El PSOE, partido que inició su abandono de
la causa saharaui con el Gobierno de Felipe González para hacerlo
definitivamente en la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, ha aparecido
en julio pidiendo al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que se
involucre para “desatascar” el conflicto del Sáhara Occidental y más atención
de la comunidad internacional en la búsqueda de una solución.
Lo que podría parecer un cambio de postura
del PSOE con las declaraciones de dos dirigentes socialista es una medida
adoptada por la Internacional Socialista (IS) tras un informe elaborado por una
misión que visitó Marruecos, el Sáhara Occidental y los campamentos de
refugiados saharauis en Tinduf (Argelia) en mayo pasado, presidida por el
socialista español Juan Antonio Yáñez Barnuevo, exsecretario de Estado de
Asuntos Exteriores e Iberoamericanos y exembajador ante la ONU.
Yáñez-Barnuevo dijo que los aniversarios
vinculados al conflicto del Sáhara Occidental, como los 40 años de la “Marcha
Verde” que se cumplen a final de año, crearan un periodo muy delicado que
podría llegar a “un deterioro de la situación”, a la vez que existe el riesgo de que pueda calentarse más la zona
dada la compleja situación de seguridad que se vive en la región.
También habló Carme Chacón, exministra de
Defensa, secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE y presidenta del
Comité Mediterráneo de la IS, para resaltar el momento “especialmente difícil
en las dos riberas del Mediterráneo” y que los meses venideros no van a ser
fáciles, señalando la necesidad de “encontrar una solución justa y duradera que
llevamos tanto tiempo buscando”.
A raíz de la declaración de la
Internacional Socialista la pregunta es si variará la postura de un partido que
abandonó la causa saharaui, que tantos simpatizantes tiene en España, o
simplemente se ha tratado de una ocasión para hacer un “lavado” de imagen del
PSOE, ausente en los movimientos de apoyo a los saharauis y en la denuncia de
los atropellos a los derechos humanos en el Sáhara Occidental por parte de las
autoridades marroquíes.
Ha sido un largo retroceso el del partido
socialista desde aquel 15 de noviembre de 1976 cuando Felipe González dijo en
los campamentos de refugiados de Tinduf
(Argelia) que los saharauis habían recibido muchas promesas nunca
cumplidas pero que él se comprometía con la Historia a estar con ellos hasta la victoria final, para llegar a
Rodríguez Zapatero, partidario declarado de las tesis marroquíes y, ahora,
asiduo a los eventos propagandísticos del Majzen.
Todo ello sin olvidar la prohibición de la
presidenta de Andalucía, Susana Díaz, para que Diego Valderas (IU) viajara como
vicepresidente de la Junta a los campamentos de refugiados en Tinduf, que no al
Sáhara Occidental ocupado, con el argumento de que no se podía “desairar” a
Marruecos, visita que sí hicieron el lehendakari Juan José Ibarretxe (PNV), en
2002, el presidente de Murcia Ramón Luis Valcárcel (PP), en 2010 y el
vicepresidente de la Xunta de
Galicia, Alfonso Rueda Valenzuela (PP),
en 2014.
En este mes de julio pasado la situación de
los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental, así como en Marruecos, fue
criticada por el Departamento de Estado americano, que señaló "el uso
excesivo de la fuerza por la policía", el "recurso a la tortura",
las "exacciones" y otros ataques a la integridad de las personas.
En la misma línea, la Red Euromediterránea
de Derechos Humanos pidió a Marruecos que finalice la obstrucción a la acción
de la sociedad civil marroquí y los defensores de los derechos humanos y
que garantice la libertad de asociación,
restricción que es más fuerte en el Sáhara Occidental".
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