Mantened la calma. Necesitamos preservar
nuestra energía en momentos como estos.
Hemos suspendido la huelga pero no el
combate, que no es el nuestro, sino el de todos. No sólamente de los saharauis
sino de todo el mundo, e incluso de los marroquís. Es por una causa de justicia
y libertad, de dignidad.
Una causa justa necesita abogados
competentes.
Acabo de reunirme con abogados amigos: el
Señor Boukhaed y el Señor Bazaid.
Ellos están convencidos de que los
procedimientos jurídicos en un estado de ocupación sirven únicamente para ganar
tiempo.
Jurídicamente, según el derecho común, el
procedimiento de la casación no puede sobrepasar un año de duración, pero para
los presos de Gdeim Izik se solicitó hace tres años.
La respuesta de Sabar, del Consejo Nacional
de Derechos Humanos marroquí ha sido: La cuestión es pura y simplemente política.
Los abogados hacen su papel pero yo les
explico que nosotros hacemos el nuestro, que es conseguir que no se permita
actuar al ocupante en ese vacío.
Debemos todos: presos, militantes del
territorio ocupado, militantes saharauis en el exilio (principalmente en
Europa), nuestros amigos en el mundo; todos juntos debemos aprovechar el
momento para hacer más presión sobre el ocupante pero también sobre sus
cómplices: los dos gobiernos imperialistas y neocolonialistas de Francia y
España.
Los abogados europeos que fueron expulsados
de Marruecos ayer son nuestros abogados, son embajadores de sus pueblos, pero
también sus representantes legítimos como nosotros somos hoy representantes de
nuestro pueblo.
El combate por los grandes valores es el
combate de todos pero también el deber de todos. Y los primeros obligados
moralmente son los pueblos de países democráticos, aunque la palabra Democracia
se haya convertido casi en una palabrota, con perdón de la expresión.
El mundo globalizado se ha convertido en un
teatro de no derecho, de injusticia. Pero la cuestión que todos debemos
plantearnos es de quien es la responsabilidad.
Hoy nosotros somos iguales que las decenas
de presos políticos saharauis. Pienso principalmemte en Yahia Mohamed Elhafed,
Daoudi Mbarek, Labsir Salah (que se encuentra en una mazmorra en la prisión de
Ait Malol porque pidió ser aisalado de los presos comunes). Pienso en todos los
demás presos saharauis en las cárceles del ocupante. Pero también en los presos
políticos en Marruecos; en Palestina, donde la ocupación israelí tiene la misma
naturaleza que la ocupación marroquí en el Sahara Occidental; y en todo el
mundo.
Es por todo ello que queremos aprovechar
esta suspensiòn de la huelga para decir alto y fuerte que no habrá suspensión
de la lucha por la libertad de nuestro pueblo, de todos los pueblos.
No habrá suspensión del combate por la
dignidad de todos los seres humanos en este mundo injusto.
Que todo el mundo debe de asumir sus
responsabilidades y, en lo que concierne a nosotros, ha de hacerlo la ONU y en
concreto, los miembros del Consejo de Seguridad.
Somos presos civiles de un territorio no
autónomo.
Ninguno de los cinco países miembros del
Consejo de Seguridad reconoce a Marruecos la soberanía sobre el Sahara
Occidental.
El Frente Polisario, nuestro único
representante, es un movimiento de liberación nacional y se ha adherido a las
cuatro convenciones de Ginebra.
Marruecos también se ha adherido a esas
convenciones.
La MINURSO, misión de la ONU, tenía como
objetivo principal velar para la celebración del referéndum de
autodeterminación, que es la base sobre la que todos los países colonizados
consiguieron su independencia y la libertad de sus pueblos.
Nuestro territorio es la última colonia de
África.
La cuarta comisión de la ONU examina todos
los años la situación.
El secretario general de la ONU, el Señor
Ban Ki Moon tuvo, en Argelia y en los territorios liberados de la República
Saharaui, el valor de decir la verdad, la que otros no dicen oficialmente.
La paz y la seguridad en la región del
Magreb debe de pasar, por fuerza y teniendo una visión realista e incluso
pragmática, donde todo el mundo encuentra su sitio, incluso las viejas
potencias coloniales; por una regulación de la cuestión saharaui, y una
solución que garantice nuestro derecho inalienable a la autodeterminación y la
independencia.
Condenados con penas desde 20 años hasta
cadena perpetua, nosotros somos inflexibles en cuanto al objetivo de nuestro
pueblo, la liberación total de nuestra tierra. No esperamos nada de los que
contribuyen a su humillación.
Nuestro pueblo es ejemplar.
Nuestra organización es única en cuanto a
la legitimidad de los medios utilizados para el combate nacional.
Que la presión no cese hasta la libertad
total.
Gracias infinitamente.
Naama “Asfari”, apellido impuesto por la administración
de ocupacón
Prisiòn de Salé, Rabat, Marruecos.
08-04-2016
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