HE formado
parte de la delegación que ha viajado la semana del 7 de agosto de 2012 a los campamentos de
refugiados saharauis de Tinduf (Argelia), en un viaje organizado por la
Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara (CEAS-Sáhara),
que ha seleccionado a los y las participantes en el mismo: representantes de
distintas asociaciones, ayuntamientos, universidades y ongs. La delegación,
compuesta de 27 personas de casi todas las comunidades autónomas españolas, ha
acudido en representación del movimiento solidario de los pueblos de España con
el pueblo saharaui.
He
participado en el viaje a propuesta de la Asociación Navarra de Amigos del
Sahara (ANAS Navarra-Nafarroa), de la que soy socio hace años, organizadora,
entre otras actividades solidarias con el pueblo saharaui, del programa
Vacaciones en Paz, gracias al que niños y niñas saharauis pasan el verano en
nuestra comunidad en convivencia con familias navarras. Agradezco a la
asociación su confianza en mi persona para representarla.
El viaje se
ha realizado a modo de respuesta a la injustificada y extemporánea decisión del
Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de repatriar a los y las
cooperantes que trabajaban en los campos de refugiados saharauis, con un doble
objetivo: evaluar sobre el terreno la repercusión que la arbitraria decisión
del Ministerio había tenido sobre la situación humanitaria del pueblo saharaui;
y comprobar que las medidas de seguridad adoptadas por el gobierno de la RASD
eran suficientes para permitir el trabajo de los y las cooperantes en los
campos de refugiados saharauis, y para la realización de las actividades del
movimiento solidario español: visitas de delegaciones de instituciones
políticas y sociales, de Universidades, de familias, organización de eventos…
que desde hace años se realizan con total normalidad en los campamentos de
refugiados saharauis.
El viaje ha
sido un éxito y hemos tenido unos días tranquilos de convivencia con el pueblo
saharaui y con sus autoridades, sin nada especial que temer, lo que demuestra
que las medidas de seguridad adoptadas por el gobierno de la RASD en los
campamentos de refugiados saharauis son suficientes y que se puede realizar las
tareas de cooperación y solidaridad con normalidad, lo cual es muy positivo;
pero hemos comprobado, también, que la ausencia de cooperantes está teniendo
unos efectos muy negativos sobre la salud y la situación humanitaria de la
población saharaui, cada vez de más emergencia por el retraso o la retirada de
las ayudas, lo que nos ha obligado a reclamar al Gobierno español que
reconsidere su decisión de retirar a los y las cooperantes por razones
humanitarias.
Al final del
viaje, la delegación ha hecho pública una nota en la que se recuerda que
aplicar una solución política al conflicto del Sáhara Occidental, mediante el
ejercicio del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, es la única
forma de lograr la estabilidad, progreso y desarrollo de la zona; y en la que
se denuncia el abandono informativo al que están sometidos los y las saharauis
que viven en los territorios del Sáhara Occidental ocupados ilegalmente por
Marruecos, donde a diario se vulneran gravemente los derechos humanos de las
personas por "delitos" tan graves como ondear una bandera saharaui o
hacer sonar el himno nacional de la RASD.
Dicho lo
anterior, me gustaría abordar algunas reflexiones personales surgidas en el
viaje y relacionadas con el momento actual que vive el movimiento solidario con
el Sáhara Occidental.
He dicho que
el viaje ha sido a modo de "respuesta" a la decisión del Ministerio
de Exteriores y Cooperación de repatriar a los y las cooperantes de los
campamentos saharauis, pero no ha sido ningún "reto" al Gobierno
español: nos hemos limitado a hacer lo que venimos haciendo desde hace años.
Muchos de los participantes de la delegación, desde los años 80. Quien ha
retado al movimiento solidario con el pueblo saharaui ha sido el señor
Margallo, sin ser consciente de que no vamos a desertar de nuestro trabajo y de
que no vamos a abandonar al pueblo saharaui a su suerte.
En aras a la
mejor comprensión de este artículo de opinión, quiero dejar dicho que lo que
nos ocupa no es un tema sólo de cooperantes, de cooperación al desarrollo en su
sentido académico. La mayoría de los que hemos acudido en la delegación
mencionada no somos en sentido estricto "cooperantes" que trabajan
para las ongs de manera voluntaria o con sueldo, sino personas pertenecientes a
las asociaciones que trabajan en las distintas facetas del movimiento solidario
con el Sáhara Occidental.
Margallo
ordenó hace dos semanas la repatriación de los "cooperantes"
españoles que trabajaban en ese momento en los campamentos de refugiados
saharauis, pero el movimiento solidario de apoyo al pueblo saharaui es mucho
más amplio, abarca muchos más campos que el de las ongs, y es, a mi entender,
lo que mas le duele a Marruecos y con lo que, en el fondo, quiere acabar el
gobierno español.
Para los
enemigos del pueblo saharaui, con quien se ha alineado con esta medida el
gobierno del señor Rajoy, no se trata solo de intentar que la cooperación más
formal, la de las grandes agencias y ongs más estables, deje de llegar a los
campamentos saharauis, sino de vetar todas las actividades y visitas que a lo
largo del año realiza el movimiento solidario de los pueblos de España.
En los
contactos que hemos tenido con la prensa, una pregunta casi inevitable ha sido
la de pedirnos una interpretación de los motivos del Gobierno español para
adoptar esta postura. Mi respuesta ha sido siempre que el objetivo de la
decisión del gobierno español es debilitar la resistencia del pueblo saharaui y
romper la especial relación entre los pueblos del estado español y el pueblo
saharaui. Lo que más molesta a quienes pretenden dejar pudrir el conflicto
saharaui, con el convencimiento de que el tiempo juega a favor de Marruecos, es
comprobar que el movimiento solidario de los pueblos de España con el saharaui
no decae y que se sigue manteniendo una especial relación que no funciona con
ningún otro pueblo en el mundo.
Romper esta
estrecha relación de amistad y de solidaridad entre los pueblos de España y el
saharaui es imprescindible para que Marruecos pueda cumplir sus deseos de
borrar al pueblo saharaui del mapa como tal, y el señor Margallo y el Gobierno
español, con su decisión de repatriar cooperantes, le han hecho un enorme favor
a Mohamed VI, con la venia, cuando menos, de la conocida como Casa Real
española.
Y la excusa
ha sido la inseguridad del Noroeste de África y el terrorismo, que por lo visto
sólo afecta a los campamentos de refugiados saharauis… no a Marruecos, ni a
Argelia, ni a Mauritania… Y ello, cuando Marruecos es una pieza clave de esta
inseguridad y es cómplice del terrorismo, porque es el mayor productor y
distribuidor de hachís del mundo, y las bandas de terroristas y del
narcotráfico son hermanas en la zona; y porque es el único país del entorno que
no respeta las fronteras reconocidas internacionalmente, ni con el Sáhara
Occidental ni con España, lo que impide la colaboración leal entre los países
de la zona.
El intento de
ligar terrorismo con frente Polisario y con saharauis ha sido una constante en
la estrategia de Marruecos, apoyada ahora por el gobierno español, a pesar de
que se sabe que el Frente Polisario ha dado muestras evidentes de rechazo al
terrorismo, y que en los Territorios del Sáhara Occidental Ocupados ilegalmente
por Marruecos se recurre a la intifada pacífica como lucha contra el invasor y
las fuerzas represoras.
Volviendo al
secuestro de cooperantes, una de las cosas que más me han indignado de la
postura del Gobierno español y de la caverna española es la identificación de
"cooperantes" con "secuestros" con "peligros
inminentes", como si fueran los únicos que han sufrido secuestros…
intentando transmitir la idea de que los cooperantes son unos irresponsables
que nos van a costar dinero a todos los españoles (que pagamos impuestos) por
su imprudencia.
Que yo sepa,
el primer secuestro que terminó con el pago de un rescate fue el de unos
pescadores en aguas de Somalia a manos de unas bandas armadas somalíes… ¿Y cuál
fue la reacción del Gobierno español, además de conseguir mediante negociación
la liberación de los secuestrados?... mandar a la Armada a proteger a los
barcos españoles que faenan en las aguas peligrosas. ¿Por qué en el caso de los
campamentos de refugiados saharauis repatria a los cooperantes en vez de
colaborar en su seguridad cumpliendo sus compromisos del Plan de Seguridad
existente? Evidentemente al Gobierno español no le preocupa la seguridad de los
cooperantes, sino afianzar la política de hechos consumados del Reino de
Marruecos y su ocupación del Sáhara Occidental.
Otra de las
preguntas recurrentes ha sido "si no nos daba miedo viajar a los
campamentos saharauis" después de un secuestro y de la afirmación del Gobierno
español de que había un "peligro inminente de secuestro".
No he sentido
miedo ni antes ni durante el viaje ni en ninguno de los más de treinta viajes
que he realizado a los campamentos de refugiados saharauis. En primer lugar,
porque nunca he dado credibilidad alguna al "peligro inminente" de
Margallo, pues no es razonable creer que el Gobierno español tenga una
información secreta de la zona que no conozcan los servicios secretos argelinos
ni los saharauis; y, en segundo lugar, porque la posibilidad de que en los
campamentos de refugiados saharauis se produzca un segundo secuestro es la
misma que la de que en Nueva York vuelvan a chocar unos aviones contra unos
rascacielos, o que en Marruecos explote una bomba en un restaurante en el que
haya españoles… No más. El ejército de liberación y todas las fuerzas
policiales saharauis están en estado de alerta y la seguridad en los
campamentos es muy alta.
Además, la
mayor seguridad en los campamentos de refugiados saharauis es la derivada de la
hospitalidad cultural e histórica del pueblo saharaui. En la jaima, el huésped
es como un dios y nunca está en peligro. Cuando se quiere ligar inseguridad con
pueblo saharaui se está actuando de mala fe, porque el riesgo que pueda haber
no va a nacer nunca de dentro de la sociedad saharaui, del pueblo saharaui, que
trata al huésped como a un hermano. El riesgo siempre vendrá de fuera, en
forma, ahora, de grupo de terroristas ligados al narcotráfico con origen en
Marruecos. Viene a cuento recordar que el índice de criminalidad en los
campamentos saharauis es muy bajo, como recordó el representante de Acnur en la
reunión que tuvimos con las agencias de la ONU, que, por cierto, no tienen
intención de moverse de los campamentos saharauis: ni Acnur, ni el Pam, ni
Unicef.
Otra pregunta
fija en las entrevistas que se nos han hecho a los miembros de la delegación ha
sido la de "¿y ahora qué, cómo ves el futuro de la cooperación con el
pueblo saharaui que vive en los campos de refugiados?". Como he dicho
antes, una vez diferenciado lo que es cooperación de lo que es movimiento
solidario, mi opinión es que la Cooperación con mayúsculas, la de las agencias
importantes y la de las grandes ongs, no está en riesgo, y las ongs que se han
ido de los campamentos saharauis volverán poco a poco. Pero esta cooperación
más oficial no atiende ni el 50% de las necesidades de los refugiados
saharauis.
Lo que está
en riesgo son las actuaciones en otros tipos de cooperación más local y menos
centralizada y estructurada, menos formal, que tanto se da en los campamentos
de refugiados saharauis: de ongs dedicadas exclusivamente a la cooperación con
el pueblo saharaui, de ayuntamientos, de universidades, de colectivos… y las
muchas demostraciones de solidaridad y apoyo que a lo largo del año se realizan
desde distintas instituciones, desde las familias y desde distintos movimientos
solidarios.
Esta es mi
mayor preocupación al final del viaje. Los enemigos del pueblo saharaui están
empeñados en hacer desaparecer el especial movimiento solidario que los pueblos
del estado español tienen con el pueblo saharaui. Y, por eso, nuestra respuesta
tiene que ser no ceder ante sus presiones y los amigos y las amigas del Sáhara
Occidental debemos seguir apoyando al pueblo saharaui sobre el terreno, en la
hamada argelina, no se debe romper la continuidad existente hasta ahora de este
tipo de visitas. Los amigos y amigas del pueblo saharaui tenemos derecho a
seguir disfrutando de la hospitalidad saharaui y debemos estar presentes
durante todo el año en los campos de refugiados saharauis. Esta es mi
conclusión del viaje.
Nota final:
no quiero terminar esta colaboración con el DIARIO DE NOTICIAS sin agradecer al
periódico y a su director el empeño que han tenido en hacer un seguimiento
detallado del viaje. Mila esker.