viernes, 18 de noviembre de 2016

Sin faltar, por favor… de Salamu Hamudi

España acusa al Presidente saharaui Brahim Gali de genocida. Sí, sí, como lo oyen. Ahora resulta que todos los saharauis estamos gobernados por un genocida. El Polisario lo dirige un criminal. Nosotros, los saharauis, creaturas sin dos dedos de frente; y que nos chupamos el dedo, hemos votado democráticamente a un torturador.
Pero, señores del jurado, reconozcámoslo, España, cree que los habitantes del Sahara somos una banda de teletubbies con tendencia a la amabilidad, a la ternura y a la solidaridad. Y con razón. Nos manifestamos al grito de “Mohamed capullo, el Sahara no es tuyo”, en lugar de usar otros malsonantes con más garras; nos sonreímos al hablar; vestimos de manera colorida; que amamos las estrellitas del desierto; que no sentimos sed; que somos sinónimo de paciencia; y que nos emborracha el té verde que releja y mata cualquier tesón.
Admitámoslo, España piensa que no tenemos memoria; que no respiramos sin su cooperación; que nos merecemos migajas, y con un canto en los dientes hemos de andar. España en vez de remendar su vergonzoso pasado con el pueblo saharaui, va y golpe donde más nos duele; y de nuevo esta vez la (re) traición va acompañada del omnipresente olor a bilis marroquí. Y nosotros por aguantar con moral y endereza, se nos busca de nuevo las cosquillas, y se nos recuerda que un 14 de noviembre, pero 41 años después, España saca pecho y acusa en voz alta a nuestro Presidente ni más ni mes que de genocida; aprovechando su presencia en la EUCOCO, el mayor cónclave de solidaridad a nivel europeo que arranca en breve en la Ciudad Condal.
Señores del jurado, aunque toda esta pantomima será a buen seguro agua de borrajas, permítanme decirles que las cosas no van por ahí; que chapotear en las cloacas del Majzén es flaco favor a la justicia universal; y no confundir víctima con verdugo. No hagamos desempolvar la retahíla de causas judiciales que cientos de familias saharauis acongojados se resisten recurrir; a saber: las víctimas de Zemla; Sid Brahim Basiri; Gdeim Izik; el exilio; la descolonización; la promesa incumplida de Felipe González; el Borbón…
Y nosotros los saharauis, no pensáis que después de esa farsa, no debemos replantearnos ya ciertas cuestiones, y salirnos un poco del guión y los buenos modales. Sin hacer daño. No comparten conmigo que ya es hora de subir los decibelios; llamar las cosas por su nombre. Mirar por el espejo retrovisor y rememorar que tenemos historia; que no dependemos de nadie; que a pesar de todo somos los que debemos marcar nuestro terreno en la historia. Y demostrarle al mundo, a Marruecos y a España que tenemos coraje y que la paciencia tiene límite. Y que España, con su PP, su PSOE, su Casa Real, su Audiencia Nacional… deben asumir su histórica responsabilidad; eso sí, sin faltar, por favor…
Salamu Hamudi, periodista saharaui

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