LA OBSERVADORA PORTUGUESA, RITA REIS,
COMISIONADA POR LA FUNDACIÓN SAHARA OCCIDENTAL, FUE EXPULSADA, EL DÍA DE
AYER, DE LA CIUDAD DE EL AAIUN (SAHARA
OCCIDENTAL OCUPADO).
*Fuente: Fundación Sahara Occidental, 19 de
abril de 2014
El territorio no autónomo del Sahara
Occidental, ocupado militar e ilegalmente por Marruecos, donde viene ejerciendo
un genocidio sistemático del pueblo saharaui, se encuentra cerrado por las
fuerzas de ocupación, habiendo sido expulsados hasta el momento 33 observadores
de distintas nacionalidades (españolas, portuguesa, francesa, inglesa, noruega,
tunecinas, sudanesas del sur y americana).
Tras décadas de ocupación, en las que
Marruecos viola sistemáticamente los derechos del pueblo saharaui y su derecho
a la autodeterminación, en un plan decidido de acabar con la resistencia de la
población saharaui, viene ejerciendo el terror ante la pasividad de la Unión
Europea y la Comunidad Internacional. Es un clamor, por parte de Organizaciones
de Derechos Humanos, Parlamentos Naciones e Internacionales que el mandato de
la Minurso se extienda al control y supervisión de los derechos humanos en el
Sahara Occidental. La campaña que se viene realizando, demandando dicha
ampliación del mandato, está abonada por numerosos actos y manifestaciones
pacíficas en el Sahara Occidental, que están siendo duramente reprimidas cuyos
resultados son una continua violencia de las fuerzas de ocupación contra la
población civil desarmada.
Con el fin de constatar estas violaciones y
poner de manifiesto ante la comunidad internacional la necesidad de esta
ampliación del mandato de la Minurso, fue convocada la II Conferencia
Internacional de Apoyo a la Resistencia de las Mujeres Saharauis en los
Territorios Ocupados, acudiendo al territorio 33 participantes de diversas
nacionalidades.
Por parte de Marruecos se ha producido
durante estos días una verdadera caza y captura de los extranjeros
observadores, con el fin de evitar la presencia de los mismos en el territorio.
Durante toda esta semana hasta hoy mismo
han sido expulsadas sistemáticamente todas aquellas Delegaciones que han
intentado entrar en el Sahara Occidental, abortando sus viajes, tratándolos de
forma humillantes, en algunos casos con interrogatorios y no permitiendo el
libre tránsito en el Sahara Occidental, al que está obligado el régimen marroquí.
Rita Reis, es una de las últimas
observadoras expulsadas. Esta joven portuguesa, con amplia experiencia y
formación en derechos humanos y observación, habiendo participado como
observadora internacional durante todas las sesiones del juicio celebrado en el
Tribunal Militar de Rabat contra el grupo de Gdeim Izik, que viajaba desde
Lisboa a El Aaiun, acreditada por esta Fundación, fue interceptada en el
aeropuerto de El Aaiun. Tras ser interrogada por la policía marroquí que ocupa
el aeropuerto de la capital del Sahara
sobre su filiación política, motivos del viajes, identidad de las personas que
le esperaban en el aeropuerto y no siendo satisfactorias las respuestas dadas,
y tras ser fotografía contra su voluntad, en un claro acto intimidatorio, fue obligada a abandonar el aeropuerto y por
la fuerza, conducida al avión para ser devuelta a Casablanca.
Ante la indefensión que está sufriendo la
población saharaui, las violaciones graves de derechos humanos que comete a
diario el régimen marroquí, la política de Marruecos de cerrar el territorio a
la Comunidad Internacional, contraviniendo los tratados internacionales firmados,
los acuerdos preferenciales suscritos y el derecho internacional que ampara a
la población saharaui y al trabajo de los observadores, esta Fundación insta a
los gobiernos y responsables de la Unión Europea y de los países cuyos
nacionales han sido expulsados a que promuevan acciones concretas para obligar
al reino de Marruecos a poner fin al genocidio del pueblo saharaui que dura ya
4 décadas.
Desde esta Fundación mostramos nuestra
solidaridad con las víctimas de la represión policial marroquí, así como con
las observadoras que de forma desinteresada y altruista, ponen en peligro su
integridad, para ser testigos de una realidad que el régimen marroquí quiere
ocultar.
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