Entrevista a Hassana Aalia, conocido
activista saharaui, que está en riesgo de ser expulsado de España tras ser
detenido hace unos días en un tren camino a Bilbao. Será extraditado a
Marruecos para cumplir una cadena perpetua a la que fue condenado por un
tribunal militar, que organizaciones como Amnistía Internacional y HRW,
consideran un juicio fraudulento.
Viajaba en el tren, camino del País Vasco y
me pararon dos policías de paisano y me pidieron la documentación. Les enseñé
los papeles de la Audiencia Nacional, junto con la orden de salida obligatoria
del país paralizada. Me dijeron que estaba detenido por situación irregular, y
de ahí fuimos a comisaría. Aunque les mostré lo que me pidieron, me dijeron que
no reconocían el auto de la Audiencia Nacional".
Cuesta trabajo acercarse a Hassana Aalia
(El aaiun, 1988). Tras terminar su charla en la sala Kutxa de Donostia, un
grupo de vecinos y saharauis de todas las edades se acerca a su alrededor, a
desearle buena salud, hacerse una foto con él, o simplemente saludarle.
Hace ahora 40 años, el Frente Polisario,
reunido en la región de Ain Bentili, declaraba el 12 de octubre como la fiesta
de la Unidad Nacional, y dentro de ese marco, se ha celebrado una charla sobre
la situación médica en los campamentos de refugiados de Tindouf y la situación
actual en el territorio no autónomo controlado por Marruecos.
Sereno y sin perder la sonrisa, el joven
activista explica cómo fue la detención del pasado martes, su situación actual
o cómo ve el futuro del Sahara Occidental.
¿Cómo fue la detención en Burgos el
pasado martes?
Viajaba en el tren, camino del País Vasco y
me pararon dos policías de paisano y me pidieron la documentación. Les enseñé
los papeles de la Audiencia Nacional, junto con la orden de salida obligatoria del
país paralizada. Me dijeron que estaba detenido por situación irregular, y de
ahí fuimos a comisaría. Aunque les mostré lo que me pidieron, me dijeron que no
reconocían el auto de la Audiencia Nacional, lo que me extrañó, porque es una
organización superior. Cuando llegó el abogado de oficio, me abrieron un
expediente sancionador.
No me esperaba algo así, por que la policía
me ha parado en otras ocasiones y no he tenido problemas. Pienso que no ha sido
legal, porque deberían reconocer la validez de los papeles de la Audiencia
Nacional.
¿Y cuál es tu situación ahora?
Pues la verdad es que no sé en qué
situación estoy, porque teniendo el recurso que planteamos reconocido y la
expulsión paralizada en la Audiencia, que me abran ahora sin fundamento este expediente
sancionador que puede terminar en una expulsión, desconozco en qué situación me
deja.
Al día siguiente de la detención, junto con
mi abogado Javier Canivell, presentamos un recurso, dentro de las 48 horas en
las que podía hacerlo, y ahora estamos esperando. No sabemos cuánto tiempo van
a tardar. Mi abogado también ha informado a la Audiencia Nacional y todavía
estamos a la espera.
Hasta ahora has tenido numerosos apoyos
como el Parlamento Gallego, el parlamento Vasco, ayuntamientos como el de Bilbao,
que se han posicionado frente a la expulsión. ¿Crees que estos apoyos pueden
ayudarte de alguna manera?
La verdad es que estoy recibiendo muchos
apoyos en toda España, a nivel individual e institucional. Los parlamentos
Vasco y el Gallego han pedido la revocación y mi derecho al asilo. Este tipo de
apoyos me dar fuerzas para seguir y para pedir algo que consideramos legítimo y
dentro de la ley.
¿Qué es lo que te ocurriría si se
tramita finalmente tu expulsión?
Si finalmente me expulsan, en Marruecos me
espera una cadena perpetua, con todo lo que eso conlleva para alguien de mi
situación, además de malos tratos o torturas, como han sufrido los compañeros
que fueron juzgados conmigo.
Espero no llegar a esta situación. Además,
estoy condenado a cadena perpetua pero juzgado en dos ocasiones por el mismo
hecho de manera irregular. El juicio tuvo condenas de organizaciones
internacionales de Derechos humanos, como Amnistía Internacional, por falta de
garantías. Incluso también de organizaciones de derechos humanos marroquíes.
Estamos hablando de un juicio ilegal, una farsa sin garantías.
¿Cuál es la situación actual de los
presos condenados por aquella protesta?
Los presos están sufriendo maltrato dentro
de las cárceles marroquíes. Mis compañeros de Gdem Izik fueron condenados por
un tribunal militar. Y continúan sufriendo: hace ahora dos semanas, la policía
entró a golpearles dentro de las celdas. También les niegan asistencia médica,
como en el caso de Hassana Luali, que por negarle esta asistencia, murió en
octubre del año pasado, dentro de la cárcel de Dahkla. En un futuro abrirán
campañas de huelgas de hambre para luchar por sus derechos.
Cuando me detuvieron en Burgos, no me
ocurrió nada, pero recordé todas las torturas que sufrí en las comisarías
marroquíes. Para mí fue algo muy duro.
¿Cuál es la situación actual en los
territorios controlados por marruecos?
La situación es cada vez más crítica. Las
fuerzas marroquíes siguen reprimiendo cualquier manifestación pacífica
saharaui. Los saharauis que allí viven ya están cansado de tanta tortura y
tanto maltrato, o del silencio de la ONU y de la comunidad internacional. La
gente ya no quiere esperar más. Este año se cumplen 40 años desde que España
abandonara el Sahara Occidental, y el gobierno de Marruecos sigue robando
nuestros recursos naturales, siguen encarcelando a la gente…
¿Que supuso una revuelta tan popular y
multitudinaria como Gdeim Izik para los saharauis que viven en la zona
controlada por Marruecos?
Fue algo increíble, algo que no podíamos ni
imaginar. Fue el inicio de la Primavera Árabe, como ha señalado Noam Chomsky.
Los saharauis fuimos libres por primera vez en nuestro propio país, viviendo
libres bajo nuestras “haimas”, algo tan importante dentro de nuestra cultura.
Libres en nuestro propio territorio. Fue un tipo de protesta nueva, grande,
multitudinaria. Nos ayudó a aprender a organizarnos.
Aminatu Haidar, entre otras activistas
saharauis, lleva tiempo advirtiendo de que la situación puede estallar en
cualquier momento, que los jóvenes están cansados, y que si la actitud de
Marruecos o de la comunidad internacional no cambia, se puede tornar más
violento. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Comparto esa opinión, ella está escuchando
a los jóvenes en los territorios ocupados. No paran de hacer preguntas: “¿Hasta
cuándo vamos a estar así?”, “¿Cuánto tiempo más hay que esperar?”. Muchos
jóvenes en ambos lados están llamando a la vuelta a las armas, presionando al
Frente Polisario, y quieren buscar otra salida, porque mediante la lucha
pacífica no hemos conseguido nada.
En diciembre, el Frente Polisario
celebrará un congreso, donde revisarán sus actuales políticas. ¿Crees que este
tipo de cosas pueden forzar a algún cambio en las vías que se han usado hasta
ahora?
No lo sé, pero lo que he estado leyendo
estos días, es que hay dirigentes del Polisario que están llamando a volver a
las armas. Esperemos que no lleguemos a este punto, porque los únicos que se
benefician de las guerras, son las empresas que fabrican las armas. Esperemos
que la ONU comience a organizar el referéndum de una vez.
¿Crees que puede llegar a haber otra
revuelta tan popular como la de Gdeim Izik?
Pienso que después del congreso habrá más
protestas en los territorios ocupados, quizás nuevas manera de protesta, para
que nuestros derechos sean reconocidos.
¿Qué opinión te merece la reacción de
Marruecos frente a Suecia, prohibiendo la apertura de un IKEA en Casablanca,
por la disposición sueca a reconocer a la RASD en su parlamento en un futuro?
Marruecos está mostrando su verdadera cara
ante la comunidad internacional ¿Qué tiene que ver IKEA con lo que vaya a
decidir el parlamento sueco? Marruecos ha mandado a un grupo de presión
político que si siquiera ha sido recibido por el gobierno sueco. Lo que vayan a
hacer, lo han de decidir los partidos suecos, y estamos hablando de un país
democrático.
Marruecos ha comenzado una campaña de
presión ilegal, cerrando empresas que nada tienen que ver con un gobierno
elegido. Está claro que si Suecia llega a reconocer a la RASD, sería un antes y
un después. Sería el primer país europeo en hacerlo, y el gobierno marroquí
sabe lo que esto puede significar.
Ahora se habla de acoger a los
refugiados sirios que huyen de la guerra en su país, pero a ti te niegan el
reconocimiento a ser refugiado político.
Venden una imagen que no es la realidad:
todos los países europeos hablan de la acogida, pero en mi caso o en el de
muchos otros, la niegan. Estamos hablando de refugiados que llegan a Europa,
pero hay otros miles que viven en campamentos, que esperan en las fronteras,
que están sufriendo. Estamos muy cerca de las vallas de Melilla, viendo
personas que vienen huyendo de Mali, Ghana, Siria o de otros países. Para
solucionar el problema de los refugiados hay que ir a la raíz. Muchas guerras
están provocadas por los intereses de los países europeos o de los Estados
Unidos.
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