martes, 30 de noviembre de 2010

Un fuego bajo las cenizas

Por Brahim Cheij Breih

La cruel intervención militar al campamento de la dignidad ha de desenmascarar, lo que ha estado planteado por el Ministro del Interior y sus verdugos, en todo el tiempo que ha estado en el Aaiún obedeciendo a las órdenes del monarca.

Nada de prensa, ni observadores internacionales, que puedan ser más tarde testigos de este crimen proyectado contra un pueblo indefenso. Parece que todo estaba meditado para cometer esta masacre, utilizando la forma más inhumana de violencia sin correr sangre, escogiendo la vía de la horca.

Por este bloqueo informativo y por las pocas noticias confusas que llegaban del lugar, nosotros también hemos cometido el error de mandar a los bomberos donde no había fuego. Empezamos a hablar de centenares de muertos, algo que ha convertido la tortura, el saqueo, las violaciones, en un segundo plano para los que han estado siguiendo los acontecimientos, pero además, también debemos aprender que en algunos momentos no es necesario precipitarse, y la mejor forma de hacer llegar la información es cuando es relevante y conmensurada.

Supongamos que Marruecos y sus aliados, Francia y España, a los que ha visitado su ministro de exterior Tiyeb L., unos días antes del asalto, le recomendaron la necesidad urgente de desmontar el campamento de esta forma, sin el uso de armas, para evitar un mayor interés de intervención de parte de la comunidad internacional para investigar este crimen, algo que puede perjudicar a Marruecos a nivel internacional.

El discurso del monarca, unos días antes del asalto al campamento, como sabemos ha introducido nuevos elementos a su viejo y nuevo discurso. Por primera vez habla de los territorios liberados, incluso en el mismo día de las negociaciones, da la orden del asalto al campamento, parece que tenía una hoja de ruta, basada en los cuatros nuevos elementos de su discurso, eliminar el campamento, para excitar al POLISARIO abandonar las negociaciones, y en segundo lugar provocar una reacción de desobediencia por parte de nuestro ejército, para poder contar con el argumento de que somos nosotros los que hemos abandonado el cese del fuego, y será un pretexto suyo para hacer una invasión militar desprevenida a los territorios liberados. Pero con la valiente reacción de nuestro pueblo en la Aaiún, y también con la otra elección de parte de nuestro pueblo, donde una vez más ha demostrado que somos nosotros mismos los que manejamos nuestra agenda política y militar a la hora de la toma de decisiones, y no en base de sus provocaciones. Con estos hechos, el monarca y su régimen perdieron totalmente los papeles, y aún más con la condena internacional sin precedencia encabezada por la resolución de la UE.

A nivel internacional, Marruecos ha invertido una cifra importante de dinero con el fin de hacer creer sus mentiras basadas en la injuria y la crispación contra Argelia y el POLISARIO, como fracasó hace dos meses en planificar su contraataque a la Intifada, enviando al traidor Muostafa, ex dirigente saharaui a los campamentos a organizar actividades pro marroquíes, como se ha fracasado también en hacer creer que los defensores y activistas de derechos humanos simpatizantes del POLISARIO son pocos, pero el propio campamento les ha demostrado que los más de 20 mil personas también son Aminatu, Ali Salem y Mohamed Dadah Ext., al final parece que el sol del desierto ha iluminado sobre la verdad que siempre ha pretendido ocultar este régimen. Este campamento hoy en día ha dejado totalmente descartada la propuesta de autonomía que propone Marruecos a los saharauis, y que solo la independencia es la garantía de la libertad y el desarrollo de nuestro pueblo.

No hay duda, de que a partir del campamento de la dignidad, hay un antes y un después en nuestra lucha, pero también creo que es el momento de que cada uno de nosotros haga su análisis a los acontecimientos. La famosa huelga de hambre de la activista saharaui Aminatu Haidar y las reivindicaciones del campamento de la dignidad, no dejan de ser unos hechos consumados que pueden alimentar esta resistencia, pero mientras no hay una fuerza militar y un arsenal saharaui capaz de intervenir cuando es necesario y que Marruecos lo tiene en cuenta, jamás habrá una garantía de este referéndum, al que hemos optado por el cambio de la consigna “con el fusil arrebataremos nuestra libertad”, algo con el tiempo que nos ha costado muy caro, abandonar la idea principal, por los que hemos abandonado las armas, a llegar al límite de sentar en las negociaciones sólo para que se acepte nuestra propuesta, después de que hemos aceptado incluso una propuesta suicida que era el Plan Baker, ahora parece que ni plan Baker ni el referéndum son aceptables por Marruecos.

Hoy en día es incuestionable ir a las negociaciones sin contar con un ejército preparado entrenado, listo de operar en cualquier momento necesario, por más razones y argumentos legales que podamos tener a la hora de las negociaciones, porque se ha demostrado que la razón sola no basta, en este juego político.

Con este ritmo con el que vamos parece que el tiempo nos sobra, y poco a poco nos olvidamos de que los años, van pasando, como pasó sin darnos cuenta el último congreso realizado en Tifariti. De aquí a un año llegará la fecha del próximo congreso donde debemos decidir de una vez todo. Será el verdadero momento y la herramienta para decidir si estamos conformes con la labor y la situación en general.

Parece que hemos quedado con la sensación de la impotencia y la debilidad en reacción en muchas ocasiones, y además, a medida que vamos conociendo los resultados de las negociaciones, nos damos cuenta de que parece que estamos buscando la esquina de la casa redonda, en otras palabras, lo imposible, porque con este régimen sólo vale una cosa. Con el fusil arrebataremos nuestra libertad.

Atentamente:
Un ciudadano Saharaui

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