El próximo 30 de abril se estrena por fín
en las salas comerciales en Francia “Los hijos de las nubes, la última colonia”
documental de los españoles Álvaro Longoria y Javier Bardem, cuya presentación
en “avant première” el pasado mes de febrero por la Asociación “Espagnolas en
Paris” había suscitado polémica y numerosas reacciones de la prensa marroquí.
La muy concurrida rueda de prensa, previa a la proyección, puso de relieve que
el ocultado y olvidado conflicto del Sahara Occidental, sigue siendo una llaga
abierta con Marruecos en el tema de la violación de los derechos humanos.
Aunque de costumbre es productor, Álvaro
Longoria ha asumido aquí la realización de la película, y es al mismo tiempo
coguionista junto con Javier Bardem y Lilly Hartley. El célebre actor español
Javier Bardem que ha saltado en estos últimos años a la fama internacional en
Hollywood, es por su parte coproductor y protagonista principal. El documental
relata la investigación y rodaje que llevaron al equipo de la película desde el
Sahara Occidental hasta la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, con
multitud de entrevistas y encuentros en diversos paises, con protagonistas o
testigos de este conflicto que dura desde hace medio siglo, y al que nadie
busca ni encuentra solución.
La voz en off, a cargo de Elena Anaya en la
versión española y de Victoria Abril en la versión francesa, evoca de forma
didáctica con mapas y dibujos animados la historia de este conflicto. Son
tratados así los problemas humanitarios, las violaciones de los derechos humanos,
los malos tratos y torturas de que son víctimas los militantes y la población
en ese territorio del Sahara Occidental, cobardemente abandonado por el
gobierno español y ocupado por el ejército y la población marroquí, desde la
denominada “Marcha verde”.
Estreno en Francia, dos años después
A su paso por París he tenido la ocasión de
conversar con Javier Bardem y Álvaro Longoria, muy contentos ambos de haber
logrado por fín la distribución en Francia. Tarea que no fue facil dadas las
estrechas relaciones que existen entre Francia y Marruecos, y la acción del
poderoso lobby marroquí en este país que ha buscado impedir la difusión de este
documental, por considerarlo “inaceptable”.
“Nuestro objetivo -dice Longoria- no era
hacer un documental militante, sino intentar comprender por qué este conflicto
es ocultado. Es un tema intocable para Marruecos, es imposible ni siquiera
hablar del tema. Francia sostiene a Marruecos, pero tienen que entender que han
obrado mal en la cuestión de los derechos humanos”.
“Estrenar
en Francia era uno de los objetivos al hacer este documental -afirma Bardem-
porque Francia tiene un gran poder de influencia en la ONU, y el gobierno de
París apoyó a Marruecos para que la Mision de la MINURSO no extienda sus
prerrogativas al tema de la violación de derechos humanos”.
Su paso por París en febrero provocó en
todo caso marejada en el mundo político en Francia. Tras la intervención en el
“Grand Journal” de Canal Plus, de Longoria, Bardem y Victoria Abril, un
portavoz del Quai d’Orsay, Ministerio de Asuntos exteriores, Romain Nadal,
invitó a Bardem a discutir sobre el problema. Si del lado marroquí hubo una
oleada de declaraciones hostiles, el mundo de la cultura en Francia es en
cambio muy sensible a los derechos humanos, como lo prueban las declaraciones
del actor francés Pierre Richard, quien ofreció inmediatamente su apoyo al
equipo de la película.
Solidaridad con el pueblo saharaui
La idea de hacer este documental surgió en
2008, cuando Longoria y Bardem asistian a un festival de cine en el Sahara
Occidental. Pensaron entonces en una forma de expresar su solidaridad con el
pueblo saharaui, y de dar a conocer la situación en esos territorios ocupados
por Marruecos. Cuatro años fueron necesarios para realizar entrevistas y
encuentros en diversos países, buscando puntos de vista contradictorios que
permitieran explicar la situación.
El mutismo de las autoridades marroquíes y
el discurso “diplomático” de ciertos personajes públicos, los silencios
culpables captados por la cámara, como la secuencia en que un ministro argelino
evita responder a las preguntas, muestran que se trata de un tabú para algunos
y la posición de los que se niegan a hablar no resulta engrandecida.
No es sin embargo “Hijos de las nubes” una
película militante, como lo pretende la prensa marroquí, ni un documental
estilo Michael Moore, que busca a toda costa demostrar su postulado subjetivo
por todos los medios. Como dicen sus autores, el documental pretende dar la
palabra a todas las partes en conflicto y reclamar que las Naciones Unidas
investiguen los casos de violaciones reiteradas de derechos humanos y la
discriminación de que es víctima el pueblo saharaui. El problema es que el
propio trabajo de investigación documental tropezó con un verdadero telón de
acero.
Desde un punto de vista formal, la cuidada
dirección de fotografía evita tanto el esteticismo excesivo en el rodaje en
esos magníficos paisajes del desierto del Sahara, como una visión miserabilista
de esa población, abandonada a su propia suerte. El guión se construye en torno
a ese viaje iniciático del equipo de la película que busca comprender el por
qué de tanta injusticia. Mediante un esmerado trabajo de montaje se van
superponiendo varios niveles de narración: el problema humanitario, el
conflicto diplomático y la propia experiencia vital del equipo del film, que
conduce a Javier Bardem a un papel de “peticionario” ante las Naciones Unidas.
Un momento de tensión y de emoción ese dificil papel real para un veterano
actor acostumbrado a tantos papeles de composición.
“Fue un momento muy largo, larguisimo -dice
Bardem- yo estaba muy nervioso. Ser peticionario es hacer una petición, en
principio parece fácil, pero ese día había mucha gente en la ONU, mucha
tensión. Sentí una gran responsabilidad. Es un problema que afecta a mucha
gente, yo estaba muy nervioso, y además había que hablar en inglés”.
“Hijos de las nubes, la última colonia” fue
la película ganadora del Goya al mejor documental en 2013. Su paso fue muy
señalado en los festivales de Berlín, San Sebastián y Toronto. En España se
estrenó en mayo del 2012. Casi dos años después llega ahora a las pantallas de
Francia. ¡Ya era hora!
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