Han vivido más de 40 años en
campamentos rodeados por muros, minas antipersonales y la vigilancia permanente
del ejército marroquí, cuyo gobierno les niega la independencia.
México, DF. A pesar de que la
República Árabe Saharahui Democrática (RASD) cuenta con mil kilómetros de
costas, hay generaciones completas de sus habitantes que no han conocido el mar
y otros más nunca han visto una ciudad. Esa es una de las consecuencias de
vivir por más de 40 años en campamentos, rodeados por muros, centenares de
miles de minas antipersonales y la vigilancia permanente del ejército marroquí,
cuyo gobierno niega la independencia de RASD, a pesar de un centenar de
resoluciones de la ONU, la Comunidad Europea y los países de África.
Jira Bulahi Bad, ministra de
Formación Profesional y Función Pública de la RASD, señala en entrevista con La
Jornada que a esta situación debe sumarse la represión del gobierno de
Marruecos hacia “cualquier manifestación pacífica” de aquellos que, en los
territorios ocupados por ese país, demandan un plebiscito que devolvería a la
RASD el pleno dominio de los 266 mil kilómetros cuadrados –casi la mitad de
Francia-, a la administración rahui.
La RASD es el único país árabe
de habla hispana, producto de años de colonización española que iniciaron en
1884. Desde entonces, ha existido una lucha permanente por la independencia
Saharahui que ha enfrentado a España, Mauritania y Marruecos, país este último
que se niega a reconocer acuerdos internacionales y bilaterales para liberar
los territorios ocupados.
Marruecos invadió el Sahara
Occidental, sede de la RASD, el 31 de Octubre de 1975, en pleno proceso de
descolonización y autodeterminación, desde entonces, agrega la ministra
Saharahui, se ha optado por la solución pacífica de esta diferencia que impide
el pleno goce de derechos del pueblo de la RASD sobre su territorio y bienes,
como la minería y la explotación marítima, que controla el gobierno marroquí “a
costa de la permanente violación de los derechos humanos que han llegado a
extremos inimaginables por la población mundial”.
No obstante, confía en que al
haber intervenido Estados Unidos por primera vez, manifestándose en 2013 a favor de la
autodeterminación de la RASD, como ha ordenado la ONU y de la realización de un
plebiscito que termine con la presencia marroquí, “en un futuro cercano se
recuperen los territorios ocupados injustamente”.
Confió también en que la presencia
de organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, contribuyan
a llamar la atención del mundo sobre la violencia que Marruecos cotidianamente
sobre la población saharaui.
“Creemos que la participación
de la comunidad de naciones es fundamental para ello”, añade la ministra que en
su visita a México se ha reunido con funcionarios del gobierno del Presidente
Enrique Peña Nieto y con legisladores, quienes le reiteraron el apoyo del país
en la lucha por la liberación del pueblo saharaui.
El referéndum de
autodeterminación fue aprobado por la ONU en 1991, pero ha ido aplazándose y
actualmente se encuentra bloqueado debida las apelaciones de Marruecos, que se
opone a la resolución a efecto de seguir manteniendo el control ilegal de
regiones ricas en minerales e hidrocarburos, además de explotar las costas
saharauis. México, apunta, es uno delos 80 países que reconocen a la RASD, “y
siempre ha expresado su apoyo por la causa saharaui”.