Las sorprendentes coincidencias entre el
torturador anónimo que describe Eduardo Galeano, y el traidor conocido
“Tienen el mismo nombre, el mismo
apellido. Ocupan la misma cama y calzan los mismos zapatos. Duermen en la misma
almohada, junto a la misma mujer. Cada mañana, el espejo le devuelve la misma
cara. Pero él y él no son la misma persona:
- Y
yo ¿Qué tengo que ver? Dice él hablando de él, mientras encoge los hombros
- Yo
cumplo órdenes---Dice o dice
- Para
eso me pagan
O dice:
- Si
no lo hago yo, lo hace otro
Que es como decir:
- Yo
soy otro
Ante el odio de la víctima, el verdugo
siente estupor, y hasta una cierta sensación de injusticia: al fin y al cabo,
él es un funcionario, un simple funcionario que cumple su horario y su tarea.
Terminada la agotadora tarea de trabajo, el torturador se lava las manos.
Ahmadou Gherab, que peleó por la
independencia de Argelia, me lo contó. Ahmadou fue torturado por un oficial
francés durante varios meses. Y cada día, a las seis en punto de la tarde, el
torturador se secaba el sudor de la frente, desenchufaba la picana eléctrica y
guardaba los demás utensilios de trabajo. Entonces se sentaba junto al
torturado y le hablaba de sus problemas familiares y del ascenso que no llega y
lo cara que está la vida. El torturador hablaba de su mujer insufrible y del
hijo recién nacido, que no lo había dejado pegar un ojo en toda la noche,
hablaba contra Orán, esta ciudad de mierda, y contra el hijo de puta del
coronel que------------------------------
Ahmadou, ensangrentado, temblando de
dolor, ardiendo de fiebre, no decía nada”
Sr. Masip:
“Traidor es aquel que quebranta la
lealtad o fidelidad que debería guardar hacía sus principios, o hacía los
derechos de los demás”
Usted, con su voto afirmativo en el
Parlamento Europeo, avalando y favoreciendo la ratificación del acuerdo
pesquero UE-Marruecos, que no excluye las aguas territoriales que pertenecen al
Pueblo Saharaui, no solo ha traicionado los supuestos principios de los que
venía haciendo gala durante muchos años en diferentes foros, relativos a su
lealtad y fidelidad inquebrantables
hacia los derechos que asisten al Pueblo Saharaui, sino que además ha
sido cómplice y comparsa en la vulneración de los citados derechos.
Usted, dirá, como el torturador:
-“¿Y yo qué tengo que ver? Mientras se
encoge de hombros”
Tiene mucho que ver, porque de los “otros”,
de aquellos que no tienen ni tuvieron nunca principios, era esperable. Su
posición tiene mucho que ver en este
asunto por lo que significa de palpable traición y, de desagradable sorpresa,
el cambio de un supuesto amigo del Pueblo Saharaui y del Movimiento de
Solidaridad con su justa causa, del que no sin cierto orgullo y vanagloria,
decía sentirse impulsor y parte del mismo. Eso sí, buscando casi siempre como
objetivo la autocomplacencia y el aplauso fácil, arte en el que usted es un
experto y reconocido maestro.
Por tanto, no sirve encogerse de hombros a
la espera de que su mala conciencia le permita buscar un argumento exculpatorio
que parezca convincente para quien esté dispuesto a escucharle y creerle.
Pudiera servirle, el de quien pilla a su mujer o marido con el o la amante, y
dice: “Cariño esto que estás viendo no es lo que parece”.
-“Yo cumplo órdenes”
Efectivamente, el traidor al igual que el
torturador, siempre cumple órdenes: de los jefes de su partido, de los lobbies,
de las empresas, de intereses bastardos que violan los derechos de otros más
débiles.
-“Para eso me pagan”
Usted, en un acto organizado en Asturias
por la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui y la Delegación Saharaui, en el
coloquio que precedió a la charla en la que
había participado como invitado y ponente, una persona del público
asistente le preguntó si pensaba que el Parlamento Europeo ratificaría el
acuerdo de pesca UE-Marruecos, a lo que respondió, ante el asombro de todos los
presentes, que a pesar del esfuerzo personal que pensaba realizar ante aquellos
compañeros eurodiputados sobre los que pudiera tener cierta confianza e
influencia, en el sentido de solicitarles el voto negativo a la ratificación
del citado acuerdo si en el mismo se contemplaba la inclusión de las aguas
territoriales del Pueblo Saharaui, temía, que sería ratificado de todas formas,
debido a la “generosidad” con que actuaban los funcionarios del Gobierno de
Marruecos que solían visitar asiduamente los despachos de los grupos
parlamentarios de todo el espectro político de la cámara obteniendo casi
siempre excelentes resultados de esa “generosidad” cuando se trataba de la
defensa de los intereses que afectaban directamente al Reino de Marruecos,
incluso aunque la aceptación de esa “generosidad” supusiera una flagrante y
repugnante violación del Derecho Internacional de los DD.HH. y un acto de
piratería, como en el caso que nos ocupa.
Usted ha realizado estas manifestaciones
públicamente, por lo que cada cual puede sacar sus propias conclusiones a la
vista del resultado de la votación nominal de ratificación del acuerdo pesquero
UE-Marruecos.
-“Si no lo hago yo lo hace otro”
Claro, usted a sabiendas de que lo haría la
mayoría del rebaño optó por sumarse al mismo. Tratará de explicarse,
explicarnos y convencernos de la patraña de la obediencia debida, la disciplina
de voto, los intereses de un puñado de armadores españoles que se van a
beneficiar del botín expoliado al Pueblo Saharaui….. De que de todas formas los
refugiados saharauis seguro que recibirán de las Agencias Humanitarias
Internacionales, como compensación, una parte de ese botín transformado en
caritativas latas de conserva, y la población saharaui en los territorios
ocupados tendrá la suerte de que la violación de los DD.HH. por parte del
régimen marroquí será realizada de una forma más humana y menos visible, quizás
con los sutiles métodos utilizados por el torturador que nos describe Eduardo
Galeano. Mientras tanto, usted, y los otros 304 eurodiputados, ¡menudos
compañeros de viaje!, mirarán para otro lado con la satisfacción del deber
cumplido pero con la segura duda acerca de si los ciudadanos hartos de esa
casta de políticos volverán a darles la confianza en la futura reelección, cuando eso ocurra,
recuerden que ya va a ser demasiado tarde para recuperar la confianza de los amigos y que el régimen marroquí suele
abandonar a su suerte a los traidores, cuando ya no son útiles a sus intereses.
Si aún no la ha leído, le recomiendo que lea la obra de García Márquez “El
Coronel no tiene quien le escriba”, porque está dedicada a todos ustedes.
Alberto Suárez Montiel (Asturias)
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Y así justifica el eurodiputado Antonio
Masip su voto a favor del acuerdo de pesca:
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