lunes, 29 de julio de 2013

Panamá. Derecho a la autodeterminación del Sáhara Occidental

La reciente visita a Panamá del abogado y jurista internacional Pedro Pinto Leite, de nacionalidad portuguesa y holandesa, activista comprometido en la lucha por la independencia de Timor Oriental, trae a la atención de la comunidad universitaria y panameña, a través de una magistral conferencia en la Universidad de Panamá, donde se analizó la historia y, sobre todo, el momento que vive el Pueblo Saharaui, cuyo propósito fundamental es levantar conciencia internacional, para lograr que se realice el referendo, aprobado hace años por las Naciones Unidas, que le permita al pueblo del Sáhara Occidental definir su destino como nación libre y soberana.
El Sáhara Occidental se desenvuelve en medio del conflicto surgido en décadas pasadas cuando era parte del territorio de España que decide salir de la región como consecuencia de la tensión en el área, por lo que con Marruecos y Mauritania firman el Acuerdo de Madrid en noviembre de 1975 que deja el Sáhara Occidental bajo la administración de este acuerdo tripartito, con el compromiso de realizar el referéndum que permitiera al pueblo del Sáhara Occidental decidir su futuro. Pero España abandona el compromiso, lo que da paso a la autoproclamación de la independencia del Sáhara Occidental como República Árabe Saharaui Democrática, RASD, el 27 de febrero de 1976, bajo la conducción del Frente Polisario por la Liberación del Sáhara Occidental.
En el reclamo del reconocimiento de su nueva identidad como nación independiente y soberana, ya aceptada por más de ochenta países a nivel mundial, incluyendo en primer lugar los que conforman la Unión Africana, el Pueblo Saharaui desarrolla diversas actividades de gestión, a fin de que la ONU cumpla con el compromiso de realizar el referéndum que ofrecería a este pueblo el derecho de ejercer la autodeterminación de su futuro. El único país que no reconoce a la RASD es, precisamente, Marruecos.
Marruecos invadió flagrantemente el territorio saharaui y ha impuesto la presencia de su ejército en una manifiesta violación de la Carta de la ONU, en una clara violación a la libre determinación y contraviniendo los principios de la paz tan necesario para el entendimiento de los pueblos. Ha levantado un escandaloso y vergonzoso muro de dos mil kilómetros de norte a sur, que ha dividido al país y violentado el derecho a la unidad del pueblo y de las familias. Reprime brutalmente a activistas humanitarios y de derechos humanos, ejerce genocidio contra la población que protesta contra tanto atropello y actúa impunemente denegando la justicia, manipulando juicios contra detenidos y encarcelados de manera arbitraria y cometiendo todo tipo de atropellos y violación de los derechos humanos de la población saharaui.
Ante esta política genocida del gobierno de Marruecos está de por medio el interés económico de apropiarse y explotar las grandes riquezas naturales mineras del territorio saharaui, pero especialmente de los recursos marinos, de los más ricos del mundo, y que están siendo explotados por empresas extranjeras permitidas por el gobierno marroquí.
Pero ante todo, es una cuestión de voluntad política, de obstinarse por los intereses que sean, en no reconocer la realidad histórica de la conformación de este pueblo, con su propia identidad y, por lo tanto, con el derecho natural de todos los pueblos, reconocido por las Naciones Unidas, de autodeterminarse como nación.
Aislado en el conjunto de las naciones solidarias y que entienden esta verdad, Marruecos se haya sostenido por países que tienen sus mutuos intereses políticos y económicos, como Francia, España y también por la comunidad internacional, que se muestra alejada y pasiva ante el derecho histórico que le asiste a este lejano, pero cercano país de aquellos que entienden su lucha.
Es de recordar que Panamá fue el primer país latinoamericano en reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática y en mantener estrechos lazos con su pueblo a través de relaciones entre gobiernos y con movimientos sociales, especialmente estudiantiles. Esta realidad histórica nos compromete más a su favor.

GENARO LÓPEZ, SECRETARIO GENERAL DE CONUSI-FRENADESO.