Rabat, 13 de mayo de 2014 (EFE).- La
tortura y los malos tratos son "una realidad en la práctica" en las
comisarías y centros de detención de Marruecos y el Sáhara Occidental y por lo
general quedan impunes, denunció hoy en Rabat Amnistía Internacional al
presentar el informe mundial sobre la tortura.
Marruecos ha sido -con México, Nigeria,
Filipinas y Uzbekistán- uno de los países elegidos en este informe de 2014 para
tratar en profundidad la práctica de tortura, y los responsables de AI lo
justificaron porque el país magrebí, inmerso en una política de reformas,
"tiene una ocasión sin precedentes para acabar con este fenómeno".
La tortura es practicada en toda clase de
centros de detención policial (y no tanto en las cárceles), principalmente para
arrancar confesiones que luego son utilizadas como prueba judicial, y las
denuncias casi nunca tienen seguimiento judicial, lo que crea "condiciones
propicias" para que la tortura siga existiendo, señala el texto.
Entre las modalidades de tortura más
utilizadas se citan los golpes, la suspensión del detenido por sus muñecas, la
introducción de su cabeza en el urinario, la violación con botellas u otros
objetos y los largos periodos de aislamiento.
Amnistía ha denunciado casos concretos de
tortura por canales oficiales, pero "raros son los casos en los que se han
ordenado exámenes médicos o informes; en consecuencia, la impunidad sigue bien
enraizada y los autores de estos actos continúan escapando a la Justicia",
reza el informe en la parte dedicada a Marruecos.
La organización critica la Ley
Antiterrorista aprobada en 2003 por permitir una detención preventiva de doce
días, seis de ellos sin derecho del sospechoso a ver a su abogado, lo que ha
multiplicado desde entonces las denuncias por torturas, y también recuerda que
en este periodo se han reportado casos de detenciones en centros secretos.
La Ley Antiterrorista ha permitido, por
ejemplo, que el belga Ali Aarrás (originario de Melilla) sufriera torturas en
un centro secreto de un servicio de espionaje, y aunque Aarrás las ha
denunciado en varias ocasiones, sólo logró una investigación médica ordenada
oficialmente, que según AI estaba "lejos de adecuarse a las normas
internacionales".
El informe cita también expresamente los
casos de seis saharauis independentistas detenidos por manifestarse en las
calles de El Aaiún en varios momentos de mayo de 2013 y posteriormente torturados;
aunque sus familiares lo denunciaron, ello no dio lugar a ninguna
investigación.
En sus conclusiones, AI recomienda a
Marruecos respetar las convenciones internacionales y sus propias leyes (que
prohíben expresamente la tortura), poniendo fin a la detención secreta,
garantizando la asistencia de un abogado desde el primer momento de la
detención, investigando las denuncias por tortura y concediendo indemnizaciones
si esta queda probada.
Los responsables de AI-Marruecos
insistieron en que Marruecos tiene "la posibilidad" y "los
argumentos" para terminar con la tortura y convertirse, si así lo hace, en
un ejemplo para los demás países de la región. El gobierno marroquí no ha
comentado oficialmente el informe de AI, pero su ministro de Comunicación, Mustafa
al Jalfi, ha dicho al diario Ajbar al Yawm que "comparar Marruecos con
Nigeria y Uzbekistán es inaceptable" y ha asegurado además que el
ministerio de Justicia sí abre investigaciones cuando hay denuncias de tortura.
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