En el adiós a Luchaa Mohamed
“Ubeid”: “Los que mueren sin haber aportado nada a su causa mueren dos veces. Luchaa
aportó mucho, por lo que no ha muerto, quedará para la eternidad”.
El Sahara siempre estuvo en su
mente y en su corazón. En el adiós de Luchaa Mohamed pensamos en su generación,
la del 68 o el 73 saharaui, aquella resplandeciente generación de los años de
la metrópoli; una generación irrepetible, inolvidable y que tiene su lugar de
oro en la Historia saharaui y de la que formó parte Luchaa. Ellos son ejemplo
para todos nosotros, saharauis o no, por las obras que han dejado. Héroes para
generaciones posteriores por dar su juventud y dedicar su vida a la justa causa
de la liberación de su pueblo. Que en paz descanse, mientras esté en nuestra
memoria Luchaa seguirá vivo. Nuestras condolencias para su familia, amigos y
compañeros, y para todo el pueblo saharaui que ha perdido un gran hombre, a uno
de los imprescindibles. Poemario por un Sahara Libre.
Luchaa Mohamed-Lamin
Suilem
*Fuente: Frente Polisario. Nacido el 17 de diciembre de 1952
en Smara (Sahara Occidental); casado y padre de cinco hijos.
Miembro fundador del Frente Polisario.
De julio 1973 a noviembre 1974: Comité
de información del Frente Polisario.
Agosto 1974: elegido miembro
del buró político del Frente Polisario en su segundo congreso.
Diciembre 1974: integra las
relaciones internacionales del Frente Polisario.
Abril 1977-marzo 1981,
representante del Frente Polisario en África austral
Marzo 1981, septiembre 1982,
representante del Frente Polisario en España.
Noviembre 1982 febrero 1986,
comisario político en los campamentos de refugiados saharauis.
Febrero de 1987 a junio 1989,
representante del Frente Polisario en Yugoslavia.
Mayo 1991 a septiembre 1993,
representante del Frente Polisario en los Países nórdicos.
Noviembre 1994 a diciembre 1999 observador
en el proceso de identificación de la MINURSO.
Septiembre 1995 a febrero 1999
secretario general del ministerio de asuntos exteriores de la RASD
Septiembre de 2001 a diciembre de 2006
delegado del Frente Polisario en Canarias.
Embajador extraordinario y
plenipotenciario de la Republica Árabe Saharaui Democrática ante el gobierno
angolano desde julio de 2008.
Para Ubeid Luchaa, de
Bachir Lehdad, maestro y escritor, miembro de la Generación de jóvenes del 73
saharaui.
¿Cómo es que te vas sin
despedirte? ¿Te fuiste de veras? ¡Espérame entonces allá en el cielo ó donde
vayas a estar!
Allí juntos, volveremos a
evocar tiempos de noches de insomnio, días de cantos de glorias, amores y
martirios.
Allí juntos tendremos tiempo
de hablar de muchas cosas.
Hablaremos de revoluciones y
revolucionarios. De Marx, de Lenin, del Ché, de Martí, de Fidel y Cienfuegos,
de Lumumba, del Jattabi, de Ben Barka, de Ben Emheidi, de Bumedien, de Mandela,
de nuestros entrañables camaradas Jatri, Basiri, Luali, de Said Esgueyer, de
Yambla, del Kararat, de Lehlaui, de Zeláleya y otros tantos.....
Esos que no nos esperaron,
ambiciosos, quisieron ser los primeros.
Espérame compañero, escucharemos a George Harrison cantar My Sweet Lord...
Recordaremos la adolescencia,
escucharemos cantar a Chej Abba, Sidati, Nasahala, Uld Meidah, Uld Awa, Uld
Engdey
Escucharemos a Ummu Kaltum,
Feiruz, Nadem Gazali, Dukali.
Escucharemos recitar bellos
poemas a Neruda, Paco Ibañez, Miguel Hernández cantado por Serrat, escucharemos
a Jaque Brel cantar Ne me quitte pas y nos cantarán Violeta Parra, Víctor Jara,
Athawalpa Yupanki, Jorge Cafrune, Alberto Cortez y otros que a ti te gustan.
Pero sobre todo amigo, hermano y compañero escucharemos a Mahmud Derwich, a
Bachir Uld Ely y Beybbuh.
Nos sentaremos a orillas del
Atlántico como otras veces hicimos, escucharemos, como no a Bob Dylan, Joan
Baez, Jimy Hendrix, Janis Joplin y Paco de Lucía nos deleitará con sus
fantásticos acordes.
Espérame compañero, juntos
allá repasaremos las batallas de Janga, de Dian Bian Fu, el asalto al Moncada,
Leboirat, Wargziz, Guelta, Bir Enzaran, Walata, Noachot, Tan Tan y por fin
veremos "pasar los cadáveres de nuestros enemigos"
Hasta luego compañero.
Espérame allá donde estés.
Carta de Mustapha Mohamed
Lamin Ahmed: “En memoria de Luchaa Mohamed-Lamin Meilad, un hombre íntegro”
"Un manotazo duro, un
golpe helado
un hachazo invisible y
homicida,
un empujón brutal te ha
derribado.
No hay extensión más grande
que mi herida,
lloro mi desventura y sus
conjuntos
y siento más tu muerte que
mi vida".
Miguel Hernández, Elegía
a Ramón Sijé
“Al día siguiente no murió
nadie”. Así arranca y termina Las intermitencias de la muerte, de José
Saramago. Parafraseando al genio portugués, podríamos decir que “después de tu
muerte, querido Luchaa, no somos nadie”. Será tarea de algunos, algunos leales,
rendirte todos los homenajes que te mereces. Yo, en cambio, quisiera recordarte
a mi manera.
Nunca fuiste Luchaa
Mohamed-Lamin Meilad el amigo de mi padre. Jamás lo fuiste. Siempre fuiste, sin
embargo, el tío Ubeid, el querido tío Ubeid, el hombre gigante que aparecía
silencioso entre las jaimas de Mahbes, se agachaba para abrazarnos y se quedaba
para alegrarnos los largos y hostiles días del verano, paliando un poco nuestro
pequeño sufrimiento de niños rebeldes. Ch’hal echabab (اشحال الشباب),
preguntabas años más tarde cuando empezaste a ver cómo las caras de aquellos
niños con los que jugabas empezaban a deformarse, a metamorfosearse
convirtiéndose en ese amorfo y horroroso cuadro de la adolescencia. ¿Cómo está
la juventud?, repetías años más tarde, hasta convertir la fórmula en una
contraseña cada vez que se dificultaba la identificación por teléfono. Y es que
la juventud fue siempre tu preocupación.
Y no es una casualidad que lo
fuera, porque desde que pusiste los pies en la adolescencia, con el primer
movimiento de liberación, empezó tu lucha por este pueblo, no conociste
descanso y sí viviste la persecución, el destierro y la vida errante. Y la
cárcel en las garras de Amin Dadá que casi te arroja al Lago Victoria cuando te
capturó a ti, uld Ahmed y Buekhreis, entre otros, cuando decidisteis que la voz
del pueblo saharaui no podía excluirse en la cumbre de ministros de exteriores
de la OUA en Kampala en el año 1975. Diste largas caminatas arriesgando tu vida
para hacer de enlace entre los estudiantes saharauis en Marruecos y los
veteranos del Movimiento de Basiri, exiliados en Mauritania. No te tembló el
pulso a la hora de renunciar a todo por todos. De Tan-Tan a Zouerat, de El
Aaiún a Argel, de Luanda a Nueva York, de Belgrado a Las Palmas, siempre con la
lucha a cuestas. Te sacrificaste y jamás lo exhibiste. Siempre fuiste firme,
tenaz, convencido y leal. Muy leal. Fue tanta tu lealtad a este pueblo que te
repugnaban los desertores, como cuando apareció aquel Ulises de la traición
exhibiendo su mejor sonrisa en El Aaiún para recibirte cuando formabas parte de
la delegación de observadores en el proceso de identificación, allá por los
noventa, y le negaste el saludo porque es lo que haría cualquier saharaui al
que hiere la traición, y en ese gesto afloró el sentimiento humano y no la
frialdad diplomática impuesta por el oficio.
Decías lo que pensabas, eso
nadie te lo puede negar, y hasta eras capaz de hacer lo que decías. De ti decía
tu amigo y hermano Habibulah (otro grande) que eras un hombre íntegro, y no se
equivoca. Esta es la mejor definición que he encontrado, porque durante años no
sabía cómo definir a un hombre que ejercía sobre mí una fascinación
inexplicable, hasta que un día, y de eso hace más de cinco años, tu querido
Habibulah me la sirvió sin darse cuenta. Así es, un hombre íntegro es lo que
siempre fuiste.
Son tantos los recuerdos que
tengo de ti, que no creo que quepan en esta página que en tu memoria escribo.
Recuerdo que cuando una enfermedad me obligó a quedarme en los campamentos, a
finales de los noventa, en ti encontré un buen aliado, un cómplice, un amigo,
un tío, un guía, un compañero de conversaciones: tú te tomabas un té, yo un
lipton (Nadhirita, por mimetismo, pedía otro), y afinaba mis oídos para
disfrutar de tus charlas fascinado por todo lo que contabas y por cómo lo
contabas; no me tratabas como lo que yo era, un completo ignorante, sino como
si fuera un igual, te detenías en cada aspecto que te parecía complejo de
entender, y con el didactismo de un maestro experimentado aclarabas todas las
dudas. Sigo todavía preguntándome cómo cabía tanta sabiduría en una cabeza. A
mi edad tengo que lidiar de vez en cuando con las arremetidas incisivas de mis
sobrinos, que siempre me desesperan, y ahora me pregunto cómo pudiste aguantar
mis interminables, y a menudo superfluas, preguntas, cada cual más absurda que
la anterior. Sonreías, meditabas y respondías con mucha calma.
Me sentía culpable por robarle
a Abba, Embarka y Nadhira el tiempo de su padre en aquellos meses. Me sentía un
usurpador. Hoy nada me apetece tanto como estar con Jatri, Abba, Jalil, Embarka
y Nadhira. Y con Ebhaiya, tu viuda. Y nada me duele tanto como estar tan lejos
de ellos, porque en este momento, querido tío Ubied, siento más tu muerte que
mi vida.
Hasta siempre, tío Ubeid,
hasta siempre».
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Elegía a Obeid (Luchaa Moh
Lamin)
Morir por los ideales
es decoroso y muy digno,
de aquellos hombres leales
es, inconfundible, el signo.
Obeid vivió rebelde
contra toda tiranía,
no había reja que encelde
su natural rebeldía.
Rechazó vivir sumiso
bajo el yugo colonial.
Confirmó su compromiso,
siempre constante y leal,
de luchar contra las hordas
del invasor rey feudal
que, crueles, ciegas y
sordas
no afectaron su moral.
Hasta siempre compañero!
has alcanzado la meta,
al morir en el sendero
del martirio y del Profeta.
A Bheya, Embarca y Nadhira,
hijos y hermanas decimos:
Tristeza aquí se respira,
vuestro dolor compartimos.
He leído las lágrimas
derramadas por las plumas de algunos amigos, como Bachir Salek, por la gran pérdida
que supone para todos nosotros el fallecimiento de nuestro querido hermano
Obeid. El acontecimiento es motivo para que estemos tristes...y me
afectaron, mucho, los sollozos de su
colega de trabajo en la embajada, Sidi Muhammad, con quien hablamos Mahayub
Sidina y yo ayer por la tarde; intentábamos consolarle pero al terminar la conversación, me di cuenta de
que, nos había contagiado...anoche, tácitamente, hemos evitado las tertulias
que acostumbramos hacer por skype para escapar del naufragio que representa
estar, cada uno solo, en diferentes partes del planeta, lejos de los amigos, se
comprende...
Pero lo que quiero señalar aquí
no es el estado de tristeza que, obviamente, se percibe...lo que quiero
subrayar y corroborar es lo que todos estáis
diciendo: Que el mejor homenaje que se le puede hacer a Ubeid y a quienes le
precedieron es, además de rogar al Todopoderoso y Misericordioso para que se
apiade de sus almas y de las nuestras, continuar por la senda en la que ellos
se fueron. Las tumbas de nuestros hermanos que se fueron cumpliendo el deber
son hitos que nos indican el camino a seguir... motivo para odiar aun más, si
cabe, al ocupante que impide que sus restos descansen en la patria.
El mejor homenaje es
reafirmarles que la lucha continuará...
Brahim S Buseif
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El pueblo saharaui se une a la
pena y el dolor de la familia de Luchaá Mohamad Lamin, un gran hombre.
Trabajador generoso y humilde,
militante infatigable, luchador valiente que dio todo por su pueblo y por su tierra hasta el último suspiro, dejó
un gran legado de nobleza dedicando toda su vida al Sahara a pesar de las
grandes dificultades. Mohamad Lamin Luchaá recorrió el camino duro de la
libertad sin abandonar ninguna de sus convicciones.
Ejemplo para todos los
saharauis y para todos aquellos que aman la libertad y luchan por la justicia,
Mohamad Lamin Luchaá siempre permanecerá vivo en nuestros corazones y en
nuestra memoria, y ocupará un lugar destacado en la historia de nuestro pueblo.
Deseamos fuerzas a su mujer y
a sus hijos y a todos los seres que lo aman.
Luchaá, nos esforzaremos en
seguir caminando por la senda que tú marcaste.
El desierto llora tu
ausencia.
Grande fuiste y grande serás
para siempre.
Las dunas firmes, los pozos
tristes y el viento
recuerdan tus hazañas.
Se ha marchado Mohamed Lamin
Luchaá.
La luna contempla sus viejos
pasos.
El tiempo se para en el
desierto:
El Sahara ha perdido a uno
de sus grandes.
Lealtad, generosidad, lucha
infatigable,
Convicción, honradez,
humildad,
Ese es Mohamed Luchaá.
Siempre estarás con
nosotros,
en nuestros corazones y en
nuestra historia.
Siempre serás el ejemplo a
seguir.
Gracias, Luchaá, por
existir.
Jaafar Carcub Bachir –
CODAPSO
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Lucháa Ubeid ha muerto en las
Islas Canarias, después de toda una vida dedicada a la lucha por la
independencia del Sáhara. Aún me impresiona su recuerdo, quince años después de
conocerle. Polisario irreductible, del ala izquierda, hizo la guerra con tanta
determinación como hizo la paz, representando a su pueblo allí donde vivió.
Deja una esposa igual de luchadora, y dos hijas maravillosas: Embarka, que está
acabando medicina en Cuba, y Nadira, a la que seguramente conocéis por la
película Wilaya, en la que formaba pareja con Memona. Nadira fue la primera
persona (no digo niña, digo persona) saharaui que conocí, en el año 96, y
conocer a alguien tan frágil y tan fuerte me llevó al Sáhara. Lucháa vive y
vivirá en nuestros corazones, tanto como en sus hijas y en los frutos de su
lucha incansable. De Gonzalo Moure Trenor