El preso
político Laroussi Abdeljalil Lemghaimad, encarcelado desde 2010 por la reivindicación
de un Sáhara libre y condenado a cadena perpetua en febrero pasado por el
Estado de Marruecos, corre un grave riesgo de muerte inminente por su delicado
estado de salud, según informaciones publicadas en la web de porunsaharalibre.org.
La administración
de la cárcel de Sale (Marruecos) ha ignorado las peticiones de familiares y
organizaciones de derechos mumanos que reclaman a las autoridades
penitenciarias marroquíes la inmediata hospitalización del militante saharaui, según
la misma fuente. El activista está sufriendo reiterados subidas de tensión
arterial que le han llegado a provocar hemorragias nasales y pérdidas de
conciencia de más de una hora, según afirman en la web.
El pasado
día 23 de octubre trasladaron al preso político, perteneciente al grupo de
Gdeim Izik, al hospital de Soussi, donde le realizaron unos exámenes médicos
con el fin de medir su presión arterial. La proporción era muy alta, por lo se
le sometió a un control de su frecuencia cardíaca y de presión arterial durante
unas 24 horas. Tras ese tiempo fue de nuevo trasladado a la prisión donde se
encuentra encarcelado.
Laroussi
fue detenido el 12 de noviembre de 2010 durante el salvaje desmantelamiento del
campamento de Gdeim Izik, un asentamiento de protesta levantado por 20.000
residentes del Sáhara Occidental en las intermediaciones de El Aaiún, cuando
reivindicaban al gobierno de Mohamed VI el cumplimiento de unas condiciones de
vida y unos derechos que son vulnerados desde la ocupación marroquí en el año 1975.
El 8 de
noviembre de 2010, el campamento fue desmantelado violentamente por las fuerzas
de seguridad del Estado marroquí, con el resultado de cientos de heridos, la
muerte de tres saharauis y once policías marroquíes.
Tras las
detenciones, un tribunal militar marroquí juzgó a finales del mes de febrero a 24
civiles saharauis. Ocho de ellos fueron condenados a cadena perpetua y el resto
a penas de 25 a
30 años de cárcel por los supuestos delitos de “violencia contra las fuerzas
del orden con resultado de muerte, premeditación y mutilación de cadáveres, en
grado de autoría o de complicidad”.
Los
observadores internacionales que presenciaron el juicio criticaron la escasa
solidez de las pruebas presentadas por la acusación y coinciden en que se trata
de un juicio político en contra de la resistencia saharaui ante la ocupación
marroquí del territorio.
El
eurodiputado de IU Willy Meyer fue testigo directo de la celebración del juicio,
ya que asistió como observador internacional. “Marruecos ha vulnerado el
derecho internacional escenificando un juicio militar con declaraciones
arrancadas bajo tortura, con pruebas inconsistentes y fácilmente manipulables
que, a juicio de numerosos observadores internacionales, se desarrolló
vulnerando los derechos a una defensa justa”, criticó el parlamentario de IU.
Por su
parte, la coordinadora de asociaciones de ayuda al pueblo saharaui, CEAS Sáhara,
afirmó que “es vergonzoso que los mismos militares que invadieron el Sáhara
Occidental hace 38 años condenen, sin ningún tipo de pruebas, a los jóvenes
saharauis que pacíficamente luchan por la libertad de su pueblo”.
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