jueves, 1 de mayo de 2014

La impunidad no puede ser eterna

Las buenas intenciones no bastan. El Consejo de Seguridad de la ONU decidió prorrogar otro año más las actividades de su misión especial en el Sahara Occidental (Minurso), en busca de una solución política al conflicto basada en el derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación
Las buenas intenciones no bastan. El Consejo de Seguridad de la ONU decidió prorrogar otro año más las actividades de su misión especial en el Sahara Occidental (Minurso), en busca de una solución política al conflicto basada en el derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación.
Sin embargo, el organismo internacional continúa sin otorgarle poderes a la Minurso para supervisar la cuestión de los derechos humanos en ese territorio, tal y como reclama el Frente Polisario, máxima fuerza política saharaui.
Según el representante de ese pueblo en Nueva York, Ahmed Bujari, esta “anomalía” de la Minurso “permite a Marruecos continuar oprimiendo a la población en el territorio ocupado” desde 1975 y “mina la credibilidad de las Naciones Unidas”.
Miles de personas se han visto forzadas a permanecer en campos de refugiados. Foto: Sahara Press
Durante casi cuarenta años el pueblo saharaui ha visto privado de sus más elementales derechos y su total independencia. Miles de personas han muerto y otras miles se han visto forzadas a permanecer en campos de refugiados o separadas de sus familias por un muro minado de más de 2 700 kilómetros.
Tras décadas de enfrentamiento con las fuerzas ocupantes, en 1991 el Frente Polisario declaró un alto al fuego para que se celebrasen elecciones que definieran de una vez y por todas la situación del Sahara Occidental. Pero el anhelado sufragio nunca se realizó y continúa aplazándose en virtud de los intereses monárquicos sobre una de las tierras más ricas de África en petróleo, fosfatos y recursos pesqueros.
La supervisión del respeto a la vida y la dignidad de los hombres también ha sido un histórico reclamo del movimiento independentista saharaui, que cuenta con claras pruebas de las infracciones marroquíes en este sentido.
El propio secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, presentó a inicios de abril un informe en el que abogaba por mantener monitorizada de manera “duradera, independiente e imparcial” la cuestión de los derechos humanos en el Sahara Occidental.
El informe de Ban también incluía advertencias sobre la explotación de los recursos naturales de la zona, otra reclamación habitual del Frente Polisario.
No obstante, la resolución aprobada ahora solo alienta “a las partes a que colaboren con la comunidad internacional para formular y aplicar medidas independientes y creíbles que aseguren el pleno respeto de los derechos humanos”. Es decir, no resuelve nada.
Para Marruecos la resolución fue un éxito rotundo. El embajador marroquí en la ONU, Omar Hilale, aseguró que su país está “muy satisfecho” y agradeció al Consejo de Seguridad su “comprensión” sobre las “implicaciones regionales, políticas y de seguridad” del conflicto, informa la agencia EFE.
Marruecos propone hace tiempo un plan de autonomía relativa para la región y fuentes oficiales han explicado, según la misma agencia, que “cualquier otra opción es literalmente imposible (…) porque nadie va a echar a los marroquíes de una tierra en la que se han hecho tantas inversiones y progresos en los últimos años”.
Pero mientras la monarquía asegura sus dividendos en el jugoso pastel, los saharauis enfrentan torturas, desalojos, encarcelamientos arbitrarios y otras formas de represión que han dejado secuelas irreparables en hombres, mujeres, niños y ancianos.
“Desde el 2005, cuando nuestra población en los territorios ocupados comenzó a manifestarse mediante lo que llamamos la Intifada (método de protesta pacífica), ha habido mucha represión por parte de las autoridades marroquíes. Se están violando los derechos humanos de los civiles saharauis, llegando incluso a someterlos a juicios militares, y la Minurso no puede hacer nada al respecto porque Marruecos no lo permite”, afirmó el embajador de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en Cuba, Malainine Etkana, en una entrevista con Granma a finales del año pasdo.
“Si bien estamos dispuestos a seguir negociando con la mediación de la ONU, los saharauis no descartamos la posibilidad de volver a las armas para que de una vez el Sahara sea libre. No podremos soportar para siempre la intransigencia de Marruecos y que este país siga rechazando la legalidad internacional”, añadió entonces el diplomático.
Ahmed Bujari, por su parte, enfatizó este martes que “el pueblo del Sahara Occidental no se siente intimidado por la intransigencia de Marruecos y permanecerá en su legítima lucha”. Asimismo, ratificó la importancia de que la ONU continúe participando de forma plena hasta que se determine el estatuto jurídico definitivo del territorio, hoy no autónomo bajo ocupación ilegal y sujeto a un proceso de descolonización.

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