jueves, 27 de febrero de 2020

España y el Sáhara Occidental: la responsabilidad histórica y ética no prescribe. Ali Salem Iselmu


Por Ali Salem Iselmu
Todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas siguen exigiendo la descolonización y la autodeterminación del Sáhara Occidental. El Gobierno de España es consciente de la presencia de la República Árabe Saharaui Democrática a nivel internacional.  La RASD es un factor de estabilidad en la región del Magreb, la ONU lo ha constatado mediante su misión desde el año 1991 al igual que Argelia y Mauritania.
Los saharauis son un pueblo conocido por su lucha pacífica y el apego a sus derechos. España mediante sus Gobiernos de sucesión no debe alentar a Marruecos a seguir ocupando de forma ilegal el territorio no autónomo del Sahara Occidental. La responsabilidad histórica y ética no prescribe. El Reino de Marruecos no ha desmantelado el muro que divide el territorio saharaui, tampoco ha retirado su ejército y sigue intentado ejercer una política ciega en la que quiere imponer a la fuerza y por agotamiento su ocupación militar.
La Unión Africana en la que está la República Saharaui y el Reino de Marruecos ha pedido recientemente junto con el Secretario General de las Naciones Unidas el fin del colonialismo en África y en el Sáhara Occidental. La resolución del conflicto saharaui mediante un referéndum de autodeterminación puede ayudar a España en sus relaciones bilaterales con Argelia, Marruecos y con los saharauis. El expansionismo de este país es de sobra conocido, Argelia lo vivió en la guerra de las arenas en 1963 y Mauritania lo sufrió hasta 1969 ante la reclamación permanente de unos supuestos lazos históricos y jurídicos.
El tema de la delimitación de la frontera marítima con las Islas Canarias, el intento de aislar a Ceuta y Melilla, la inmigración y la seguridad son la baza permanente que ha pesado sobre Madrid en sus relaciones con Rabat. Los saharauis y el Frente Polisario son un aliado natural de Europa y España en África. La lengua y la historia han demostrado y siguen demostrando que la República Saharaui goza de gran apoyo en América Latina y otras partes del mundo.
Los partidos políticos en España y en Europa deben tener coraje en la defensa de los valores democráticos. No se puede mirar hacia otro lado cuando vemos la expulsión de abogados y parlamentarios españoles que Marruecos expulsa sin explicaciones de los territorios ocupados del Sahara Occidental, El Aaiun, Dajla y Smara. Contra la falta de libertad se lucha y se protesta y esto desde España debe ser un punto de encuentro con la causa saharaui. 
Si el Gobierno de España piensa que los intereses con Marruecos pasan por claudicar en la no aplicación del derecho internacional y la no descolonización del Sahara, la Unión Africana con países de peso pesado como Argelia, Sudáfrica y Nigeria no lo consentirán. Tarde o temprano España tendrá que asumir su responsabilidad en los Acuerdos Ilegales de Madrid que entregaron un territorio no autónomo contra el dictamen del Tribunal Internacional de La Haya. Y la historia juzgará estos hechos.  
Los saharauis se han defendido desde 1976 hasta 1991 mediante las armas y lo hicieron limpiamente sin cometer atrocidades de guerra, esa posibilidad permanece como opción si no se avanza hacia la autodeterminación. El proceso de resolución por la vía negociadora depende en última instancia del fin de la ocupación ilegal del territorio del Sáhara Occidental.
África y los países anticolonialistas están del lado del pueblo saharaui, al igual que la sociedad civil Europa y muchos partidos políticos. La sentencia del Tribunal Europeo deja de forma clara a quién pertenecen los recursos naturales del Sáhara Occidental y la naturaleza del Sahara Occidental “país distinto y separado de Marruecos”.
Dilatar el conflicto y pensar que los saharauis aceptaran de forma indefinida esta situación es arriesgado y peligroso. Apoyemos una solución democrática que devuelva a España al escenario del que nunca debió de salir, la lucha por el fin del colonialismo y la libertad del pueblo saharaui.
La historia nos juzgará por haber entregado a un pueblo entero a Marruecos, cuando le prometimos que íbamos a respetar su derecho a la autodeterminación.
La historia no prescribe y la Marcha Verde siga viva en la memoria de muchas generaciones. No corregir aquel capítulo es como no reconocer las barbaridades de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias para la humanidad.
Marruecos sabe que su presencia nace de un acto ilegal, llevarlo a la legalidad es nuestra responsabilidad con la historia y con el pueblo del Sáhara Occidental.

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