuesta de desprestigiar la credibilidad de sus autores, falsean los datos históricos y aventuran escenarios de solución ya rechazados por la comunidad internacional por su choque frontal con la legalidad y la justicia.
Desde este espacio me solidarizo con todos los que en Colombia por su posición política, en relación al tema del Sahara Occidental: Representantes, Senadores, Periodistas y ciudadanos comunes; me hayan expresado haber sufrido el acoso y presión desmedida, por parte de representantes marroquíes y muy especialmente del embajador del reino de Marruecos en Colombia. A todos ellos, mi aprecio e infinita consideración.
El régimen marroquí se encuentra aislado. Es el único país del continente Africano que no es miembro de la organización regional, la Unión Africana (U.A), como los fueron en su día los regímenes del Apartheid y el de Pinochet.
Human Rights Watch, Amnistía Internacional y el mismo Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, documentan y condenan anualmente a Marruecos por las fragantes y sistemáticas violaciones a los derechos humanos, contra la población civil saharaui y por el bloqueo al que tienen sometido el territorio y su población a la entrada de periodistas independientes y observadores internacionales.

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